"Espa?a debe incentivar el mecenazgo para su desarrollo cultural y educativo"
John Brademas es el presidente de la universidad privada neoyorquina (NY) y adem¨¢s es patrono de la Residencia de Estudiantes. En raz¨®n de ambas capacidades, habl¨® anoche en la legendaria sede madrile?a de esta instituci¨®n espa?ola. Lo hizo de lo que m¨¢s le importa: Educaci¨®n, cultura y filantrop¨ªa. Aunque es reacio a dar consejos, cuando se le piden los da: "Creo", dice, "que el Gobierno espa?ol ha de dar incentivos a las empresas, a la industria, a los individuos particulares y a las fundaciones privadas, cambiando sus leyes fiscales e incentivando la ayuda al desarrollo cultural, cient¨ªfico y educativo".Aparte de esa obsesi¨®n suya por convencer a los europeos de que el mecenazgo y el patrocinio son las mejores v¨ªas para hacer caminar a una sociedad moderna, hay otro elemento que hace atractiva la personalidad de este norteamericano descendiente de griegos: fue el presidente de la comisi¨®n designada por George Bush para estudiar los criterios que ha de seguir la Administraci¨®n para patrocinar las artes tras el esc¨¢ndalo que llev¨® a juicio una exposici¨®n de fotos de Robert Mapplethorpe que el fiscal juzg¨® obscena.
Adem¨¢s, John Brademas, un hombre vivaracho y locuaz, de ojos claros y penetrantes, es un buen conocedor del espa?ol, de los espa?oles y de la historia de Espa?a. Suya es una tesis sobre el anarquismo espa?ol, que aqu¨ª conoci¨® forma de libro, editado por Ariel en 1974. En su pa¨ªs fue congresista dem¨®crata durante 22 a?os, y ¨¦l mismo se sinti¨® muy orgulloso de haber figurado en la lista de enemigos del presidente republicano Richard Nixon.
El presidente de una universidad privada norteamericana tiene muchas responsabilidades. Brademas las describe as¨ª: "Es una tarea que combina dos cargos de la disciplina universitaria inglesa: la del presidente, que es honorario, y la del vicepresidente, que es efectivo. En mi caso, yo soy el jefe ejecutivo de la universidad. De m¨ª dependen casi 45.000 estudiantes en 13 departamentos universitarios distintos con un presupuesto anual operativo de m¨¢s de mil millones de d¨®lares".
Conjuntamente con sus obligaciones, el profesor Brademas tiene aquella que le da m¨¢s trabajo, y acaso la que le produce, desde su punto de vista, una satisfacci¨®n m¨¢s honda: "Yo soy el principal recaudador de fondos privados para la NYU. Tengo que recaudar al menos dos millones de d¨®lares semanales". ?Y lo consigue? "S¨ª, c¨®mo no. Por ejemplo, hace cinco a?os anunci¨¦ una campa?a para la NYU que nos deb¨ªa llevar a recaudar un bill¨®n de d¨®lares desde entonces hasta el a?o 2000. A diez a?os de nuestro objetivo, en enero de 1990 hemos logrado recaudar la mitad de ese dinero".
Brademas lleva diez a?os en la presidencia de la NYU y, a diferencia de lo que se supon¨ªa que deb¨ªa hacer cuando era congresista, "no trabajo para que me reelijan, sino que trabajo". Dentro de a?o y medio ser¨¢ presidente em¨¦rito.
Un interlocutor real
Hace a?os, Brademas inici¨® su cruzada a favor de las ventajas del patrocinio con un interlocutor que luego ser¨ªa rey: el pr¨ªncipe Juan Carlos: "Le habl¨¦ de la conveniencia de que el Estado espa?ol permitiera que se recaudaran fondos privados para ayudar a las universidades espa?olas a contribuir al desarrollo pol¨ªtico, social y econ¨®mico de su pa¨ªs y de su regi¨®n".?Y c¨®mo ha de arbitrar la Administraci¨®n espa?ola el sistema para que esa ayuda se lleve a cabo de manera satisfactoria para todos? "Creo que el Gobierno espa?ol deber¨ªa considerar la reforma de sus leyes fiscales para dar incentivos a los individuos, a las empresas, a las industrias y a las fundaciones privadas que quieran contribuir con sus fondos al desarrollo cultural, cient¨ªfico y educativo de las sociedades en las que est¨¢n implicados. A cambio recibir¨ªan beneficios fiscales que har¨ªan m¨¢s atractivo su gesto de patrocinio. Nosotros tenemos ese sistema en Estados Unidos. Y funciona".
Como congresista, Brademas impuls¨® la ley que establece que el Estado ha de endeudarse en favor de las artes. Recientemente tuvo que presidir una comisi¨®n, designada por George Bush, para establecer hasta qu¨¦ punto el Estado debe contribuir a lo que se llam¨® "arte obsceno" al hablar de una exposici¨®n del fot¨®grafo Mapplethorpe en un museo p¨²blico norteamericano. As¨ª resume la ense?anza de aquel episodio de discusi¨®n sobre la financiaci¨®n estatal de la cultura: "Creo que el Congreso actu¨® err¨®neamente al tratar de imponer restricciones con respecto a la clase de arte que se deb¨ªa Financiar con dinero p¨²blico. Para corregir esa enmienda se cre¨® la comisi¨®n que yo presid¨ª y que ten¨ªa car¨¢cter independiente. En septiembre dimos a conocer nuestro veredicto, que fue un¨¢nime: estamos en contra de cualquier restricci¨®n espec¨ªfica, proveniente del Congreso, en cualquier tipo de obra de arte financiada con dinero p¨²blico, porque no creemos que sea adecuado que un Gobierno censure obras de arte. El arte debe ser libre. El Estado no debe ser el que diga qu¨¦ se debe ver, qu¨¦ se debe pensar, qu¨¦ se debe decir".
Babelia
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