El frente pol¨ªtico
LA PROPUESTA de Sadam Husein de concertar la paz con Ir¨¢n y retirarse de la zona controvertida de Chatt el Arab indica no s¨®lo astucia pol¨ªtica, sino tambi¨¦n debilidad. La concesi¨®n que ofrece ahora tiene para el l¨ªder iraqu¨ª un enorme alcance: hace 10 a?os atac¨® a Ir¨¢n invocando la arabidad de esa zona; por esa causa lanz¨® a su pueblo a una terrible guerra de ocho a?os; e incluso despu¨¦s del alto el fuego ha conservado ese territorio. Su actual ofrecimiento equivale a reconocer que ha perdido la guerra con Ir¨¢n. A la vez, evidencia su instrumentalizaci¨®n de ese concepto de arabidad. Todo ello ser¨ªa inimaginable si no estuviese muy preocupado por el cerco internacional al que se encuentra sometido. La respuesta de Ir¨¢n, satisfecha pero recordando que la nueva postura de Sadam est¨¢ ligada al actual conflicto -en el que Teher¨¢n aplica las decisiones de la ONU-, indica que no desea ayudar a su antiguo enemigo.La misma impresi¨®n de debilidad iraqu¨ª cabe deducir del viaje a EE UU del rey Hussein de Jordania, sin duda con un mensaje de Bagdad. Los retrasos que el rey hachem¨ª ha tenido que aguantar antes de ser recibido por Bush son una se?al de que EE UU aprovechar¨¢ la entrevista sobre todo para insistir en su actitud de firmeza, exigiendo -como ha dicho la ONU- que Irak se retire de Kuwait y que se restablezcan la independencia y legalidad en ese pa¨ªs.
Estos hechos ponen de relieve que, al lado de las medidas militares, el frente pol¨ªtico ocupa un lugar fundamental. Y que la pol¨ªtica de los pa¨ªses occidentales necesita prestar una atenci¨®n creciente a lo que ocurre en los pa¨ªses ¨¢rabes, cuyo papel ser¨¢ decisivo en el momento de buscar soluciones para poner fin a la agresi¨®n. Lo confirman las ¨²ltimas declaraciones del rey Hassan de Marruecos. No se puede cerrar los ojos ante la eficacia de la campa?a publicitaria que despliega Sadam Husein con argumentos seductores para las masas ¨¢rabes. Toca para ello diferentes registros: abandera un nacionalismo ¨¢rabe nasseriano (la anexi¨®n de Kuwait es un paso hacia la unidad de la naci¨®n ¨¢rabe), y utiliza, a la vez, consignas del fundamentalismo isl¨¢mico (guerra santa contra Estados Unidos y protecci¨®n de los lugares santos, es decir La Meca y Medina, en Arabia Saud¨ª). Por otra parte, su reciente propuesta de "soluci¨®n" -por c¨ªnico que sea su trasfondo- no puede ser descartada sin m¨¢s. El presidente iraqu¨ª ha puesto con habilidad en primer plano la exigencia de retirada de Israel de los territorios ¨¢rabes ocupados, y de Siria del L¨ªbano, a cambio de lo cual ¨¦l podr¨ªa aceptar un "arreglo" de la situaci¨®n en Kuwait. No es extra?o que palestinos y amplios sectores ¨¢rabes vean como una injusticia el doble trato dado por la comunidad internacional -y en especial Europa- a dos cabos de ocupaci¨®n: protestas verbales en el caso de la presencia israel¨ª en Cisjordania y Gaza, y embargo y medidas militares en el de la agresi¨®n de Bagdad. Sin embargo, y a pesar de las manifestaciones que se han producido en varios pa¨ªses de la zona en apoyo de Sadam, la realidad es que la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP) es quiz¨¢ la principal v¨ªctima de la agresi¨®n contra Kuwait: los esfuerzos por no quedar aislado de Yasir Arafat, alineado con Irak, no impiden que los palestinos est¨¦n relegados a un lugar secundario, supeditados a lo que ocurra en la crisis actual, y con escasas posibilidades de influir.
Estamos asistiendo probablemente a una nueva distribuci¨®n de cartas en el mundo ¨¢rabe, en la que ya no cuenta la antigua separaci¨®n entre partidarios de la URSS o de EE UU. Egipto y Marruecos, amigos de Washington, han enviado tropas en ayuda de Arabia Saud¨ª, pero tambi¨¦n lo ha hecho Siria, amiga de Mosc¨². Cada pa¨ªs se sit¨²a seg¨²n sus intereses y posibilidades en este momento tan delicado, aunque no pocos contin¨²en indecisos, como T¨²nez o Argelia. Europa puede ayudar mucho a demostrar a los ¨¢rabes que, si act¨²an de manera conjunta contra el agresor, el actual embargo de la ONU y la concentraci¨®n militar que le apoya no conducir¨¢n a que EE UU se convierta en potencia dominante en Oriente Pr¨®ximo, sino al restablecimiento de la ley internacional y a unas condiciones m¨¢s favorables para el conjunto del mundo ¨¢rabe.
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