xUMBERTO ECO El general, Sadam Husein y Mahoma
Estaba pensando en el reciente caso Bettelheim. Algunos de sus pacientes lo acusan de haberlos tratado como a ni?os perturbados, sin serlo o si¨¦ndolo en peque?a medida, y de haberlos sometido despu¨¦s a vejaciones tan crueles, tanto desde un punto de vista f¨ªsico como moral, como para devolverlos a su vida adulta m¨¢s trastornados que antes. Nos encontramos ante la cl¨¢sica paradoja del mentiroso: ?podemos juzgar sensato el testimonio de alguien que dice que se ha vuelto loco??Est¨¢ loco o es un mentiroso el ex jefe del Estado Mayor de la aeron¨¢utica norteamericana? Indudablemente, un general que se dedica a contar por ah¨ª cu¨¢l va a ser su jugada secreta, o es idiota o es un mentiroso. Sadam Husein, astuto como s¨®lo sabe serlo un ¨¢rabe, comprende que el general tiene que ser un mentiroso, un lince que quiere hacerle creer que el ataque va a llegar por el aire cuando en realidad va a llegar por tierra. Pero luego el Gobierno norteamericano reacciona como un solo hombre y pone al general de patitas en la calle. De este modo da a entender que ¨¦ste hab¨ªa dicho la verdad: no era mentiroso, sino idiota. Husein, listo como una sierpe mesopot¨¢mica, despliega de repente todas las defensas alrededor de Bagdad.
?Pero es posible que el Gobierno norteamericano pueda estar preparando en secreto un ataque a¨¦reo y luego, ante la estupidez de su general, se demuestre tan idiota como para destituirlo, revelando de este modo que hab¨ªa dicho la verdad? Deber¨ªa haber disimulado para que Husein pensase en una h¨¢bil mentira y trasladase sus defensas a las fronteras terrestres.
Husein, taimado como un personaje de Las mil y una noches, se huele un doble truco: los norteamericanos autorizan al general a decir una mentira y luego lo destituyen, como si hubiese dicho la verdad; de este modo Husein se esperar¨¢ ahora un ataque a¨¦reo, mientras que el ataque llegar¨¢ por tierra. Por tanto, Husein vuelve a trasladar sus defensas a las fronteras terrestres. Pero Husein, que es m¨¢s largo que Mahoma, no puede haber pasado por alto la hip¨®tesis de que los norteamericanos hayan metido la pata (no ser¨ªa la primera vez); en tal caso, el ataque llegar¨ªa por el aire, as¨ª que Husein tendr¨ªa que volver a desplegar sus defensas alrededor de Bagdad.
No obstante, como Husein sabe que los norteamericanos saben sin ning¨²n tipo de duda que ¨¦l los considera propensos a las meteduras de pata, tendr¨ªa el deber de pensar que ¨¦stos han especulado sobre tal certidumbre suya, y en ese caso -veloz como el p¨¢jaro ruj- volver¨ªa a trasladar sus defensas a las fronteras terrestres.
Si Husein -ligero como el ladr¨®n de Bagdad- formulara estas hip¨®tesis una tras otra se ver¨ªa obligado a ordenar que sus tropas avanzasen y retrocediesen, poni¨¦ndolas nerviosas; pero si, capcioso como Al¨ª Bab¨¢, pudiese abarcar de una vez el conjunto de las infinitas posibilidades de ensamblado progresivo de las hip¨®tesis, se encontrar¨ªa en un callej¨®n sin salida, con las defensas paradas a mitad de camino. Por tanto, si Husein fuera astuto y tuviera una mente l¨®gica, los norteamericanos habr¨ªan ganado la primera manga.
Pero plante¨¦monos ahora el punto de vista norteamericano. Si el general era un idiota sincero, y si el Gobierno se ha comportado est¨²pidamente, dando a entender que era sincero, los norteamericanos tienen que haber comprendido que Husein tambi¨¦n ha comprendido, y si hab¨ªan preparado un ataque a¨¦reo, tendr¨¢n que cambiar sus planes atacando por tierra. Pero tambi¨¦n deben de haber previsto que Husein, tan notoriamente sagaz como el feroz Saladino, puede prever esta jugada, as¨ª que tendr¨¢n que mantener su prop¨®sito inicial de atacar por aire. Pero podr¨ªan haber urdido una estratagema con el general, induci¨¦ndolo a decir una mentira para destituirlo despu¨¦s como si hubiese dicho la verdad, por lo que estar¨ªan preparados para atacar por tierra, prometi¨¦ndose que Husein los esperara por el aire, pero ahora, reflexionando, sospechan que Husein, perspicaz como un jinete del desierto, ha adivinado su plan, as¨ª que tendr¨¢n que cambiar de estrategia y atacar por el aire porque Husein los espera por tierra.
As¨ª pues, los norteamericanos se encuentran en este momento en la misma situaci¨®n que Husein: o mandan sucesivamente ¨®rdenes contradictorias a un cuerpo de expedici¨®n que ya tiene los nervios de punta debido al calor, o quedar¨¢n bloqueados ante la imposibilidad de decidir cu¨¢l es la estrategia m¨¢s imprevisible. Si los norteamericanos son astutos y tienen una mente l¨®gica, esta manga la ganar¨¢ Husein.
La guerra es una cosa demasiado seria como para dejar que la haga cualquiera.
es escritor y profesor universitario.Traducci¨®n de Carlos Alonso.
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