Vaclav Havel eleva el tono cultural de la conferencia sobre Anatom¨ªa del Odio
Mandela condena el sionismo y jud¨ªos y palestinos se enzarzan en una agria pol¨¦mica
Los l¨ªderes pol¨ªticos siguen llevando la voz cantante en la Conferencia Internacional sobre el odio, que se clausura hoy en Oslo, aunque ayer el presidente de Checoslovaquia, Vaclav Havel, elev¨® el tono cultural del encuentro introduciendo una reflexi¨®n sobre el odio que va m¨¢s all¨¢ del problema pol¨ªtico. Empez¨® su discurso como lecci¨®n magistral sobre la identidad del odiador. "No creo que el odio", dijo, "sea la mera ausencia de amor, sino que tiene mucho en com¨²n con ¨¦l". El l¨ªder surafricano Nelson Mand¨¦la critic¨® duramente el sionismo y representantes jud¨ªos y palestinos se enzarzaron en una agria pol¨¦mica con intercambio de acusaciones. El presidente franc¨¦s, Fran?ois Mitterrand, aburri¨® en un discurso t¨®pico.
"Me sorprende que en un foro como ¨¦ste", dijo Mandela en la discusi¨®n tras su ponencia, "haya quienes s¨®lo traten de imponer su punto de vista. Si yo hubiera hecho eso al negociar con De Klerk y no hubiese considerado las cosas como ¨¦l, que es nuestro adversario, el ANC no habr¨ªa llegado a nada". Esto vino porque, dejando los papeles a un lado, Mandela quiso dejar claro lo que opinaba del sionismo, tema sobre el que le hab¨ªan machacado en los pasillos, y hubo jud¨ªos y ¨¢rabes -la conferencia tiene un innegable toque israeloide- que no lo tomaron a bien, aunque cualquiera se mete con quien Elie Wiesel, el organizador de la conferencia, llam¨® "un prisionero del odio"."Si el sionismo", dijo Mandela, "significa el derecho del Estado de Israel a conservar territorios ocupados a los ¨¢rabes, a negarse a tratar s los l¨ªderes reconocidos de los palestinos, en especial a la OLP; si no permite la autodeterminaci¨®n en los territorios ocupados; si las manifestaciones de j¨®venes ¨¢rabes son reprimidas del modo m¨¢s brutal, entonces nos oponemos al sionismo. Si significa que el pueblo jud¨ªo desea emplear sus recursos para la paz en el mundo, entonces el sionismo es encomiable". Tambi¨¦n dijo Mandela que, tras ser liberado de prisi¨®n en Sur¨¢frica, Israel era el ¨²nico pa¨ªs que no le hab¨ªa invitado. Por supuesto algunas voces, entre ellas la de Elie Wiesel, se apresuraron a sugerir que "el a?o que viene en Jerusal¨¦n".
Se habl¨® m¨¢s del sionismo que de Sur¨¢frica, aunque en la mesa intervino el viceministro de Asuntos Exteriores de Pretoria, Leon Wesseis, que quiso mostrar la buena cara del Gobierno blanco y dej¨® claro que "el apartheid fue un terrible error que no sirvi¨® para nada".
Importante escollo
Los de Jerusal¨¦n, sin embargo, no ofrecieron las mismas condiciones para el di¨¢logo. La conferencia encontr¨® ah¨ª un importante escollo para las buenas intenciones. ShIorno Avineri, profesor universitario israel¨ª, mantuvo una en apariencia cort¨¦s pero en realidad bloqueada pol¨¦mica con el periodista palestino Hanna Siniora. Ambos se mostraron partidarios de dos Estados, uno israel¨ª y otro palestino, pero Avineri reproch¨® a la OLP que apoye a Irak, y Siniora hizo notar que la OLP hab¨ªa condenado la invasi¨®n de Kuwait aunque, en conexi¨®n con las emociones ¨¢rabes, aboga por una soluci¨®n sin ej¨¦rcitos extranjeros. Avineri le replic¨® que la paz s¨®lo ser¨¢ posible cuando los ¨¢rabes puedan elegir libremente a sus l¨ªderes, y Siniora le contrarreplic¨® que en los territorios ocupados Israel no permite votar a los palestinos. El ministro de Sanidad israel¨ª, Ehud Olmert, subi¨® como un trueno a la tarima y fustig¨® aArafat y a la OLP, en lo que le secund¨® Elena Bonner, la viuda de Andrej Saj¨¢rov.En vista de lo visto, G¨¹nther Grass, siempre en plan Pepito Grillo, hizo constar su impaciencia por o¨ªr siempre ese tipo de debates. "Mandela", dijo, nos ha demostrado c¨®mo, partiendo de posiciones antag¨®nicas, puede llegarse a negociar con el adversario. Si me gu¨ªo de mi experiencia alemana, y no hago caso del presente debate, creo que no s¨®lo en esa zona no s¨®lo podr¨ªa haber dos Estados, sino que en el futuro podr¨ªan derivar a una confederaci¨®n, en pro de dos pueblos que han sufrido tanto".
Mitterrand lleg¨® con gran aparato y aburri¨® en un discurso t¨®pico y paternalista, en el que puso como ejemplo contra el odio la construcci¨®n de la unidad en un continente conflictivo como Europa. Dijo co sas as¨ª: "La paz es una victoria sobre el odio, pero la paz debe apoyarse en el derecho. El derecho supone la justicia. El hombre es el sujeto supremo del derecho. Pero la paz se construye, es un combate: un combate que supone el abandono del odio" Aunque Elie Wiesel calific¨® el discurso de "l¨²cido y valeroso", la larga hora que dur¨® la intervenci¨®n del l¨ªder franc¨¦s supuso una dura experiencia para los asistentes. Era de ver c¨®mo en una esquina de la mesa se hab¨ªan juntado tres escritores, y lo que hac¨ªan- mientras Mitterrand desgranaba su ret¨®rica: Havel hincaba su blonda cabeza en el hueco de la mano, y el brazo bien dentro de la mesa, a fin de prevenir un desplome poco conforme al protocolo; Grass bostezaba asiduamente; y Nadine Gordimer, que no entiende el franc¨¦s, se quit¨® los cascos de traducci¨®n y simplemente miraba perpleja y fijamente a Mitterrand.
Babelia
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