Perseguidos, perseguidores
Perseguido es una pel¨ªcula horrible. Habla de un a?o futuro, en el cual la televisi¨®n transmite programas en que presos entregados por el Gobierno tienen una oportunidad de escapar de unos siniestros perseguidores asesinos-verdugos ante un p¨²blico que chorrea sadismo. Somos nosotros, por un juego de espejos: nos hacemos sangrientos y ponemos nuestra voluntad en el crimen, aunque sea a la inversa: deseamos que maten a los malos. Como si hubiera malos y buenos. Los malos somos siempre nosotros, sin darnos cuenta: los mirones.Prefiero las pel¨ªculas de amor de los jueves / viernes. Me refiero a la pornograf¨ªa dura de Canal +, en la madrugada que, sin embargo, son a su vez perseguidas por los buenos, que no se ocupan tanto del sadismo no sexual (si es que lo hay). Sin embargo, a muchas mujeres muy independientes les parecen malas, porque su atractivo principal est¨¢ en la penetraci¨®n, que est¨¢n considerando hace tiempo como una agresi¨®n. Hay campa?a en contra. No s¨®lo la de los bienpensantes, que a fin de cuentas pretenden la abstenci¨®n y la castidad, que puede producir un gozo celestial, sino la de los nuevos libertinos, que dicen que es mucho mejor todo lo dem¨¢s: los aleda?os.
Mujeres de las que en la novela er¨®tica francesa del siglo pasado y principios de ¨¦ste se llamaba demi-vierges. En el programa de Tribunal popular referido a la campana del preservativo, hab¨ªa opiniones a favor de este sexo light, que coincide con otra ligereza -alimenticia, ideol¨®gica, literaria y de peso corporal- que se impone sobre nuestra sociedad. La consistencia se desmorona.
Carrillo defendi¨® un comunismo light, y ahora le oigo que quiere irse con ¨¦l a la casa com¨²n, despu¨¦s de haber sido perseguido por todos durante tantos a?os. No le dejan. Como Pedro Picapiedra, se queda solo en la noche, ante la puerta de la casa, aullando. Pero Wilma Benegas no le abre.
Perseguidos, perseguidores... En Tele 5, el programa ?D¨ªgame?- el pintoresco Basillo, Laurita Valenzuela- busca desaparecidos. Hubo este fin de semana un reencuentro: un hombre fue abandonado por su mujer; en el trastorno y el fastidio, desapareci¨® de su casa, y dej¨® a sus hijos al cuidado de la abuela.
La abuela le reclam¨® por esta televisi¨®n: fue reconocido, y alertada la familia. Viv¨ªa con otra mujer, con la que ten¨ªa otro hijo. Ahora, todos se juntan en el estudio. Con reticencias, eso s¨ª: la abuela no est¨¢ muy segura de dejar a la madrastra hacer funciones de madre. Para que luego digan de Cristal. Aparte de este caso concreto, ?ser¨¢ legal mostrar y describir desaparecidos, para que sean encontrados quiz¨¢ en contra de su propia voluntad? ?No son mayores de edad que han tomado decisiones? Asuntos tenebrosos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.