Horizonte nublado
UNA VEZ m¨¢s, los principales mercados burs¨¢tiles y de divisas parecen anticipar en la inestabilidad de sus precios la incertidumbre asociada al comportamiento de las principales econom¨ªas y, muy especialmente, los s¨ªntomas de debilitamiento que est¨¢ poniendo de manifiesto la econom¨ªa de Estados Unidos. En distintas ocasiones se ha cuestionado la continuidad de la fase expansiva que viene registrando esa econom¨ªa desde los primeros meses de 1983, pero pocas veces la convergencia de indicadores econ¨®micos ha apunta do tan consistentemente hacia la ca¨ªda en el ritmo de actividad. La tasa anual de crecimiento en el segundo trimestre de este a?o, 1,2%, es significativamente inferior a la prevista y a la registrada en los primeros tres meses, del 1,7%. Los descensos en los indicadores de consumo personal, construcci¨®n, beneficios empresariales, inversi¨®n privada y exportaciones subrayan igualmente esa debilidad, ¨²nicamente compensada por el mayor gasto p¨²blico en ese mismo periodo. Los temores generados por ese menor pulso de la econom¨ªa no ser¨ªan tales si no coexistiera con amenazas inflacionistas y serias dificultades de la Reserva Federal para mantener su habitual rigor. La ampliaci¨®n del d¨¦ficit presupuestario en los seis primeros meses del a?o ha obligado a un significativo cambio de actitud de la Administraci¨®n que no s¨®lo se traducir¨¢ en la reducci¨®n de importantes programas de gasto, sino, igualmente, en la elevaci¨®n de los impuestos, contrariando las ret¨®ricas promesas electorales del presidente Bush. Junto a ello, la necesidad de salvamento de las entidades de ahorro en quiebra y la tendencia alcista en los precios del petr¨®leo son elementos que no formaban parte de las previsiones que hasta hace escasas semanas anticipaban un saludable aterrizaje suave de esa econom¨ªa.
El alejamiento del riesgo de recesi¨®n que un cuadro tal exhibe, en un contexto de altas tasas de endeudamiento p¨²blico y privado en aquel pa¨ªs, obligar¨¢ previsiblemente a cesiones adicionales en los tipos de inter¨¦s. A ese descenso en la remuneraci¨®n de los activos financieros en d¨®lares responde la continua depreciaci¨®n que est¨¢ sufriendo esa moneda en los mercados de cambio, hasta registrar frente al marco alem¨¢n un precio pr¨®ximo a ese m¨ªnimo hist¨®rico (desde el final de la II Guerra Mundial) de 1,5630 marcos alcanzado en enero de 1988. Las reticencias de las autoridades monetarias japonesas a elevar sus tipos de inter¨¦s, en un contexto de aton¨ªa de la Bolsa de Tokio, han permitido que esa depreciaci¨®n del d¨®lar no se haga extensiva frente al yen en la misma medida en que lo ha hecho frente a las monedas europeas.
Con todo, la magnitud de la ca¨ªda en los tipos de inter¨¦s que pueda propiciar el banco central estadounidense tiene como restricci¨®n m¨¢s importante la necesidad de financiaci¨®n de? d¨¦ficit presupuestario, a la que el ahorro exterior sigue contribuyendo muy significativamente, y cuya continuidad hace necesario un diferencial de intereses suficientemente atractivo. En consecuencia, el eventual final de la depreciaci¨®n del d¨®lar no ser¨¢ expresivo del alejamiento de esas amenazas recesivas, sino de la obligada resistencia a la baja de los tipos de inter¨¦s que la escasez de ahorro interno impone. Su recuperaci¨®n exige, en primer lugar, la definitiva materializaci¨®n del acuerdo presupuestario entre la Administraci¨®n y el Congreso concebido para reducir ese d¨¦ficit hasta su total eliminaci¨®n en los dos p r¨®ximos ejercicios fiscales.
?nicamente sobre esta base el Gobierno estadounidense dispondr¨¢ de la legitimidad necesaria para demandar del resto de los principales pa¨ªses industrializados una mayor permeabilidad de sus econom¨ªas a las exportaciones estadounidenses que posibilite la reducci¨®n a un ritmo m¨¢s intenso del segundo desequilibrio, gemelo del anterior, en la balanza comercial. Con todo, el mayor dinamismo que hoy presentan las econom¨ªas alemana y japonesa no garantiza por s¨ª solo la necesaria competitividad de las exportaciones norteamericanas ni, en definitiva, el relevo en la alimentaci¨®n del ciclo expansivo del que siguen disfrutando los pa¨ªses industrializados.
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