John Major gana terreno para suceder a Thatcher
La disputa del liderazgo del Partido Conservador brit¨¢nico parec¨ªa ayer cosa de dos, despu¨¦s de que John Major anunciara haber recibido el apoyo de la tercera parte de los parlamentarios tories. Douglas Hurd pierde terreno claramente. Tanto ¨¦l como Major y Michael Heseltine ofrecen programas casi intercambiables, con el ¨¦nfasis en la reforma del poll tax y en la necesidad de recuperar la unidad. Las melladas dagas blandidas en los ¨²ltimos d¨ªas han vuelto a las fundas mientras los tres contendientes se aprestan a ofrecer una id¨ªlica imagen de unidad y armon¨ªa. Entre los laboristas, que se las promet¨ªan muy felices disputando una elecci¨®n general a Thatcher, no se oyen m¨¢s que dos palabras dirigidas a sus oponentes: judas e hip¨®critas.
La campa?a por la primac¨ªa conservadora s¨®lo tiene el aliciente de qui¨¦n ser¨¢ el ganador, acentuado por lo que da la impresi¨®n de haberse convertido en una carrera entre Heseltine y Major. Los programas de los tres no son muy discrepantes, y los propios candidatos no tienen empacho en reconocer que las diferencias son m¨¢s de personalidad, estilo y antecedentes que de fondo. A Heseltine le confiere singularidad el hecho de haber sido quien forz¨® la salida de Thatcher.Los dos ministros han tomado distancias con respecto al poll tax. Hurd lo pone en su agenda tras la prioridad m¨¢xima de unir al partido, e insiste en la necesidad de hacerle m¨¢s justo y aceptable. Es una declaraci¨®n de principios que tambi¨¦n acepta Major, aunque ambos creen que cuando la reforma en marcha entre en vigor ese impuesto municipal ser¨¢ menos repelente. Heseltine insiste en que la reforma ha de ser profunda si se quiere ganar a los laboristas.
Los tres aspirantes dicen contar con buenas perspectivas, si bien la candidatura de Major es la que aparece como favorita en las casas de apuestas, despu¨¦s de que el ministro de Hacienda -a los 47 a?os el m¨¢s joven de los contendientes y el hombre del cambio generacional- asegurara que la tercera parte de los parlamentarios le han prometido su apoyo en la votaci¨®n del martes. La incorporaci¨®n a su campo del l¨ªder de los Comunes, John MacGregor, le potencia a¨²n m¨¢s.
A Major le han ofrecido su apoyo quienes se consideran guardianes de las esencias del thatcherismo, entre quienes Heseltine dice tambi¨¦n haber conseguido promesas.
Major juega la carta del hombre de origen modesto que ha llegado a la cumbre, y ayer prometi¨® que su objetivo es crear en el Reino Unido una sociedad sin clases para el a?o 2000, declaraci¨®n maximalista donde las haya en un pa¨ªs permeado hasta lo m¨¢s profundo por la conciencia de clase. Major dijo tambi¨¦n que la pr¨®xima elecci¨®n general se ganar¨¢ o perder¨¢ en funci¨®n de la econom¨ªa.
El Hurd de aire patricio y car¨¢cter conciliador ha demostrado que las arrogancias de la campa?a electoral no son su estilo: en una comparecencia en televisi¨®n lleg¨® a re¨ªrse al verse obligado a definirse a s¨ª mismo como hombre de vigor. Al jefe de la diplomacia brit¨¢nica ha de molestarle el estar a la defensiva sobre sus conocimientos econ¨®micos y tener que repetir continuamente que sabe lo suficiente porque ha asistido durante seis a?os a discusiones gubernamentales sobre la materia.
El ex ministro de Defensa, mientras tanto, lucha por librarse de la etiqueta de traidor y dice que "en el partido hab¨ªa una divisi¨®n que era necesario tratar". Una vez resuelto el conflicto, los tories se unir¨¢n, y ¨¦l est¨¢ dispuesto a trabajar con cualquiera de los otros dos candidatos si gana uno de ellos y le requiere sus servicios. "Es un hombre de mucha personalidad y grandes logros, con el que ser¨ªa necesario hablar si queremos unificar el partido", replica Hurd con diplomacia al plante¨¢rsele la posibilidad de trabajar con Heseltine.
Trabajar juntos
Hurd, obviamente, se siente m¨¢s c¨®modo con Major, al que elogia como hombre brillante y capaz, piropos a los que responde el ministro de Hacienda diciendo que guarda la m¨¢s alta admiraci¨®n para su colega. "Hemos trabajado juntos y lo seguiremos haciendo", apostilla. Los tres candidatos van a evitar a toda costa los ataques personales en la confianza de que ello les permita saldar cuanto antes las heridas sufridas por el partido, aunque entre los electores hay quienes hacen gala de su incapacidad de perdonar a Heseltine.
El vaiv¨¦n de sufragios para la segunda vuelta es de gran complejidad. Heseltine va a perder votos t¨¢cticos que recibi¨® en la primera consulta, aunque ayer declar¨® que 40 electores de Thatcher ya se hab¨ªan pasado a su campo. Su tarea es salvar en esta ronda la corta distancia que separa los 152 votos que obtuvo en la primera vuelta de los 187 que dan la victoria.
Los parlamentarios conservadores han vuelto este fin de semana a sus circunscripciones electorales para sondear el sentir de las bases tories y obrar en consecuencia el martes. Los sondeos que los peri¨®dicos vayan a publicar estos d¨ªas sobre qu¨¦ candidato es m¨¢s capaz de derrotar a los laboristas servir¨¢n tambi¨¦n de importante orientaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.