Desolaci¨®n del movimiento estudiantil franc¨¦s tras la violencia de los 'zul¨²es'
La amarga sensaci¨®n de haber sido utilizados; y desbordados por grupos minoritarios de gamberros, los llamados zul¨²es, pesaba ayer sobre los estudiantes del ciclo superior de la ense?anza media francesa. Un movimiento estudiantil que naci¨® como una protesta por la inseguridad en los institutos ve comprometido su porvenir por la org¨ªa de violencia con que culmin¨® su gran manifestaci¨®n parisiense del pasado lunes.
Una de las dos coordinadoras que desde hace un mes animan el movimiento de los bachilleres, la compuesta por militantes comunistas- e izquierdistas, anunci¨® ayer su intenci¨®n de continuar las acciones de protesta por la mediocridad de las condiciones materiales de ense?anza en los liceos y la falta de libertades de reuni¨®n y expresi¨®n. Esa coordinadora convoc¨® nuevas manifestaciones en toda Francia para el pr¨®ximo viernes.La otra coordinadora, la pr¨®xima a la organizaci¨®n SOS Racismo, abrumada por las violencias del lunes y tentada a aceptar el ofrecimiento de di¨¢logo del presidente Fran?ois Mitterrad y el ministro de Educaci¨®n, Lionel Jospin, dudaba de la utilidad de nuevas acciones callejeras.
En la tarde del pasado lunes, un millar de zul¨²es o j¨®venes sin ocupaci¨®n particular de los suburbios de Par¨ªs, y tambi¨¦n grupos de estudiantes radicales, se enfrentaron a pedradas con las fuerzas antidisturbios. Hubo un centenar de heridos en ambos bandos, 80 detenciones, una estaci¨®n de ferrocarril devastada
Rompedores
Durante la gran manifestaci¨®n estudiantil, que reuni¨® a m¨¢s de 100.000 personas, los zul¨²es tambi¨¦n llamados por los bachilleres casseurs o rompedores, ya hab¨ªan apedreado numerosos escaparates y saqueado su contenido. Ese fue el mofivo aducido por el prefecto de Par¨ªs para dispersar prematuramente la manifestaci¨®n, lo que desencaden¨® la violencia final.Los l¨ªderes estudiantiles condenaron ayer unos incidentes que han "ensuciado" la imagen de su movimiento. Naser Ramd¨¢n, bachiller de origen magreb¨ª pr¨®ximo a SOS Racismo, estaba al borde de las l¨¢grimas. "No es justo", dijo, "que unos cuantos j¨®venes destruyan en unos minutos lo que decenas de millares llevan semanas construyendo. Nuestro movimiento es responsable y pac¨ªfico". El mismo sentimiento invad¨ªa a Amad¨², joven comunista senegal¨¦s. "Mi l¨ªder es Ghandi. Estoy contra el racismo y la guerra. ?C¨®mo puedo aprobar la violencia?", dijo Amad¨².
Los sucesos del lunes han revelado la existencia de dos grandes corrientes en el seno de la juventud francesa de entre 14 y 18 a?os. Una, la mayoritaria, es la formada por estudiantes de liceos de origen popular que apenas han conocido otro presidente que Fran?ois Mitterrand. Es la generaci¨®n Mitterrand, que ve c¨®mo los institutos p¨²blicos no son capaces de prepararla para la dura competici¨®n en una sociedad que, pese al Gobierno de la izquierda, ha impuesto como valores el ¨¦xito y el dinero. Seg¨²n revelan las encuestas publicadas estos d¨ªas por Le Nouvel Observateur, L'Evenement du Jeudi, Liberation y Le Monde, lo que m¨¢s odia en el mundo la generaci¨®n Mitterrand es la guerra y el tr¨¢fico de drogas, y lo que no soporta de Francia es el paro y el racismo.
Son chicos y chicas de todas las razas que rechazan los partidos pol¨ªticos y simpatizan con los ecologistas; aceptan las conquistas de la revoluci¨®n sexual de sus padres, pero aspiran a un matrimonio de amor; no quieren abandonar el domicilio familiar hasta haber encontrado un buen trabajo y un buen apartamento; no aspiran a hacer ningua revoluci¨®n; aceptan el capitalismo, y desean que las libertades y las ventajas materiales de la sociedad occidental les alcancen lo antes posible.
Esa juventud es la que reclama "m¨¢s dinero para la educaci¨®n" y se opone a la guerra del Golfo. Seg¨²n la interpretaci¨®n del soci¨®logo Edgar Morin, esos j¨®venes no quieren cambiar el mundo, a diferencia de los de Mayo de 1968, pero de modo confuso expresan ante todo su "desencanto" por la ausencia de "valores morales" de la actual sociedad francesa.
El otro sector juvenil es el de los hijos de inmigrantes pobres y los desempleados franceses de los suburbios de Par¨ªs y otras grandes ciudades. Esos muchachos s¨®lo expresan su odio por una sociedad que exhibe constantemente una calidad de vida a la que ellos no pueden aspirar.
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