La loter¨ªa de Babilonia
Me imagino que el lector conocer¨¢ ese cuento de Borges titulado La loter¨ªa de Babilonia. En ¨¦l, un ciudadano de Babilonia, a punto de subir a una nave que -suponemos- le va a alejar definitivamente de su dudoso pasado, nos revela los misterios de la sorprendente loter¨ªa a la que se entregan con fervor dionisiaco los babilonios. Esa loter¨ªa fue, al principio, semejante a las nuestras, pero fracas¨® porque,"su virtud moral era nula. No se dirig¨ªa a todas las facultades humanas, ¨²nicamente a la esperanza". La compa?¨ªa que la organizaba empez¨® a perder dinero, pero todo cambi¨® cuando entre los n¨²meros favorables empezaron a intercalar n¨²meros adversos, que pod¨ªan significar para el implicado en ellos el pago de una fuerte suma de dinero que, de no ser saldada, le acarreaba al desafortunado crueles castigos f¨ªsicos. Ese peligro emocion¨® al p¨²blico; la loter¨ªa se convirti¨® en una parte esencial de la vida en Babilonia y jugaban por igual los pobres y los ricos. Prueba de ello es que con el tiempo la loter¨ªa llegar¨ªa a ser gratuita, adem¨¢s de secreta y general. Como dice nuestro viajero a punto de zarpar: "Qued¨® abolida la venta mercenaria de suertes. Ya iniciado en los misterios de Bel, todo hombre libre autom¨¢ticamente participaba de los sorteos sagrados y secretos... Las consecuencias eran incalculables. Una jugada feliz pod¨ªa motivar, para el concursante, su elevaci¨®n al concilio de los magos o la prisi¨®n de un enemigo (notorio o ¨ªntimo) o el encontrar, en la pac¨ªfica tiniebla del cuarto, la mujer que empieza a inquietarnos o que no esper¨¢bamos rever; una jugada adversa: la mutilaci¨®n, la variada infamia, la muerte".No citar¨¦ de momento m¨¢s p¨¢rrafos del cuento, pues creo que bastan para que el lector advierta que nos hallamos ante un relato fant¨¢stico, y el mismo Borges lo consider¨® as¨ª. ?Fant¨¢stico? Yo tambi¨¦n lo cre¨ªa, pero el otro d¨ªa tuve una intuici¨®n repentina, y al fin ca¨ª en la cuenta de que en Barcelona hab¨ªan instaurado una loter¨ªa casi igual que la de Babilonia, una loter¨ªa tan desconcertante y tan notoriamente vertiginosa que, como sigan as¨ª las cosas, puede convertirla en una ciudad tan m¨ªtica como Babilonia. ?Qu¨¦ corporaciones han organizado esta loter¨ªa secreta, gratuita y general, seg¨²n la cual unas veces puede estallar tu casa, cuando est¨¢s tom¨¢ndote pac¨ªficamente un caf¨¦, y otras veces puede desplomarse sobre tu cabeza el techo del aeropuerto cuando est¨¢s esperando a tu novia, y otras veces 100 operarios provistos de martillos el¨¦ctricos ejecutan ante tu ventana una interminable y apasionada sinfon¨ªa concreta? Hoy d¨ªa, en Barcelona, todos jugamos a la loter¨ªa de Babilonia. Los sorteos se llevan a cabo en secreto, y en secreto se materializan las suertes. A veces est¨¢s en el parque de la Ciudadela y de pronto cae ante ti una palmera. ?Tender¨¢s a pensar que fue un mero azar? S¨ª y no. Entraba en el sorteo d¨¦ la Compa?¨ªa y, aunque t¨² lo ignoraras, te hab¨ªa tocado en suerte que a las cinco de la tarde caer¨ªa ante ti una palmera. Como vemos, el sistema es un p¨¦rfido calco del babil¨®nico. "Sus agentes, como es natural, son secretos e imparten ¨®rdenes incesantemente...". ?El borracho que estrella su autom¨®vil contra un farol de la Diagonal, el forastero que hunde su veh¨ªculo en una zanja mal iluminada y peor se?alizada, el ciudadano que salta por los aires con el sill¨®n pegado a sus posaderas no ejecutan, acaso, ¨®rdenes secretas de la Compa?¨ªa? He hablado con cuantas personas conozco en la ciudad y he comprobado, con horror y al mismo tiempo con alivio, que ya son unos cuantos los que se han percatado de la existencia de la loter¨ªa y de la secreta o secretas corporaciones que la patrocinan, pero he de advertir que no todos razonan igual cuando tocan el problema. Como ocurri¨® en Babilonia, hay quienes piensan que "ya no existe la Compa?¨ªa organizadora, y que el sacro desorden de nuestras vidas es puramente hereditario, tradicional". Y hay tambi¨¦n extremistas que aseguran que la Compa?¨ªa y su loter¨ªa son eternas y que "perdurar¨¢n hasta la, ¨²ltima noche, cuando el ¨²ltimo dios anonada el mundo". Pero tambi¨¦n hay quienes creen que si bien la Compa?¨ªa o compamas son omnipotentes, s¨®lo influyen en cosas m¨ªnimas: la ca¨ªda de un sem¨¢foro, de un balc¨®n, de un andamio; el roce de dos taxis o el lejano gemido de una sirena policial...'". No faltan tampoco los p¨¦rfidos que aseguran que "ni Compa?¨ªa ni loter¨ªa han existido nunca", ni faltan los viles que declaran, p¨²blicamente y sin el m¨¢s m¨ªnimo sonrojo, que "es Indiferente afirmar o negar la realidad de la tenebrosa corporaci¨®n, porque Barcelona no es otra cosa que un infinito juego de azares".
Ante estas y otras conjeturas, la Compa?¨ªa, "con modestia divina", elude toda disputa y, "con su discreci¨®n habitual", vuelvo a citar a Borges, "no replica directamente". Guardando un silencio sepulcral, deja que el azar lo resuelva todo y que todo parezca el resultado de una prodigiosa improvisaci¨®n, tanto m¨¢s deliciosa cuanto m¨¢s terror¨ªficos sean los n¨²meros adversos. Exactamente igual que en Babilonia.
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