De la curiosidad al deseo
La tercera parte del Retrato del artista en 1956 -publicada en 1974 como Diario del artista seriamente enfermo- comprende el retorno a Barcelona de Jaime Gil de Biedma y la larga convalecencia a que le obliga una afecci¨®n pulmonar en la Nava de la Asunci¨®n. El mismo Gil de Biedma se da cuenta del cambio de tono del diario y anota: "Desde que estoy aqu¨ª advierto que mi humor, los temas y la manera de escribir han variado por completo. Comprendo ahora la man¨ªa de los h¨¦roes gidianos por estrenar cuaderno cuando marchan al extranjero. ?ste ser¨¢ muy distinto del otro".La amistad con Gabriel Ferrater, el ensayo que prepara sobre Jorge Guill¨¦n y su relaci¨®n con Vicente Aleixandre son algunos de los temas que refleja el cuaderno.
Los cambios y supresiones que sufri¨® esta parte en la edici¨®n de 1974 ten¨ªan como objetivo, como queda de manifiesto en la nueva edici¨®n, encubrir la homosexualidad del poeta. Su amante Jay, por ejemplo, se disfrazaba bajo el nombre de Jun y un personaje en vez de provocar "deseo inspiraba "curiosidad". En la edici¨®n de 1974 desaparec¨ªa tambi¨¦n una referencia concreta al escritor Juan Goytisolo, cuando Gil de Biedma describe una juerga nocturna con ¨¦l y un limpiabotas llamado Espa?a.
El contraste con Manila, a?oranza no disimulada, es un tema que aparece varias veces en esta parte."Seis d¨ªas aqu¨ª. Cierta nostalgia", escribe. Y, m¨¢s adelante habla de que Manila "tiene la provisionalidad de las posadas: se est¨¢ all¨ª siempre de paso, lo justo para ser libre. Cada d¨ªa es el primero y el ¨²ltimo. Aqu¨ª, en cambio, resulta irremediable pensar en antes de ayer y, en pasado ma?ana".
La vida mon¨®tona de Barcelona le abruma y le aburre a veces. "Si yo fuera un diarista rom¨¢ntico", reflexiona,-condenado a contar lo que ocurre en mi alma, deber¨ªa cerrar este cuaderno".
Cuando la enfermedad le fuerza a la reclusi¨®n en la Nava de la Asunci¨®n, el tono del diario se hace m¨¢s reflexivo. Convaleciente, cumple los 27 a?os con fastidio, pero al final se siente generoso al repasar el balance del a?o."Yo pedir¨ªa", escribe, "que 1957 sea tan bueno como su predecesor, que me entristece despedir. Temo a los a?os impares: suelen ser est¨¦riles"
Es el final. El diario acaba y es ahora, 34 a?os despu¨¦s de ser escrito, cuando aparece publicado en versi¨®n completa. El pasado sale a la luz, con el poeta ya muerto y, como dice Gil de Biedma, "lo m¨¢s bonito del pasado es el orden y lo bien que por fin se reparten los papeles"
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