"T¨®cala otra vez, Sam..."
Opina el autor del art¨ªculo que a pesar de algunas alternativas internacionales, entre las que destaca la reuni¨®n de Canc¨²n (M¨¦xico), de 1982, y de los planes Baker y Brady, Latinoam¨¦rica se encuentra sumida en un pavoroso cuadro cr¨ªtico que puede resumirse en cuatro palabras: deuda, d¨¦ficit, recensi¨®n e inflaci¨®n, males que pretende remediar el nuevo plan del presidente Bush, del pasado 27 de junio.
Durante el periodo de mayor impopularidad de la guerra de Vietnam, en Estados Unidos apareci¨® un p¨®ster que dio la vuelta al mundo. Bajo una gran fotograf¨ªa del presidente Richard Nixon, a quien los norteamericanos llamaban tricky Dicky (tramposo Dick), se le¨ªa: ?Le comprar¨ªa usted a este hombre un coche de segunda mano?".Algo as¨ª no deber¨ªa tardar en aparecer en Am¨¦rica Latina para resumir el escepticismo y la desconfianza que suscita entre los intelectuales y pol¨ªticos que no suscriben las ilusiones neoliberales en boga, la iniciativa para las Am¨¦ricas lanzada por el presidente George Bush el 27 de junio pasado.
En la ¨²ltima d¨¦cada, la pol¨ªtica global norteamericana hacia los pa¨ªses situados al sur del r¨ªo Grande tuvo dos aspectos. Por un lado, una serie de acciones concretas en materia pol¨ªtico-militar, destinadas a consolidar los intereses vitales de Estados Unidos en la regi¨®n. Por otro, tres iniciativas ret¨®ricas para contribuir a solucionar la crisis econ¨®mica latinoamericana.
Entre las primeras, la desestabilizaci¨®n del Gobierno sandinista en Nicaragua, el apoyo al Estado terrorista salvadore?o, la invasi¨®n de Granada y Panam¨¢ y, en el contexto de la lucha contra el narcotr¨¢fico, el env¨ªo de tropas a Bolivia y la firma de un acuerdo con los militares peruanos para instalar una base en el valle de Huallaga. La "militarizacion de nuestras relaciones con Am¨¦rica Latina", como las define Robert White, ex embajador de James Carter en El Salvador y actual presidente de la Comisi¨®n para las Relaciones Estados Unidos-Am¨¦rica Latina, incluye una base aliada en el Atl¨¢ntico sur (consecuencia de la victoria inglesa, con apoyo norteamericano, en la guerra de las Malvinas), la fuerza de despliegue r¨¢pido en el sur de Estados Unidos y la dependencia tecnol¨®gico-ideol¨®gica de todos los ej¨¦rcitos latinoamericanos, con excepci¨®n del sandinista y el cubano.
El apartado ret¨®rico incluye al Plan Baker, lanzado en 1985; al Plan Brady, actualmente en curso -anunciados como principio de soluci¨®n al problema de la deuda externa latinoamericana- y, ahora, la iniciativa del presidente Bush, que se pretende m¨¢s abarcadora y, por supuesto, definitiva.
Hemorragia financiera
Antes de analizar la intencionalidad y posibilidades de este nuevo plan conviene recordar el resultado para Am¨¦rica Latina de la pol¨ªtica norteamericana (que es la que determina en lo esencial la del resto de los pa¨ªses centrales) en la d¨¦cada pasada. Entre 1981 y 1989, la deuda latinoamericana trep¨® de 210.077 a 416.000 millones de d¨®lares, no obstante una transferencia de 200.000 millones -en forma de remesa de utilidades y pago de intereses- hacia los pa¨ªses acreedores y los organismos internacionales de cr¨¦dito.
La hemorragia financiera se produjo a pesar de un notable esfuerzo exportador. Am¨¦rica Latina export¨® en 1989 la cifra r¨¦cord de 110.000 millones de d¨®lares, pero los intereses de la deuda absorbieron el 30% del total, duplicando as¨ª los niveles de 1980. Las transferencias netas de la regi¨®n en 1988 superaron el beneficio global de las balanzas comerciales. En 1989, el PIB per c¨¢pita se situ¨® en los niveles de 1978 a causa de la ca¨ªda de la inversi¨®n y de la generalizaci¨®n de las pol¨ªticas recesivas de ajuste. La inflaci¨®n regional promedio alcanz¨® ese a?o el 1.000%.
En s¨ªntesis, que a pesar de algunas iniciativas internacionales (la pomposa reuni¨®n Norte-Sur de Canc¨²n, M¨¦xico, en 1982, es la m¨¢s notoria) y de los planes Baker y Brady, al iniciarse esta d¨¦cada, Am¨¦rica Latina se encuentra sumida en un pavoroso cuadro de crisis que puede resumirse en cuatro palabras: deuda, d¨¦ficit, recesi¨®n e inflaci¨®n. ?sos son los males que, sin alterar la pol¨ªtica global, pretende remediar con su nuevo plan el presidente Bush.
