Manzanares se pega un susto
Un toro como el cuarto de ayer, pocas veces se lo habr¨¢ encontrado Manzanares en su ya larga vida torera. En cuanto le vi¨® fortach¨®n y ense?oreando su bronquedad ruedo a trav¨¦s, se peg¨® un susto.Durante la lidia de ese toro Manzanares anduvo disimulando por all¨ª, para no llamar la atenci¨®n. Principalmente del toro, que rehu¨ªa caballos y si alg¨²n picador consegu¨ªa acercarle la vara, daba un brinco, tiraba dos coces y apretaba a correr. A pesar de sus continuas galopadas por todo el redondel, el toro no se encontr¨® con Manzanares jam¨¢s. Ya es m¨¦rito: otro espada menos experto, alguna vez se habr¨ªa encontrado con el toro, aunque fuera de pura casualidad. Evidentemente, la veteran¨ªa es un grado, y la capacidad de disimulo, otro.
Cardenilla / Manzanares,Joselito, Cepeda
Tres toros de de La Cardenilla, desiguales de presencia, sospechosos de afeitado (sobre todo el 2?), 4? grande, manso y bronco, condenado a banderillas negras; 1?, 5? y 6? de Antonio Gavira, que dieron juego, excepto el 5?. Jos¨¦ Mari Manzanares: cuatro pinchazos bajos, otro hondo, rueda de peones y descabello (bronca); pinchazo bajo a paso de banderillas, bajonazo a toro arrancado y varias ruedas de peones en las que uno ahonda el estoque (bronca). Joselito: bajonazo (palmas y algunos pitos); pinchazo, rueda de peones y pinchazo hondo bajo (pitos y algunas palmas). Fernando Cepeda: estocada perpendicular, rueda vertiginosa e insistente de peones, 11 descabellos -aviso- y dos descabellos m¨¢s (silencio); estocada y rueda de peones (oreja). Se guard¨® un minuto de silencio en memoria de Yiyo, tr¨¢gicamente muerto en este coso hace cinco a?os. Plaza de Colmenar Viejo, 30 de agosto. Sexta corrida de feria. Tres cuartos de entrada.
Dos veces graduado en estas disciplinas, Manzanares dio orden de que picaran al toro aunque el presidente ya lo ten¨ªa condenado a banderillas negras, y se qued¨® de retaguardia para comprobar su estricto cumplimiento. La orden fue estrictamente cumplida, en efecto: el toro recibi¨® dos picotazos y un puyazo, pero el puyazo debi¨® sentarle fatal, pues se ech¨® a los lomos el artefacto de picar y lo volte¨® violentamente, dejando desparramados por la arena un caballo, un picador y un castore?o.
Banderillear al toro enloquecido tuvo aires de tragedia. Subalternos, a los que se unieron Joselito y su pe¨®n de confianza Mart¨ªn Recio, bregaban afanosamente para ponerlo en suerte y luego hacer el quite cuando persegu¨ªa el fondillo del banderillero, rabioso porque le hab¨ªa tirado un palo no se sab¨ªa don de. El p¨²blico, naturalmente, gritaba; hab¨ªa tanto alboroto en el tendido como en el ruedo, donde cayeron almohadillas, botes de bebidas, mendrugos de pan, y el esc¨¢ndalo se cern¨ªa sobre el coso colmenare?o.
Manzanares, mientras tanto, permanec¨ªa pegadito a la barrera y ni por asomo tuvo el detalle torero de coger el capote y salir a la palestra: para echar una mano. Impert¨¦rrito ante el infortunio de sus compa?eros, indiferente a la lecci¨®n de torer¨ªa que le estaba dando Joselito, si algo hac¨ªa era alegar dirigi¨¦ndose al delegado de la autoridad, que estaba a sus espaldas en el callej¨®n. Cambiado el tercio sin que se produjera ning¨²n percance, Manzanares traste¨® desordenadamente, hiri¨® a paso de banderillas, la rueda de peones y la habilidad de un pe¨®n para ahondar el estoque mataron al toro, y ni a¨²n vi¨¦ndolo muerto deb¨ªa de tenerlas todas consigo.
Joselito estuvo muy torero en el toro de Manzanares y, en cambio, no estuvo nada torero en el siguiente, que era el suyo. Incapaz de fijarlo, hubo de ser Mart¨ªn Recio quien lo hiciera pisando terreno comprometido y echando abajo el capote, con una torer¨ªa que no supo demostrar su jefe de cuadrilla. La gente se volc¨® en ol¨¦s y ovaciones con Mart¨ªn Recio. El toro acab¨® reserv¨®n y Joselito le machete¨® tras intentar unos derechazos. Al segundo, que recibi¨® el p¨²blico con un broncazo fenomenal por mocho, por choto y por chungo, Joselito le dio pases fuera-cacho, descargando la suerte, metiendo pico, y la afici¨®n se hacia cruces. La afici¨®n nunca habr¨ªa esperado de Joselito semejante. vulgaridad.
Fernando Cepeda estuvo pl¨²mbeo en el tercero y al comprobar la nobleza del sexto se le alegr¨® el coraz¨®n. Despu¨¦s de varias tandas aseaditas citando de costadillo, lig¨® con arte los naturales y en algunos hasta Reg¨® a cargar la suerte, lo cual no deja de ser sorprendente. Tambi¨¦n lo fue el estoconazo/que cobr¨®. Acabada la funci¨®n, el p¨²blico abronc¨® a Manzanares por su actitud en el toro del esc¨¢ndalo pero tambi¨¦n por sus inhibiciones en el primero, que parec¨ªa boyante y tampoco lo quiso ni ver. Manzanares, poco acostumbrado a torear toros de verdad, los vio ayer de cerca y debi¨® creer que eran el coco.
Babelia
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