El esperado regreso de un embajador espa?ol
Antonio Serrano de Haro vuelve de La Habana, su destino entra?able
JUAN JES?S AZN?REZ El embajador de Espa?a en Cuba, Antonio Serrano, fue recibido ayer en el aeropuerto de Barajas por el director para Iberoam¨¦rica del Ministerio de Asuntos Exteriores, Santiago Pico de Coa?a; un agresivo pelot¨®n de la prensa espa?ola y un jefe de protocolo, Jos¨¦ Antonio Urbina, que actu¨® como sosia no deseado del diplom¨¢tico. "No hay declaraciones, no hay declaraciones", grit¨® Urbina, mientras empujaba al embajador hacia un veh¨ªculo oficial.
Antonio Serrano, veterano funcionario de Exteriores, quiz¨¢ m¨¢s intelectual que pol¨ªtico, arabista y el principal experto sobre la obra literaria de Jorge Manrique, nunca concibi¨® una despedida tan dram¨¢tica de La Habana, ciudad en la que falleci¨® Milagros, su esposa, y donde ha cumplido una de las misiones m¨¢s intensas de su carrera. Serrano de Haro, de 61 a?os, designado titular de la Embajada de Estocolmo, lleg¨® a Madrid para evacuar consultas con el ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, e informar al Gobierno sobre los antecedentes y el desarrollo de la actual crisis hispano-cubana.Decenas de informadores acosaron in¨²tilmente al representante de Espa?a en Cuba con una sucesi¨®n de preguntas sin respuesta, y el embajador, impert¨¦rrito e incomunicado por sus superiores, cruz¨® el pasillo de autoridades de la terminal a¨¦rea con una guardia de honor de cables, c¨¢maras, micr¨®fonos, la entusiasta escolta de Urbina -que con las prisas se abroch¨® al rev¨¦s la americana- y varios guardias de seguridad, diestros en el codazo disuasorio. Un funcionario de la canciller¨ªa remat¨® con falsa conmiseraci¨®n: "Viaje in¨²til el vuestro, ya sab¨ªamos que no har¨ªa declaraciones".
Antonio Serrano de Haro, que se inici¨® en la carrera diplom¨¢tica como c¨®nsul general adjunto en Tetu¨¢n en 1955, es un embajador al que se ha reprochado en algunos ambientes de La Habana soberbia y altaner¨ªa, cr¨ªticas desmentidas por algunas de las personas que han trabajado a sus ¨®rdenes directas. "Tiene su car¨¢cter, pero en el fondo es una buena persona y sobre todo muy trabajador".
Especialmente prudente con la prensa, el embajador es, sin embargo, amigo de la colaboraci¨®n period¨ªstica y ha publicado en diarios y revistas espa?olas. Todos reconocen su celosa defensa del idioma castellano, y en Cuba trabaj¨® mucho en ese sentido. El presidente cubano, Fidel Castro, ha visitado en varias ocasiones su magn¨ªfica residencia, con piscina, palmeral y suntuosos salones, y Antonio N¨²?ez Jim¨¦nez, viceministro de Cultura y presidente de la Comisi¨®n del V Centenario, ha sido, posiblemente, su hu¨¦sped m¨¢s asiduo.Con anterioridad a su destino cubano, Antonio Serrano de Haro fue c¨®nsul general adjunto en Nueva York en 1967; primer secretario de la Embajada en Guinea Ecuatorial en 1970, y primer secretario de la delegaci¨®n permanente en la Unesco en 1961. Se estren¨® como embajador en Mauritania en 1976; a principios de los 80 pas¨® a Panam¨¢, donde hizo especial amistad con el nuncio Sebasti¨¢n Laboa; y a Cuba cinco a?os despu¨¦s. Es comendador y caballero de la Orden del M¨¦rito Civil y comendador de la Orden de Isabel la Cat¨®lica. En confianza, le gustan los huevos rellenos con at¨²n.
Un hombre religiosoHombre religioso, desde la muerte de Milagros, todos los meses se oficia en una iglesia de La Habana una misa en su memoria. Sus tres hijos -dos hijas y un hijo, que viajaron frecuentemente a Cuba- constituyeron su principal apoyo durante los, meses anteriores y posteriores al fallecimiento.
Amparo, que vive en Madrid, se acerc¨® ayer al aeropuerto a recibir a su padre. Discretamente apartada de la prensa en el vest¨ªbulo de la sala de autoridades, sin querer ser reconocida, Amparo apenas si pudo abrirse camino hacia el coche oficial.
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