Contradicciones editoriales
Le agradecer¨ªa insertara en su peri¨®dico, estas consideraciones acerca de su editorial Moral y pol¨ªtica, del 24 de este mes.Puede alguien extra?arse de que sea "su talante (el de la Iglesia) propio de quienes se consideran guardianes del tarro de las esencias morales"? ?Cabe imaginarse semejante ignorancia en un escritor y en su editorial como para no conocer esa verdad de catecisi-no de que a la Iglesia le compete velar por los valores morales? ?Restar¨¢ algo a esa verdad elemental el tufillo ir¨®nico con que expresa el articulista tal misi¨®n "guardianes del tarro de las esencias morales"?
?No es, si no mentira crasa, s¨ª al menos exageraci¨®n evidente achacar al documento episcopal su pretensi¨®n de erigirse en norma de conducta de una sociedad plural en todos los terrenos, incluyendo el de la moral"?
?Por qu¨¦ "las visiones de las religiories deben ser rechazadas en las sociedades libres en tanto en cuanto pretendan erigirse en referencla obligada de su comportarmento"? ?No son acaso las religiories, y en concreto la cat¨®lica, uria realidad social de primera rnagnitud en nuestra sociedad plural? El mismo articulista se contradice en ese aspecto al terminar su art¨ªculo: "El arraigo de la Iglesla cat¨®lica en la sociedad espa?ola y el origen cristiano de muchos de sus valores justifican el inter¨¦s episcopal por el estado de la moralidad. Pero no hasta el punto de imponer el concepto cristiano como ¨²nica referencia v¨¢lida y de erigirse en custodios no solicitados de la buena conducta de los espa?oles". Un salto cualitativo, como se ve, desde Lina referencia a la ¨²nica referencia.
Sabe a rid¨ªculo, por otra parte, achacar a la Iglesia un reduccionismo de los valores a los del ¨¢mbito sexual, familiar y educativo: "Valores, todo hay que decirlo, que la Iglesia parece reducir a los ¨¢mbitos sexual, familiar y educativo". ?D¨®nde queda lo de unas l¨ªneas m¨¢s arriba "en su pretensi¨®n de erigirse en norma de una conducta de una sociedad plural en todos los terrenos, incluido el de la moral"? Si el editorialista no es del todo extra?o a ese peri¨®dico, no tiene m¨¢s que recordar los art¨ªculos editoriales de la ¨²ltima d¨¦cada: apenas encontrar¨¢ una cr¨ªtica a la Iglesia en el problema social, justo cuando antes no se le hac¨ªa m¨¢s que atacar en ese frente. Pero la Iglesia se ha mostrado vanguardista precisamente en el problema social, delante y muy por delante de ciertos presuntos socialistas. V¨¦anse, por ejemplo, los documentos titulados Laborem exercens y Sollicitudo rei socialis-
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