Los amigos de los viejos
Un periodista de 66 a?os que fue famoso y hoy est¨¢ reducido a su decadencia y compasivamente dedicado por sus compa?eros a una seccioncilla menor de su peri¨®dico, encuentra una joven de treintaitantos con cuerpo de profesora de gimnasia y talento de profesora de arte y, tras vicisitudes, se enamoran y comienzan su vida juntos. No s¨¦ si estas situaciones se pueden dar en la vida real, pero indudablemente son un est¨ªmulo. Hasta hace poco, el teatro y el cine lloraban sobre el anciano como en Do?a Francisquita o se mor¨ªan de risa del viejo enamoradizo como en La Verbena de la Paloma.Esta pel¨ªcula, Finnegan empieza otra vez, corona en TV- 1 un brillante mi¨¦rcoles dedicado a los placeres de la ancianidad. Un director del Ministerio de Asuntos Sociales contest¨® a la humillante pregunta del programa Qu¨¦ hacemos con los viejos explicando que su futuro puede ser glorioso aunque tengamos ya cinco millones en Espa?a, que ser¨¢n 10 el a?o 2000, y de ellos 900.000 de m¨¢s de 80 a?os, que ser¨¢n un par de millones. Se trata de buscarles otras actividades y quiz¨¢ graduando las jubilaciones de forma que sean m¨¢s extensas que ahora seg¨²n profesiones y calidades individuales. Habr¨¢ que examinarse de viejo: si se es un viejo listo, astuto y m¨¢s bien reciclado se salvar¨¢ uno del asilo. Por lo menos en el a?o 2000 ser¨¢ cuando ellos hayan llegado a esa senectud que preparan como dorada. Aunque los asilos de los dem¨¢s ser¨¢n un poco peores que ahora. Por lo menos seg¨²n las leyes de la entrop¨ªa.
Todo vino a terminar con Las chicas de oro, que jam¨¢s se jubilan de amor y sexo y que vinieron a disputarse a un playboy que era una especie de latin lover de la cepa cubana, tan acreditada en Miami. Eso s¨ª, TV-1 rodea este espacio de los mi¨¦rcoles con cabeceras jocosas y con fondo de carcajadas. Para que se vea bien que esas aspiraciones son c¨®micas y que las reflexiones del magistrado de Juzgado de guardia sobre la justicia convertida en injusticia y su dolor por tener que perseguir a los pobres, no son m¨¢s que cosas de las que re¨ªrse a carcajadas.
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