Sin noticias de Gurb
D¨ªa 22 (continuaci¨®n)07.50. El ejecutivo y yo nos despedimos. Ya ha tomado la ¨²ltima copa, dice, y ya puede empezar el d¨ªa con la satisfacci¨®n del deber cumplido. Se pone el casco y los guantes. Le pregunto si cree estar en condiciones de ir en moto. ?C¨®mo! ?En moto! ?Por qui¨¦n le he tomado? Para ir por ciudad ¨¦l s¨®lo usa el ala delta.
08.00. Corriendo carretera de Pedralbes arriba, carretera de Pedralbes abajo, consigo que se eleve el artefacto. Dejo ir el sedal. Mi amigo se despide de m¨ª desde el aire azul de la ma?ana: adi¨®s, adi¨®s, siempre nos quedar¨¢ el Ampurd¨¢n.
08.50. Intento regresar a casa arrastrando los pies. O la expresi¨®n (coloquial) no se ajusta a la realidad o existe un m¨¦todo para avanzar arrastrando los dos pies al mismo tiempo que yo desconozco. Pruebo de arrastrar un solo pie y dar un salto con el otro (pie) hacia delante. Me doy de bruces.
08.06. Mientras reflexiono acerca del significado de la palabra bruces, veo ante mis ojos una cartera. Un an¨¢lisis somero me indica que la cartera perteneci¨® en sus or¨ªgenes a un cocodrilo. Un an¨¢lisis m¨¢s pormenorizado me indica asimismo que la cartera ha pasado por varias manos y ha acabado perteneciendo, hasta el instante de su p¨¦rdida, a mi amigo el ejecutivo. Ahora la cartera pertenece a lo que dicte mi peculiar sentido de la honradez, je, je. Temperatura 23 grados cent¨ªgrados; humedad relativa, 56%; suave brisa de levante; estado de la mar, marejadilla.
08.07. Examino el contenido de la cartera del ejecutivo. Tres o cuatro mil pelas, que trasvaso a mis bolsillos sin demora. Documento nacional de identidad, permiso de conducci¨®n, tarjetas de cr¨¦dito y carn¨¦s acreditativos de la pertenencia de su titular al mundo de los seres activos y predominantes. Foto de un perro lobo junto a un pino. Total, nada.
08. 10. Estoy por tirar la cartera y su contenido a una alcantarilla cuando descubro un compartimento cerrado por medio de una cremallera. Forcejeo. Todav¨ªa no he conseguido dominar este extra?o mecanismo (ni entender c¨®mo una cosa tan absurda goza de tanta difusi¨®n), por lo que acabo rompi¨¦ndolo. Del compartimento extraigo una fotograf¨ªa. Una moza de muy buen ver. Al dorso de la foto, una breve dedicatoria: chato, moderno, ?qui¨¦n te quiere a t¨ª? Cuqui.
08.11. Vaya, vaya.
08.12. Decido regresar a casa. Pasa un taxi, lo paro, subo. Camino de casa, la radio da las noticias. Ha habido otro accidente en la central nuclear de Vandell¨®s. Un portavoz de la central informa al p¨²blico de las ventajas de ser un mutante. ?Sorprenda cada d¨ªa a su familia!, exclama. El taxista no parece convencido. Si ¨¦l mandara, dice, trasladar¨ªa la central al coto de Do?ana. As¨ª aprender¨ªan estas especies protegidas de mierda, dice.
08.30. Me meto en casa apresuradamente. La hostilidad del vecindario va en aumento. La portera se ha hecho una cerbatana con el mango de la escoba y me lanza dardos impregnados en curare. Un vecino arroja aceite hirviendo por el hueco de la escalera cuando me ve pasar. Otro ha metido tar¨¢ntulas en mi piso.
He de emplearme a fondo con el Cucal. 08.45. Decido poner fin a este malentendido. Esta tarde reunir¨¦ a todos los vecinos, les dar¨¦ una merienda, escuchar¨¦ sus quejas (con paciencia) y me rehabilitar¨¦ a sus ojos. Si alguno quiere darse un chapuz¨®n en la piscina, podr¨¢ hacerlo gratis.
08.50. Salgo a comprar lo necesario para el guateque. Adopto la apariencia de Alfonso V el Magn¨¢nimo (1396-1458) y me echo a la calle.
09.00. Compro dos docenas de brioches, una pastilla de mantequilla, cien gramos de mortadela, una gaseosa.
09.10. Compro farolillos de papel, globos, serpentinas.
09.20. Regreso a casa. Alacranes en el buz¨®n, una cobra en el ascensor, napalm en el rellano.
09.50. Termino de preparar los bocadillos. Me han quedado un poco mal, quiz¨¢ porque, a falta de cuchillo, he tenido que usar los alicates.
