Delitos y faldas
LA EX directora general de RTVE Pilar Mir¨® arriesga de 12 a 20 a?os de prisi¨®n por un presunto delito de malversaci¨®n de fondos p¨²blicos. Determinadas circunstancias, algunas de ellas ajenas a los hechos mismos, contribuyeron en su d¨ªa a otorgar una excepcional notoriedad al esc¨¢ndalo y provocaron una generalizada repulsa social no exenta, en ocasiones, de ensa?amiento. Es altamente discutible, sin embargo, que la expresi¨®n jur¨ªdica de -esa reprobaci¨®n social deba pasar por una pena tan rigurosa como la que se le solicita.Sencillamente, pugna contra el sentido com¨²n que Pilar Mir¨®, probablemente la directora general m¨¢s solvente que ha pasado por RTVE, pueda ir a la c¨¢rcel, y por un periodo tan dilatado, a causa del error cometido, por grave que ¨¦ste fuera. El principio de proporcionalidad entre delito y sanci¨®n que debe inspirar el derecho penal se ve aqu¨ª seriamente vulnerado. Los jueces se encuentran, sin embargo, ante el dilema de tener que aplicar una ley que no establece otra gradaci¨®n que la determinada por la cuant¨ªa monetaria de la presunta malversaci¨®n. A partir de 2,5 millones de pesetas, la pena m¨ªnima es de 12 a?os. Sin embargo, no es lo mismo meterse en el bolsillo el dinero de la caja que darle un uso indebido, aunque sea mediante una utilizaci¨®n claramente abusiva del mismo.
Y en ese sentido s¨ª que cabe hablar de agravio comparativo, especialmente a la vista de ciertos usos consagrados en determinadas esferas de la Administraci¨®n p¨²blica, como la utilizaci¨®n para fines privados de los coches oficiales, las facturas por comidas oficiales -a veces cobradas por partida doble, seg¨²n se ha denunciado recientemente-, el uso personal de toda clase de servicios y ventajas inicialmente destinados a otros fines. Por ello, tiene fundamento la sospecha de que Pilar Mir¨® se haya convertido en el chivo expiatorio de pecados muy arraigados en la sociedad espa?ola que, sin embargo, gozan de una generalizada permisividad, al menos en determinados y muy influyentes ambientes. El hecho de que Mir¨® ingresara a posteriori el importe de los gastos indebidamente cargados a los presupuestos de la empresa que dirig¨ªa no es suficiente para borrar lo sucedido, pero s¨ª deber¨ªa bastar para aplicar al caso una consideraci¨®n diferente a la de malversaci¨®n pura y dura. Una vez producida la devoluci¨®n y la dimisi¨®n voluntaria de su cargo, la repulsa social de que fue objeto, pr¨®xima en ocasiones al linchamiento moral, es la principal condena aplicada a Pilar Mir¨®, y ¨¦sa ya est¨¢ cumplida.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.