Televisi¨®n, turismo,zapatos y flamenco
Cuarenta y siete personas componen la expedici¨®n del Polit¨¦cnica: 23 integran la estrictamente deportiva, en la que se incluyen tres t¨¦cnicos, un m¨¦dico y un masajista, y 24, la de los, acompa?antes, entre los que est¨¢n los presidentes de la federaci¨®n y del club, el rector de la universidad de Timisoara, varios directivos y sus esposas. Todas coinciden en su indignaci¨®n por ciertas informaciones en el sentido de que ha habido roces con el Atl¨¦tico a causa del alojamiento. "Se han tergiversado los hechos", comentan; "nos ha dado el triple de lo que nosotros pudimos darle en nuestro pa¨ªs. Estamos encantados". Quiz¨¢ no sea para menos con tanta televisi¨®n, tanto turismo, tantos zapatos, tantos toros, tanto flamenco o tantos zumos.En realidad, la ¨²nica queja de los rumanos fue por la falta de televisores en las habitaciones del hotel en que se les instal¨® al principio ante los problemas de plazas en otros para tanta gente durante tantos d¨ªas, ya que llegaron el s¨¢bado porque es cuando la compa?¨ªa a¨¦rea Tarom tiene vuelo directo -el regreso ser¨¢ tras el partido aprovechando el charter que habr¨¢ tra¨ªdo horas antes a algo menos de un centenar de aficionados- Y es que para cada uno de ellos era una obsesi¨®n tumbarse frente a la peque?a pantalla. El lunes, cuando se trasladaron, pudieron hacerlo.
Exprimir el tiempo
Otros muchos detalles les tienen, sin embargo, encandilados. Sobre todo, como suele ocurrir, a los altos dirigentes. El Atl¨¦tico, puso a su disposici¨®n desde el primer instante un relaciones p¨²blicas y una limusina con ch¨®fer privado. As¨ª, han exprimido el tiempo al m¨¢ximo. El domingo visita ron el Museo del Prado y el Palacio Real, el lunes estuvieron de tiendas por La Vaguada y en Las Ventas -"una corrida de toros es algo para ver s¨®lo una vez en la vida porque es cruel", dice uno de ellos; "adem¨¢s, nos sent¨ªamos desambientados y ni sab¨ªa mos cu¨¢ndo ten¨ªamos que aplaudir"- y el martes, tras ir a Aranjuez y Toledo, lo cerraron palmeando con un cuadro flamenco contratado por el club rojiblanco como fiesta tras la cena oficial.
Los futbolistas no tuvieron, como de costumbre, tantas opciones. Vieron mucho la televisi¨®n, se atiborraron de zumos, se entrenaron bastante y, eso s¨ª, se acercaron un ratito a la Gran V¨ªa para pertrecharse de calzado. Para ellos mismos eligieron los deportivos; para sus mujeres y sus hijos, los de vestir, ya que los de piel escasean en Rumania. Si esta noche eliminasen a sus colegas del Atl¨¦tico, se podr¨ªa decir de ellos con mucha m¨¢s raz¨®n aquello de "como ni?os con zapatos nuevos".
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