El Rambo deja las armas
Un grupo paramilitar colombiano desmoviliza su ej¨¦rcito de sicarios
Andr¨¦s L¨®pez, dirigente de la Alianza Democr¨¢tica M-19, mir¨® con atenci¨®n las 350 armas que le acaba de entregar el comandante Sergio Rodr¨ªguez, del grupo paramilitar de Fidel Casta?o, y coment¨®: "Con uno de estos fusiles intentaron matarme hace un a?o. Me gustar¨ªa saber cu¨¢l es para llev¨¢rmelo y guardarlo como recuerdo". Este comentario muestra lo parad¨®jico del hecho. Fidel Casta?o, conocido como El Rambo, y a quien se acusa de horrendas matanzas y otros delitos, decidi¨® desmovilizar su ej¨¦rcito de sicarios.
El Rambo eligi¨® a su antiguo enemigo, el dirigente de izquierda Andr¨¦s L¨®pez, para entregar los fusiles, las ametralladoras, las granadas y las pistolas con las que hizo la guerra durante varios a?os a todo lo que le oliera a comunismo. El acto se realiz¨® en una finca abandonada en pre dios de uno de los municipios m¨¢s golpeados por el terror desatado por los grupos armados, tanto paramilitares como de la guerrilla: Valencia, al sur de la provincia caribe?a de C¨®rdoba.A las ocho de la ma?ana del pasado lunes 26 de noviembre, Andr¨¦s L¨®pez y 10 guardaespaldas llegaron hasta all¨¢. Les esperaban tres hombres del grupo paramilitar. Bajo los ¨¢rboles y sobre tarimas improvisadas estaba colocado, en perfecto orden, el moderno armamento. Seg¨²n los entendidos, el arsenal puede costar 70 millones de pesetas. En lo alto, colgada de unas frondo sas ramas, estaba la bandera nacional.
"Cometimos errores"
A los periodistas que llegaron despu¨¦s se les reparti¨® un mensaje del comando central del ej¨¦rcito paramilitar. En un apartado dice: "Aceptamos que hemos sido uno de los factores generadores de violencia. Pero nos atrevemos a asegurar que dicha violencia no cesar¨¢ mientras no exista por parte de todas las organizaciones armadas, que se encuentran en la legalidad o al margen de la ley, una disponibilidad para reconocer y aceptar que en la guerra todos hemos cometido errores y excesos. Por qu¨¦ no olvidar y tratar de encontrar lo que antes busc¨¢bamos, utilizando otras formas de lucha".En un sencillo acto, Andr¨¦s L¨®pez entreg¨® el arsenal al gobernador de C¨®rdoba. Uno a uno, mientras un juez verificaba n¨²mero y marca, los fusiles y ametralladoras fueron colocados en un furg¨®n y conducidos hasta el batall¨®n del Ej¨¦rcito, por una polvorienta carretera que atraviesa f¨¦rtiles sabanas, escoltados por cuatro camiones repletos de soldados. Pero la entrega de todos los instrumentos de guerra no es lo ¨²nico parad¨®jico de esta historia protagonizada por uno de los personajes m¨¢s siniestros de estos a?os de barbarie en Colombia. El Rambo, que fue quien invit¨® a los ganaderos de la zona a formar ej¨¦rcitos de matones para acabar con los grupos guerrilleros y arrasar su base social, decidi¨® tambi¨¦n entregar sus tierras a los campesinos pobres.
Hace tres meses, un rumor empez¨® a correr por C¨®rdoba, una de las provincias m¨¢s atrasadas de Colombia, donde a¨²n se dan relaciones feudales: "A los campesinos pobres y a las v¨ªctimas de la violencia les van a regalar las tierras de Fidel Casta?o-". Dos meses atr¨¢s, en Monter¨ªa, capital de la provincia, abri¨® sus puertas la Funpazcor (Fundaci¨®n para la Paz de C¨®rdoba). All¨ª se empezaron a entregar formularios a los campesinos que so?aban con tener una parcela propia.
"Al comienzo hab¨ªa temor; la gente se acercaba incr¨¦dula. Pero ahora que entregamos las primeras 1.100 hect¨¢reas, no damos abasto con las solicitudes", comenta uno de los directivos de la fundaci¨®n.
Santa Paula es el nombre de la primera hacienda que ha sido aparcelada y entregada a los labriegos pobres. All¨ª, bajo el infernal sol del mediod¨ªa, se reunieron el pasado domingo 245 familias de desheredados del campo colombiano.
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