La mampara y los pececillos
El rapto en el serrallo
De Wolfgang Amadeus Mozart.
Int¨¦rpretes: Susan Patterson, Harolyn Blackwell, Risto Saarman, Jaako Ryhaenen, Ruben Broitma y Helmut Winckelmann, Direcci¨®n esc¨¦nica: Jorge Lavelli. Orquesta Sinfonietta de Varsovia y Coro del Festival. Aix-en-Provence, 23 de julio.
Los hados teatrales se ensa?aron con el tercer acto. Primero fue una mampara que se resist¨ªa a descorrerse mientras el bueno de Pedrillo entonaba su romanza. Poco m¨¢s tarde, cuando las dos parejas protagonistas se ven sorprendidas en su intento de fuga del serrallo musulm¨¢n por el guardi¨¢n, el turco Osmin no repar¨® en una pecera con unos pececillos rojos que alguien, mal¨¦volamente, hab¨ªa dejado a sus pies. Tropez¨®, cay¨® de bruces, se remoj¨® a placer y qued¨® con la mente en blanco. Fue ah¨ª, justamente ah¨ª, donde el joven director uruguayo Carlos Kalmar demostr¨® ser no s¨®lo un buen director mozartiano, sino tambi¨¦n un buen director de ¨®pera, capaz de hacer frente a los imprevistos del directo con extraordinaria rapidez de reflejos: agarr¨® la batuta y dio una entrada con tal autoridad que la orquesta y el desconcertado cantante supieron de inmediato qu¨¦ comp¨¢s, de los muchos que contiene la obra, deb¨ªan atacar. No hubo m¨¢s sustos.Se preguntar¨¢n: ?qu¨¦ demonios hac¨ªa una pecera en medio del escenario? Extravagancias de la direcci¨®n esc¨¦nica: por aquello tan manido de animar la acci¨®n, a Lavelli no se le ha ocurrido otra cosa que obligar a Blonde a bajar por una escalera de pared con los pececillos de marras.Ni mampara ni pececillos de colores sirven en este montaje absolutamente para nada m¨¢s que para crear problemas a los int¨¦rpretes. Y de ah¨ª que la operaci¨®n de Lavelli, por lo dem¨¢s respetuosa con la obra, adolezca de algo que el cr¨ªtico de Lib¨¦ration se?alaba con agudeza: el director argentino no realiza una aut¨¦ntica mise en sc¨¨ne, sino una simple mise en place, que no profundiza ni aporta nada nuevo a la lectura de la espl¨¦ndida partitura mozartiana.Por lo que se refiere a la mise en musique, y cantadas ya las excelencias de Kalmar, hay que destacar en primer lugar a la Blonde de la americana Harolyn Blackwell, aut¨¦ntica voz mozartiana de fraseo holgado y bell¨ªsimos pianissimi. Vocalmente correcto el Osmin del finland¨¦s Jaako Ryhaenen. Aceptable tambi¨¦n el Pedrillo de Rub¨¦n Broitma. Rematadamente sosos, por el contrario, Risto Saarman y Susan Patterson, quienes dijeron todas las notas sin pensar que ¨¦stas pertenecen a dos monumentos mozartianos como son Belmonte y Constanze. Un ¨²ltimo recuerdo, positivo esta vez, para el actor Helmut Winckelman, que en su papel recitado del pach¨¢ Selim confiri¨® a su criatura toda la grandeza de la generosidad que le caracteriza.
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