Ojo y Brazo del Rey
Miles de voluntarios se alistan en la Guardia Nacional de Arabia Saud¨ª
Diez mil voluntarios se alistaron en los centros de reclutamiento de la Guardia Nacional saud¨ª, popularmente conocida como Ojo y Brazo del Rey, seg¨²n revel¨® ayer el pr¨ªncipe Masari Ben Saud, jefe de estas fuerzas en las provincias del este. Los centros de reclutamiento de este cuerpo, cuyos efectivos suman 35.000 hombres, se abrieron en todo el pa¨ªs hace cuatro d¨ªas. Pero la misi¨®n de estos soldados no estar¨¢ en el frente sino en la retaguardia, protegiendo instalaciones petrol¨ªferas y otros enclaves de inter¨¦s vital para Arabia Saud¨ª. Las autoridades todav¨ªa no han facilitado cifras del reclutamiento de voluntarios para engrosar las filas del Ej¨¦rcito regular, fuerzas que, aun estando bien equipadas, no sobrepasan los 75.000 soldados.
ENVIADO ESPECIAL, El pr¨ªncipe Masari Ben Saud explic¨® a los periodistas cu¨¢l es la funci¨®n encomendada a la Guardia Nacional: defender la la religi¨®n isl¨¢mica, el Rey, el territorio y el pueblo. A una pregunta del enviado de EL PA?S sobre lo que el Estado estaba dispuesto a pagar a estos voluntarios, cuyas edades oscilan entre los 16 y 45 a?os, el pr¨ªncipe fue impreciso. Esbozando una sonrisa, dijo que se les pagar¨ªa lo suficiente para sus familias tengan una vida confortable, asistencia m¨¦dica y educaci¨®n para sus hijos. Asegur¨® que la Guardia Nacional tiene m¨¢scaras y trajes para hacer frente a un ataque qu¨ªmico. No dijo, sin embargo, que esa protecci¨®n vaya a estar al alcance del resto de los ciudadanos. Un funcionario saud¨ª precis¨® que, en el caso de los periodistas, cada cu¨¢l deber¨ªa buscarse la m¨¢scara por su cuenta, ya que el Gobierno no parece dispuesto a facilitarla. De hecho, el contingente de Prensa norteamericana y parte de la brit¨¢nica tom¨® ya esa precauciones al traer esos equipos desde sus respectivos pa¨ªses.Previamente al encuentro con el pr¨ªncipe, la Prensa fue conducida en autobuses a un centro de reclutamiento instalado en un acuartelamiento militar pr¨®ximo a Dahran. All¨ª, formados al sol en largas colas, permanec¨ªa desde las seis de la ma?ana un millar de voluntarios con sus papeles en la mano. Muchos de ellos esperaban el turno de una forma festiva."Quiero pelear"Otros, m¨¢s sombr¨ªos, se limitaban a avanzar en silencio. "Quiero pelear por mi patria", dijo Salha Algeri, de 25 a?os, t¨¦cnico en ordenadores, quien no explic¨® por qu¨¦ en lugar de enrolarse en un cuerpo que no ser¨¢ enviado a primera l¨ªnea de combate lo hac¨ªa en ¨¦ste, destinado a la retaguardia. Id¨¦ntico silencio embarg¨® a Nasser Ahmad Algandi, un hombre de negocios de 37 a?os, que dijo estar dispuesto a abandonar sus negocios por tiempo indefinido para defender a su pa¨ªs. A?adi¨® que hace 18 a?os sirvi¨® en las fuerzas ¨¢reas y que ahora tiene dos mujeres y tres hijos. "Quiero que la patria de mi familia no sufra peligro. Los iraqu¨ªes son basura. Fueron amigos nuestros. Les ayudamos durante la guerra contra Ir¨¢n. Ahora nos pagan as¨ª". Pero a la pregunta de si estar¨ªa dispuesto a matar a Sadam Husein si lo tuviera a tiro, dijo que no: "El tiempo se ocupar¨¢ de matarlo".
El optimismo de la oficialidad parec¨ªa desbordante. Un comandante dijo que en un solo mes esperaban reclutar medio mill¨®n de voluntarios a los que se les someter¨ªa a un programa acelerado, seg¨²n fu¨¦ra su edad y capacitaci¨®n. Aseguraron que est¨¢n preparados para iniciar ese programa inmediatamente.
Entusiasmados por la presenbia de los equipos de televisi¨®n, especialmente los norteamericanos, estos voluntarios s¨¢ud¨ªes se prestaban a enriquecer la escena poniendo los dedos en se?al de victoria, tal como suger¨ªan los visitantes. Lo mismo hicieron los artilleros en un campo de tiro, aunque. aqu¨ª el simulacro de combate adquiri¨® momentos de desesperaci¨®n en el rodaje. "?Qu¨¦ tenemos que hacer?", preguntaban veteranos soldados acostados junto a una bater¨ªa de ca?ones FR de 106 mil¨ªmetros, fabricados en Oviedo, mientras un poco m¨¢s all¨¢ un reportero italiano exclamaba: "?Miren hacia aquel helicopterone"!. La siguiente visita, contra reloj por la hora de cierre de las ediciones de los peri¨®dicos y los telediarios extranjeros, permiti¨® presenciar la actuaci¨®n de 50 soldados en un asalto con bayoneta a un neum¨¢tico viejo, seguido de brincos por una tapia de un metro escaso, cuerpo a tierra y ma?ana m¨¢s. "Resultar¨ªa c¨®mico si alguien tuviera la ocurrencia de filmar todo este n¨²mero desde atr¨¢s, y se emitiera por las grandes cadenas de televisi¨®n que esperan sangre donde no hay nada", comentaba algo avergonzado un periodista de ese mismo medio.
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