Espa?a se clasific¨® sin brillantez para el Europeo
Por suerte para el equipo espa?ol, por una vez el miedo, en forma de freno constante a la natural predisposici¨®n de concebir y desarrollar el baloncesto que tienen los jugadores hispanos, no dio como resultado una derrota. Espa?a consigui¨® sus dos objetivos prioritarios, la clasificaci¨®n para el Europeo y la victoria en el partido. Pero la calidad del juego desplegado durante una gran parte del encuentro no da lugar para efusivas muestras de alegr¨ªa.Espa?a estar¨¢ en Roma, pero el billete para la fase final se pod¨ªa, y deb¨ªa haberse conseguido, de una forma m¨¢s acorde con las posibilidades y calidad que atesoran en la actualidad sus componentes. vistazo a los nombres de la selecci¨®n espa?ola y quedan pocas dudas de la calidad de un equipo que deber¨ªa figurar como escolta de Yugoslavia en el ranking de Europa.
Y la raz¨®n b¨¢sica del decepcionante juego es que se intent¨® jugar a una velocidad y con un control que no lo propiciaban ni el contrario ni mucho menos el estilo habitual al que est¨¢n acostumbrados los jugadores dirigidos por D¨ªaz Miguel.
Aleccionados por su t¨¦cnico, el coche en el que se viajaba hacia Italia llevaba el freno de mano echado. Hab¨ªa que marcar la jugada, hab¨ªa que elucubrar sobre las posibilidades ofensivas. Ven¨ªa bien que pasasen los minutos. Pero lo que no era l¨®gico es que todo esto lo ¨²nico que provocaba era un agarrotamiento y falta de fluidez evidentes. La estrategia dictada desde el banquillo espa?ol rozaba con el talante natural de los jugadores. Cuando a Villacampa, Jofresa o Biriukov les daba por tirar por la calle de en medio, ?sorpresa!, se consegu¨ªan canastas r¨¢pidas, con menor oposici¨®n e incluso en algunas ocasiones vistosas. Estos ataques de espontaneidad eran r¨¢pidamente sofocados y todo volv¨ªa a su sitio.
Entre la lentitud de maniobra del equipo espa?ol y la pir¨¢mide de arena que construyeron los ¨¢rbitros, el primer tiempo fue de los que crean afici¨®n, pero a otro deporte. 51 minutos de tiempo real, 38 faltas personales se?aladas (con clara desventaja para Espa?a, que en 20 minutos ten¨ªa colocados a un jugador con cuatro -Romay, quien si no-, otros cuatro con tres, y Andreu, descalificado), que dieron como resultado 39 tiros libres. Espa?a ¨²nicamente hab¨ªa conseguido ocho canastas en juego, y Alemania una menos. Con estos n¨²meros, sobra toda explicaci¨®n.
Irritaci¨®n
La meticulosidad hasta extremos irritantes de los colegiados propuso y consigui¨® que el acierto en la l¨ªnea de tiros libres se convirtiese en una clave fundamental del partido. Mientras el equipo espa?ol se mostraba intratable (32 de 35, 90%), los alemanes fallaban uno tras otro como escopeta de feria (22 de 33, 66%). Y no s¨®lo fue ah¨ª donde el seleccionado alem¨¢n mostr¨® sus debilidades, Svetislav Pesic, su entrenador, ha formado un conjunto con apariencia de Rolls Royce y consistencia de utilitario familiar.Las inquietudes t¨¦cnicas del yugoslavo ten¨ªan sentido, crearon multitud de problemas al controlado juego espa?ol, pero su empe?o choc¨® con algo b¨¢sico y hasta est¨²pido, pero simple y definitivo. Para ganar hay que meter la pelota en la canasta, que es lo que les costaba Dios y ayuda, sobre todo desde la l¨ªnea de personal.
En el segundo tiempo el juego espa?ol gan¨® en intensidad, gracias sobre todo a la direcci¨®n de Jofresa, la velocidad de Villacampa y la voluntad roboteadora de Orenga, pero el pie se levantaba del acelerador cuando parec¨ªa no haber obst¨¢culo en frente. A base de dejar pasar oportunidades para definir, una reacci¨®n racial de los germanos, no lleg¨® a complicar la clasificaci¨®n pero s¨ª a poner en entredicho la victoria.
Espa?a gan¨®, pero no convenci¨®. ?ste no es nuestro estilo, por mucho que se entrene o intente. Cuando tienes en la cancha a jugadores como Llorente, Jofresa, Villacampa, Biriukov, Antonio Mart¨ªn o Jim¨¦nez no puedes pretender que jueguen andando. Ni saben ni dudo que quieran aprenderlo m¨¢s de lo necesario.
VIadimir Tarakanov, exjugador del TSKA de Mosc¨² y en la actualidad componente del Stuttgart, preguntaba despu¨¦s del partido d¨®nde estaba el tradicional juego espa?ol basado en la velocidad y el contraataque. Eso nos preguntamos todos.
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