La amenaza totalitaria
Slobodan Milosevic es un comunista de corte bolchevique que dirige desde hace tres a?os Serbia. En medio de un ocaso general de las ideas comunistas en todo el mundo, Milosevic ha logrado en Serbia el apoyo de una gran mayor¨ªa para una opci¨®n totalitaria, centralista y nacionalista. Yugoslavia est¨¢ m¨¢s cerca de su disoluci¨®n. Dif¨ªcil ser¨¢ para los pol¨ªticos occidentales, a¨²n sometidos al dogma de la integridad territorial yugoslava, convencer a Eslovenia y a Croacia de que tienen un futuro com¨²n con un pueblo dispuesto a seguir a estas alturas del siglo a un caudillo como Milosevic.El pr¨®ximo 23 de diciembre, los eslovenos decidir¨¢n en refer¨¦ndum sobre su declaraci¨®n de independencia. El resultado de las elecciones de Serbia har¨¢ a¨²n m¨¢s rotunda la manifestaci¨®n de secesi¨®n.
La clara victoria de Milosevic en las elecciones del domingo no puede explicarse con el f¨¢cil recurso de la derrotada oposici¨®n a la manipulaci¨®n. ?sta existi¨®, pero no ha sido decisiva. Con todo el aparato comunista intacto Milosevic contaba con todas las cartas en este juego.
La oposici¨®n sab¨ªa de la manipulaci¨®n informativa sin escr¨²pulos de prensa, radio y televisi¨®n, depurados de toda disidencia por Milosevic hace tiempo. Las concesiones hechas por Milosevic para evitar el boicoteo de la oposici¨®n fueron m¨ªnimas pero suficientes. La biso?ez de que ha hecho gala la oposici¨®n en torno al escritor derechista y nacionalista Vuk Draskovic ha sido dram¨¢tica.
Promesas incumplidas
Milosevic no ha cumplido ninguna de las promesas que en su d¨ªa hizo a los ocho millones de habitantes de la m¨¢s populosa rep¨²blica yugoslava. El aparato comunista en Serbia est¨¢ intacto como en ning¨²n pa¨ªs europeo, salvo todav¨ªa Albania. La Liga Comunista, rebautizada como Partido Socialista, ni siquiera se ha preocupado. de distanciarse de un pasado de represi¨®n, injusticia y corrupci¨®n. El problema alban¨¦s, que Milosevic utiliz¨® para auparse al poder convirtiendo la provincia serbia de Kosovo en escenario de una represi¨®n racista, est¨¢ m¨¢s lejos de una soluci¨®n que nunca.
Draskovic y su partido de renovacion serbia quisiese a las masas superando en radicalidad nacionalista a Milosevic, prometiendo "cortar las manos" a los albaneses y musulmanes que osaran enarbolar sus banderas sobre la "sagrada tierra serbia". El resultado ha demostra do que a nacionalista no hay quien gane a Milosevic, hijo de pope que combina con habilidad la demagogia igualitarista con la arenga nacionalpatri¨®tica. Los peligros de la confusi¨®n pol¨ªtica, moral e ideol¨®gica en el este de Europa tras la revoluci¨®n de 1989 se han visto en Polonia con la aparici¨®n de oscuros curande ros pol¨ªticos como Stanislaw Tyminski; en Eslovaqu¨ªa con sus fervores secesionistas, y en Rumania y Bulgarla con los ma ridajes de nacionalismo, intolerancia y desesperaci¨®n hereda dos del socialismo real.
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