La sovi¨¦tica Nikolaeva
En el poco confortable cine Kostka la c¨¦lebre Tatiana Nikolaeva toc¨® el martes las Variaciones Goldberg, escritas por Bach en 1742 a instancias del conde Kayserling, quien no necesitaba menos para llenar sus horas de insomnio.Gran idea la del festival al organizar este recital, cuando Nikolaeva se encuentra en Santander como jurado del concurso Paloma O'Shea, al que ha aportado su excelente disc¨ªpulo V¨ªktor Lyadov, que tantas bellezas nos dio con Schumann, Brahms, Chaikovski o Ginastera.
Nacida en 1924, Nikolaeva gan¨® el a?o 1950 el concurso Bach de LeipzIg, y all¨ª empez¨® una fama que discurre por una doble v¨ªa: el gran pianismo de concierto y el magisterio en el Conservatorio de Mosc¨². Desde que a fines del ,siglo pasado Alfred Hipkins restituy¨® en Londres las Variaciones Goldberg al clavec¨ªn, la discusi¨®n sobre la idoneidad de este instrumento o del piano para la monumental obra de Bach no ha cesado. Sobre los teclados del piano o del clavec¨ªn levantaron sus versiones Landowska, Kraus o Diemer, por citar a algunos de los principales pioneros. Luego vino el humanismo romanticista de Schweitzer con su defensa del piano para Bach por la claridad y amplitud de su sonido, y m¨¢s tarde la convivencia -frecuentemente pol¨¦mica- entre los historicistas y los expresivistas.
En medio, actitudes como la de Nikolaeva, no excesiva en la expresi¨®n, pero de pensamiento sustancialmente pian¨ªstico, o el milagro del piano de Rosalyn Dureck, quien tambi¨¦n est¨¢ en el jurado santanderino.
Nitidez
La m¨²sica, en su concepci¨®n y en su interpretaci¨®n, nos permite algo muy hermoso: gozar de muy diversas posibilidades y aceptar criterios distintos y hasta opuestos. La verdad es que Nikoiaeva hizo en las Goldberg no pocas preciosidades gracias a su rica capacidad de ataques, a su delicado stacato en mezzoforte y hasta en piano, as¨ª como a la nitidez con que expuso la textura contrapunt¨ªst¨ªca. Ante estos valores, ?qui¨¦n se entretiene en perseguir tal o cual fallo mec¨¢nico?
Bach, tan moderno que sus propios hijos, al no comprenderlo, lo tuvieron por antiguo, ha legado piedras fundamentales a la historia musical, aut¨¦nticas sumas como las Variaciones por las que junto a Nikoiaeva hay que aplaudir al festival internacional, coprotagonista d¨ªas atr¨¢s de las grandes finales del Concurso Internacional de Piano de Santander.
El ¨¦xito fue muy grande, y ante las largas ovaciones resultaron imprescindibles los consabidos bises, dos dedicados a Juan Sebasti¨¢n Bach y un tercero de Borodin.
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