10.00. Redacto las invitaciones. Tengo el honor de convidar a don... y se?ora a la recepci¨®n que se celebrar¨¢, etc¨¦tera, etc¨¦tera. Se ruega traje oscuro y bla, bla, bla. Han quedado muy bien.
10.05. Meto los tarjetones en sus sobres respectivos. Paso la lengua por la banda engomada de los sobres a fin de que ¨¦stos se adhieran (a s¨ª mismo). La goma es tan sabrosa que no puedo evitar comerme tres sobres y sus correspondientes tarjetones. Mientras realizo la operaci¨®n pienso en lo feliz que podr¨ªa ser si las cosas salieran a la medida de mis deseos: el bar de la se?ora Mercedes, .mi vecina, etc¨¦tera. Cuento los d¨ªas que faltan para Navidad.
10.15. Un susurro me saca de mi abstracci¨®n. Alguien ha deslizado un sobre por debajo de la puerta. El sobre no lleva remitente. Dentro hay una sola hoja impresa, cuyo contenido es el siguiente: ?Qu¨¦, lo pasaste bien anoche?
Pues hoy lo puedes pasar a¨²n mejor si vienes a verme. Soy un tocinillo del cielo con alm¨ªbar y miel, aromas y conservantes (E 413, E 642), s¨®lo para tu boquita de tigre.
Calle del Turr¨®n de Yema, 5, ¨¢tico 2? (esquina Travessera de les Corts)
P. S. Olv¨ªdate de tus vecinos, que son unos ordinarios.
10.25. En vista de que hay alguien empe?ado en obstaculizar mi reinserci¨®n social, rompo las invitaciones, me como todos los brioches y pego fuego a los farolillos. Con las serpentinas me hago una falda de hawaiana.
10.40. Bailo un rato, pero me aburro en seguida.
10.45. Telefoneo al hospital donde convalece la se?ora Mercedes. Hablo con el se?or Joaqu¨ªn. ?C¨®mo van las cosas? Muy bien, muy bien. El m¨¦dico ha dicho que la se?ora Mercedes puede irse a casa cuando quiera. Y ¨¦l tambi¨¦n, naturalmente. Es posible que ma?ana est¨¦n los dos de nuevo en el bar. Es una buena noticia y me congratulo de ella. Colgamos.
11.00. Hace una ma?ana soleada, limpia, seca y no tan calurosa como en d¨ªas anteriores. Decido dar una vuelta. ?A d¨®nde ir¨¦?
11.05. Decido visitar alg¨²n museo de pintura, tema en el que no estoy muy impuesto. La verdad es que en mi planeta damos mucha importancia a las artes pl¨¢sticas, en parte porque entre nosotros el daltonismo y la presbicia son cong¨¦nitos y en parte porque la cosa de la est¨¦tica nos trae sin cuidado. Por este motivo, y tambi¨¦n por mi escasa inclinaci¨®n natural al (y aptitud para el) estudio, poseo una formaci¨®n algo deficiente en este terreno. Si alguien me preguntara qu¨¦ pintores conozco, dir¨ªa que Piero della Francesca, T¨¢pies y pare usted de contar.
11.30. Me persono en el Museo de Arte de Catalu?a. Cerrado por obras.
11.45. Me persono en el Museo de Arte Contempor¨¢neo. Cerrado por obras.
12.00. Me persono en el Museo Etnol¨®gico. Cerrado por obras.
12.20. Me persono en el Museo de Arte Moderno. Cerrado por obras. La directora me explica que la autoridad responsable ha decidido actualizar el museo y convertirlo en un centro multisectorial, interdisciplinario y, si el presupuesto llega, l¨²dico. Para ello levantar¨¢n un edificio de 15 plantas, que albergar¨¢ dos teatros, cuatro cafeter¨ªas, una tienda de souvenirs, un hogar de ancianos, la actual colecci¨®n de pintura del museo, los espejos deformantes del Tibidabo y la colecci¨®n Planelles de esparadrapos. Las obras, que inicialmente deb¨ªan estar listas para el 92, no podr¨¢n empezar hasta el 98. Mientras duren las obras, los cuadros han sido depositados en los almacenes del puerto que otra comisi¨®n municipal hizo derribar el mes pasado. Debido a ello, es muy probable que a estas horas los cuadros vayan a la deriva por el Mediterr¨¢neo. No obstante, a?ade, si quiero visitar el museo, no saldr¨¦ defraudado, porque esta misma ma?ana les han tra¨ªdo un mamut para que lo guarden hasta que finalicen las reformas del Museo de Historia Natural, actualmente cerrado por obras.
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