M¨¢s presion
NO LE fue f¨¢cil al presidente Bush convencer al Consejo de Seguridad de que aprobara el pasado jueves el proyecto de resoluci¨®n por el que "los Estados que cooperan con el Gobierno de Kuwait podr¨¢n utilizar todos los medios necesarios" para hacer que Irak se retire del emirato. Con este texto se permite el uso de la fuerza sin por ello tener que recurrir al art¨ªculo 42 de la Carta de la ONU, cuyas disposiciones militares son de mucho m¨¢s compleja adopci¨®n.A lo largo de las ¨²ltimas semanas, Washington ha tenido que desplegar un considerable esfuerzo diplom¨¢tico para conseguir los votos necesarios. Existe gran reticencia a iniciar una guerra tanto en los ¨¢mbitos internacionales como en el interior mismo de Estados Unidos: hasta personalidades tan poco sospechosas de pacifismo como Paul Nitze y Henry Kissinger o el almirante Crowe y el general Jones -estos ¨²ltimos, antiguos jefes del Estado Mayor estadounidense- han aconsejado que se siga la v¨ªa de la presi¨®n pac¨ªfica.
Y es que la guerra no es popular, por mucho que existan tensiones belicistas en determinados estamentos de la sociedad occidental. La lentitud con que el mundo aliado est¨¢ llegando a considerarla inevitable es indicativa del poco entusiasmo que despierta una soluci¨®n violenta de la crisis del Golfo. En este sentido, Bush ha actuado con extrema prudencia desde el principio; su predisposici¨®n a una soluci¨®n negociada qued¨® demostrada ayer, viernes, con su propuesta de intercambio de visitas de los responsables de la diplomacia de EE UU e Irak, James Baker y Tarek Aziz, respectivamente.
El plazo l¨ªmite acordado por el Consejo de Seguridad para que Sadam Husein se retire del emirato invadido expira el 15 de enero. ?Quiere esto decir que el d¨ªa 16 estallar¨¢ la guerra? Es posible que s¨ª, aunque lo importante es que el l¨ªder iraqu¨ª lo crea. Tal como est¨¢ redactada, la resoluci¨®n de la ONU no puede interpretarse m¨¢s que como un ultim¨¢tum. El dispositivo militar est¨¢ desplegado; en definitiva, todo est¨¢ dispuesto para el inicio de unas hostilidades cuya ¨²nica inc¨®gnita es su final.
La resoluci¨®n 678, aprobada anteayer por el Consejo de Seguridad, no tiene por qu¨¦ desencadenar una guerra. Su principal efecto es reforzar la presi¨®n sobre Sadam. Cuando el 6 de agosto se tom¨® la decisi¨®n de establecer el embargo, las Naciones Unidas escogieron un rumbo que hac¨ªa de la guerra la ¨²ltima de las soluciones posibles, y, por tanto, la menos deseable. Nunca fue considerada como alternativa inmediata. Si la opci¨®n b¨¦lica hubiera sido la preferida se habr¨ªa tomado en el momento mismo en que estuviere preparado el dispositivo militar, es decir, a mediados de septiembre; no hab¨ªa raz¨®n para esperar, si no era porque se prefer¨ªa doblegar a Sadam Husein por otros medios.
No ser¨ªa razonable decidir ahora que el embargo ha fracasado. Los acontecimientos sugieren m¨¢s bien lo contrario. Los expertos calculan que la eficacia del embargo exige un a?o de aplicaci¨®n. Por esta raz¨®n, la fecha l¨ªmite del 15 de enero ser¨ªa un error si s¨®lo se entendiera como el umbral de una guerra, cuando su verdadera eficacia debe consistir en incrementar los efectos disuasorios. La soluci¨®n b¨¦lica, que indudablemente derrotar¨ªa a Sadam Husein de forma definitiva, tiene implicaciones pavorosas para el Pr¨®ximo Oriente (una guerra santa, un ataque contra Israel, las represalias de ¨¦ste, la muerte de centenares de miles de v¨ªctimas inocentes ... ). Tambi¨¦n son comprometidas; sus consecuencias para el futuro: derrotado Irak, s¨®lo quedar¨ªan como potencias militares Ir¨¢n y Siria.
El reforzamiento de las medidas de presi¨®n sobre Irak es en cambio excelente, y en ese orden cabe lamentar la abstenci¨®n de China en el Consejo de Seguridad y los votos en contra de Cuba y Yemen. Sin embargo, lo importante ahora no es disponer lo que se va a hacer en la guerra, sino preparar lo que ocurrir¨¢ en la paz tras la ca¨ªda de Husein. Llega el momento de encararse con un proyecto justo de armon¨ªa y libertad en todo Oriente Pr¨®ximo, y eso incluye la soluci¨®n de los problemas de Palestina y L¨ªbano. Que Sadam Husein utilice la cuesti¨®n israel¨ª como excusa en beneficio propio, y que ello deba ser rechazado, no invalida el hecho de que ser¨ªa de justicia encontrarle una salida honorable al tiempo que se destrona al b¨¢rbaro que tambi¨¦n la pretende. Sobre todo porque una actitud m¨¢s clara de la ONU es la mejor forma de aislar a Sadam Husein.
Las semanas venideras son peligrosas. Cabe esperar de quienes son los l¨ªderes de las naciones libres y democr¨¢ticas una moderaci¨®n que aleje el espectro de la locura a que nos lleva un hombre como Sadam Husein. Y si al Final la guerra resultase inevitable, en cualquier caso no ser¨¢ consuelo saber que la culpa fue de Irak y no de los que pretenden doblegarle.
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