La iniciativa cubre tres ¨¢reas (comercio, inversi¨®n y deuda externa) y contiene otras tantas propuestas: a) Acuerdos de libre comercio entre Estados Unidos y asociaciones regionales o pa¨ªses individuales, como el recientemente suscrito con Canad¨¢ o el que !e negocia con M¨¦xico; b) Un fondo de inversi¨®n, administrado por el Banco Interamericano de Desarrollo, nutrido con un aporte anual de 100 millones de d¨®lares de Estados Unidos y 200 millones de la CE y Jap¨®n, y c) Una rebaja de 12.000 millones de d¨®lares de la deuda externa que los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina y el Caribe tienen con el Gobierno norteamericano.
Los dos ¨²ltimos apartados, aunque merecen un an¨¢lisis pormenorizado, se despachan a s¨ª mismos por lo irrisorio de las cifras. Trescientos millones de d¨®lares anuales para inversi¨®n (cuya principal finalidad ser¨ªa apoyar las medidas de privatizaci¨®n) y una rebaja de 12.000 millones de la deuda (en realidad, 7.000 millones de pr¨¦stamos concesionales que devengan bajo inter¨¦s y 5.000 millones de ventas de pr¨¦stamos comerciales para capitalizaci¨®n de la deuda) son claramente una gota en el mar.
Lo novedoso es la propuesta de libre comercio. En estricta doctrina, las ventajas de un acuerdo semejante s¨®lo son mutuas entre pa¨ªses de similar grado de desarrollo. De no ser as¨ª, el pa¨ªs con mayor mercado, desarrollo industrial m¨¢s avanzado y m¨¢s elevada tasa de crecimiento se especializa inexorablemente en la producci¨®n significativa y atrae lo esencial del beneficio, mientras sus asociados pagan en general los costes de la adaptaci¨®n y deben conformarse con la producci¨®n subsidiaria. Los denodados esfuerzos de los pa¨ªses recientemente incorporados a la CE (Espa?a, Grecia y Portugal), por no ver cristalizada una Europa "a dos velocidades", ilustran esa experiencia.
Abrazar al oso
La situaci¨®n de Am¨¦rica Latina en su conjunto -por no hablar de los pa¨ªses individualmente considerados- respecto a Estados Unidos es claramente inferior. Su PIB es 5,6 veces menor, y su PIB per c¨¢pita, 9,2 veces inferior, aunque m¨¢s del 60% de la poblaci¨®n americana vive al sur de Tejas. El valor de las exportaciones de Estados Unidos es 3,6 veces superior al de las latinoamericanas, a lo que se debe agregar su supremac¨ªa financiera, en transportes y marketing, y la implantaci¨®n mundial de sus empresas y bancos.
Es dif¨ªcil suponer cu¨¢l podr¨ªa ser el inter¨¦s latinoamericano, quiz¨¢ con la sola excepci¨®n mexicana, por abrazar al oso. No hay en el Plan Bush elementos que permitan vislumbrar soluciones en el corto o mediano plazo para ning¨²n pa¨ªs.
En cambio, parece evidente que la propuesta norteamericana apunta a, al menos, tres objetivos: desarticular o diluir las iniciativas latinoamericanas de integraci¨®n regional; consolidar el fabuloso negocio de la capitalizaci¨®n (los bancos se est¨¢n quedando con empresas comprando bonos de la deuda al 20% o 30% de su valor, pero capitalizando el ciento por ciento), y por ¨²ltimo, dejar bien claro ante sus competidores mundiales, en particular la CE y Jap¨®n, a qui¨¦n pertenece ese territorio.
Si se miran las cosas a la luz de la recomposici¨®n mundial en curso (la CE integrada en 1992; la casa com¨²n con los pa¨ªses del Este a m¨¢s largo plazo y un bloque del Pac¨ªfico hegemonizado por Jap¨®n) y de los graves problemas econ¨®micos de Estados Unidos, parece evidente que la iniciativa de las Am¨¦ricas no es otra cosa que un burdo intento de mantener el patio trasero como reserva estrat¨¦gica de mercado y materias primas.
Ha habido otras iniciativas luminosas en el pasado, llamadas "pol¨ªtica del buen vecino" (Roosevelt), "... del punto cuarto" (Truman), "alianza para el pro gresc?" (Kennedy) y "derechos humanos" (Carter), por no re montarnos a las propuestas de la conferencia americana de 1889. Toda esa ret¨®rica se esfum¨® en el viento de la historia latinoamericana. Pero all¨ª est¨¢n, en carne y hueso, las bases militares, los ej¨¦rcitos amigos y las democracias mendicantes, rigurosamente vigiladas por el bueno de Tricky Sam.
es escritor y periodista argentino.
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