Moralina americana
Anunciantes estadounidenses aumentan el control sobre el contenido de programas televisivos
Un ama de casa de Michigan consigui¨® ella sola que Coca-Cola, McDonald's y unos cuantos anunciantes m¨¢s retiraran sus anuncios de una comedia televisiva, en su opini¨®n ofensiva a la moral y a la familia. El telefilme sobre la vida de Rock Hudson le ha costado a la cadena ABC varios millones de d¨®lares en p¨¦rdidas por esta causa. La ABC anunciaba esta semana que no repondr¨¢ el episodio de Treinta y tantos en el que se mostraba a dos homosexuales hablando en la cama por temor a que se repitan el boicoteo y las p¨¦rdidas econ¨®micas.
Las agencias de publicidad norteamericanas temen que sus clientes aparezcan en programas controvertidos y por ello han empezado a recurrir a sus propias empresas consultoras, que supervisan de forma minuciosa todos y cada uno de los episodios de los programas de hora punta antes de su emisi¨®n.Las grandes compa?¨ªas prefieren ahora utilizar la forma del patrocinio en solitario para tener mayor control sobre el contenido de los programas.
?sta no es la ¨²nica raz¨®n que est¨¢ favoreciendo el reverdecimiento de la f¨®rmula del patrocinio; f¨®rmula que naci¨® con la propia televisi¨®n cuando el nombre del anunciante aparec¨ªa en el t¨ªtulo del programa, pero es, evidentemente, un modo de asegurarse que el programa no tenga problemas con ciertos sectores de la opini¨®n.
Terry Rakolta, ama de casa de Bloomfield Hills (Michigan), de clase acomodada, fue primera p¨¢gina en los principales peri¨®dicos norteamericanos tras iniciar una campa?a contra una comedia de lenguaje y situaciones desinhibidos, con la que la cadena Fox ha conseguido una leal audiencia.
Sexo descafeinado
Rakolta denunci¨® por carta ante las 45 empresas que se anunciaban en el programa "la explotaci¨®n de la mujer y el sexo, y la actitud antifamiliar" de la telecomedia.
Las firmas McDonald's, Johnson and Johnson y American Home dieron instrucciones a sus agencias publicitarias para que no compraran m¨¢s espacios en el programa, y el propio presidente de Coca-Cola se disculp¨® por carta ante la se?ora Rakolta, comunic¨¢ndole que estaba "corporativa, profesional y personalmente preocupado" porque un anuncio de Coca-Cola hubiera aparecido en uno de los episodios denunciados.
La asociaci¨®n de enfermeras levant¨® un boicoteo contra una serie de Aaron Spelling, por considerarlo ofensivo a la profesi¨®n; un grupo religioso presion¨® para que se suprimiese un personaje gay de un programa, y una cadena afiliada se neg¨® a emitir la serie Dirty dancing (Baile sucio) por su t¨ªtulo.
La asociaci¨®n que lidera el reverendo Donald Wildmon, de Tupelo, ha llegado a elaborar rankings de infractores que despu¨¦s env¨ªa a las agencias de publicidad y a las empresas que se anuncian en televisi¨®n.
Las agencias de publicidad miran con lupa cada episodio por si hay algo que pueda herir susceptibilidades. Han creado sus propias compa?¨ªas consultoras y los empleados de ¨¦stas visionan y toman notas. Ellos saben que a los fabricantes de pizzas no les gusta ver demasiada sangre en los programas en los que se anuncian, porque ¨¦sta, dicen, puede recordar a la salsa de tomate. Los anunciantes de productos prenatales prefieren Treinta y tantos a Cheers.
Tampoco debe haber conductores ebrios cerca de los anuncios de cerveza, suicidas con tranquilizantes cerca de los productos farmac¨¦uticos o menci¨®n de la guerra en los anuncios de firmas japonesas.
"El trabajo no se hab¨ªa hecho con tanto rigor como se hace hoy d¨ªa", comentaba Ron Blazer, uno de estos visionadores profesionales, refiri¨¦ndose a los efectos de acciones como la de Donald Wildmon y Terry Rakolta.Para el vicepresidente de relaciones p¨²blicas de la General Motors, John McNulty, el asunto es tan serio como la p¨¦rdida de la venta de un coche por uno de estos boicoteos.
Hace poco, la compa?¨ªa anunciaba un Pontiac en una serie, Wiseguy, que fue denunciada por el activo reverendo Wildmon, seguida de una avalancha de cartas de telespectadores ofendidos a la oficina del presidente de la General Motors.
Temas tab¨²
Pr¨¢cticamente ning¨²n programa de hora punta sale al aire sin ser revisado antes por los empleados de estas empresas consultoras. Su objetivo, como se?ala uno de ellos, Tami Engerlhardt, b¨¢sicamente, "sexo, violencia, profanaci¨®n, drogas, alcohol y religi¨®n".
La homosexualidad contin¨²a siendo uno de los grandes temas tab¨². Precisamente el presidente de la cadena ABC, Robert Iger, anunciaba esta semana que el episodio de Treinta y tantos en el que aparec¨ªan dos homosexuales hablando en la cama no ser¨ªa finalmente repuesto, precisando que las p¨¦rdidas por retirada de anunciantes fueron en 1989-1990 de 14 millones de d¨®lares.
No es una gran cantidad si se la compara con los 1.300 millones de d¨®lares que ingresaron en conjunto las grandes cadenas en la franja horaria de hora punta, pero es preocupante si se agudiza.
De estos 14 millones de d¨®lares, una buena parte correspondi¨® a las p¨¦rdidas con los telefilmes, y entre ellos, especialmente el dedicado a la vida de Rock Hudson.
No es la primera vez que esto sucede, precisaba Iger en su comunicaci¨®n a la prensa, pero insist¨ªa: "Hay ciertos comportamientos que no tienen precedentes. Es una triste situaci¨®n cuando los anunciantes comienzan a mostrarse as¨ª de asustadizos".
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