Una sencilla sorpresa

Miqui Puig parece la reencarnaci¨®n de Fatty Arbuckle -aquel gordo que trabaj¨® con Mack Sennett y Buster Keaton en los comienzos del cine mudo-, convertido en m¨²sico pop. Puig es el cantante de Los Sencillos, un grupo formado en 1986 en L'Ametlla del Vall¨¦s (Barcelona) por cuatro j¨®venes con una edad media de 17 a?os. Entonces se llamaban Aullidos en el Garaje, y tras incorporar un organista y cambiar de nombre acaban de grabar su primer disco: De placer! La presentaci¨®n en directo de este trabajo en Madrid fue una agradable e inesperada sorpesa.A pesar de su juventud, Los Sencillos es un grupo asombrosamente maduro. Su disco parece destinado a ese mercado formado por un p¨²blico entre infantil y adolescente, con canciones ligeras, frescas y desinhibidas. En directo, su peso es mucho mayor por la fuerza, convicci¨®n y profesionalidad que el grupo imprime a sus composiciones.

Miqui Puig es un cantante de tesitura media que aguanta bien los agudos y con enorme garra esc¨¦nica; el bajista Marl¨¢ Roch suple sus limitaciones t¨¦cnicas con una gran precisi¨®n y buen gusto en el fraseo; Francesc Pascua proporciona la t¨ªmbrica precisa con su ¨®rgano Hammond; Germ¨¢n Ycobalzeta da sentido a su guitarra, y Carles Oliver posee una contundencia r¨ªtmica inusual en un baterista tan joven. Juntos se convierten en un quinteto s¨®lido, ensayado y seguro. Con presencia, ¨¢nimo y poder de Convicci¨®n.

Sus canciones no aportan nada nuevo y los textos carecende contundencia, pero salvan el escollo por su esp¨ªritu, frescura e ingenuidad. Composiciones como No, por eso no (Quiero que t¨² te vayas de aqu¨ª) y Mala mujer parecen destinadas al ¨¦xito por su habilidad en la construcci¨®n, dentro de un puro lenguaje pop, inocente y elemental.

Cuando el grupo incorpora versiones (Flamenco, de Los Brincos; Under my thumb, de los Rolling Stones) o muestra claramente sus referencias (Rufus Thomas, Rare Earth) mantiene el tipo con dignidad, con un gran sentido de los arreglos y del ensamblaje instrumental, un sonido limpio y referencias al mejor pop con influencias negras de los a?os sesenta. En el escenario se lo pasaron en grande, transmitieron.ese sentimiento al p¨²blico y casi al final enloquecieron con La vida es una t¨®mbola, de Marisol. No encandilaron por originales, sino por su entrega, disciplina y competencia profesional. Su aliento en escena fue sencillamente una sorpresa.