Sector l¨¢cteo: evitemos nuevos conflictos
FERNANDO MORALEDA
En el transcurso de esta semana se reanudan las negociaciones que durante los ¨²ltimos meses han venido desarrollando -entre bloqueos e interrupciones- los sindicatos agrarios y la Federaci¨®n Nacional de Industrias L¨¢cteas (FNIL) en torno a los precios de la leche y las garant¨ªas de cumplimiento de los controles para los productores l¨¢cteos.A este nuevo intento de abordar la negociaci¨®n se llega despu¨¦s de las ¨²ltimas movilizaciones que los productores de leche han protagonizado, en respuesta al llamamiento efectuado por los sindicatos agrarios m¨¢s representativos, con la Uni¨®n de Peque?os Agricultores (UPA) entre ellos.
Explotaciones familiares
Pocos conflictos se anuncian con tanta anterioridad como ¨¦ste, que, de nuevo, hemos vuelto a encabezar en la defensa de los intereses de las explotaciones familiares. La andadura de las relaciones interprofesionales del sector l¨¢cteo se iniciaba en febrero de 1988 con la firma del primer acuerdo entre los productores y las industrias representadas en la FNIL.
A casi tres a?os vista desde la firma de aquel acuerdo, la valoraci¨®n que nos merece el proceso seguido por el sector es lamentablemente negativa. Pareciera como si el tiempo, en lugar de madurar las relaciones contractuales entre ganaderos e industriales l¨¢cteos, haya propiciado una separaci¨®n mayor y una confrontaci¨®n de intereses cada vez m¨¢s patente.
Los hechos as¨ª lo demuestran. Porque del acuerdo interprofesional de 1988 pasamos en 1989 al arbitraje del Ministerio de Agricultura, y ya en 1990 al desacuerdo y a la escalada creciente de la desestabilizaci¨®n econ¨®mica y social del sector l¨¢cteo, a instancias siempre de unos industriales que han demostrado a menudo ser tan miopes en su gesti¨®n empresarial como provocadores en sus relaciones con los sindicatos agrarios.
Durante estos mismos a?os y en paralelo, el Ministerio de Agricultura ha ido evolucionando desde la presi¨®n inicial, l¨ªcita, sobre el sector industrial -en defensa del colectivo de peque?os agricultores con el que ten¨ªa y sigue teniendo la obligaci¨®n moral de alinearse-, al arbitraje de 1989 y finalmente hasta la posici¨®n siempre f¨¢cil de la neutralidad, aduciendo la libre responsabilidad de las partes para alcanzar acuerdos.
De este modo estamos asistiendo a una prolongaci¨®n del conflicto, sin que ni desde el ¨¢mbito empresarial, que ocupan las industrias, ni desde el pol¨ªtico, que representan el Ministerio de Agricultura y los Gobiernos aut¨®nomos, se haya facilitado una salida consensuada a los cientos de miles de peque?os ganaderos de leche, cuyas econom¨ªas dependen casi exclusivamente de esta producci¨®n.
Porque no hay que olvidar que detr¨¢s de la producci¨®n l¨¢ctea de nuestro pa¨ªs se encuentran muchas explotaciones familiares, situadas sobre todo en la mitad norte peninsular, en unas zonas que re¨²nen buenas condiciones para la producci¨®n de pastos pero que ofrecen escasas alternativas para la diversificaci¨®n, de modo que los productores de leche obtienen de este trabajo sus principales, cuando no ¨²nicos, ingresos.
Un futuro compartido
El futuro de las industrias necesariamente debe ligarse al de los ganaderos. Ganar en competitividad, calidad y confianza ante los consumidores significa para los industriales, a su vez, compartir por la v¨ªa del entendimiento y la colaboraci¨®n las reclamaciones sindicales que desde una concepci¨®n responsable del sindicalismo, y por tanto no sujeta a otros intereses que los estrictamente sindicales, la UPA incluye en su propuesta de negociaci¨®n.
Dicho de otra forma, al igual que el sector productor, las industrias actuales est¨¢n asimismo condicionadas por una atornIzaci¨®n excesiva, y por consiguiente es tambi¨¦n imprescindible que ¨¦stas se reconviertan, en justa correspondencia con el esfuerzo paralelo que se demanda a los ganaderos. No compartimos ni entendemos, por tanto, esa estrategia actual de las industrias que se est¨¢ centrando en el beneficio r¨¢pido, a corto plazo, a costa de imponer sus condiciones sobre los peque?os productores -con vaivenes de precios, primas y descuentos-, en el marco de un mercado opaco y dominado por pr¨¢cticas que pudieran entrar en contradicci¨®n con la libre competencia.
Gestionar el conflicto
El sindicalismo que propugnamos desde opciones como la Uni¨®n de Peque?os Agricultores, junto a las organizaciones que en su momento suscribieron nuestra Propuesta Agraria Progresis.ta (PAP), tiene la responsabilidad de gestionar el actual conflicto con las industrias l¨¢cteas, en la b¨²squeda de un acuerdo que proporcione estabilidad al sector.
Para ello se hace imprescindible en primer lugar que los industriales reconozcan las posibilidades de aplicaci¨®n de la actual legislaci¨®n vigente -Ley de Contratos Agrarios y Ley de Arbitraje- como principio b¨¢sico que sustente los acuerdos que se alcancen.
Por otra parte, la soluci¨®n a la actual situaci¨®n de crisis ha de pasar por una estabilizaci¨®n de los precios que permita afrontar desde el consenso las medidas socioestructurales que deben aplicar tanto la Administraci¨®n central como las aut¨®nomas, pues s¨®lo as¨ª se proporcionar¨¢n unas aut¨¦nticas perspectivas de futuro a los peque?os ganaderos y se desterrar¨¢ esta imagen de inseguridad que est¨¢ ralentizando las mejoras que demandamos y debilitando las posiciones sindicales.
En cualquier caso, insistimos, cada vez resulta m¨¢s dif¨ªcil de entender la neutralidad de la Administraci¨®n en un conflicto de intereses como el que estamos sufriendo, y reiteramos la necesidad de que el Ministerio de Agricultura aplique todos los instrumentos legales a su alcance para ponerse al lado de la parte m¨¢s d¨¦bil, obviamente los peque?os ganaderos, sin escudarse en falsas neutralidades.
Desde otra perspectiva, y para finalizar, es igualmente imprescindible que los Gobiernos de las comunidades aut¨®nomas -con amplias competencias reconocidas en materia de infraestructuras, ordenaci¨®n y fomento de las mejoras de los sistemas productivos- afronten tambi¨¦n de manera concertada el futuro del sector y eviten actuaciones como la recientemente ofrecida por el consejero de Agricultura de Galicia, que en vez de asumir sus propias responsabilidades se deja llevar por un nuevo sindicalismo pol¨ªtico-institucional.
es secretario general de la Uni¨®n de Peque?os Agricultores (UPA-UGT).
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