El diablo, probablemente
"Vivimos en el reinado del hombre fr¨ªvolo", declaraba hace unas semanas el arzobispo de Valladolid. "No hay, pasi¨®n en el mundo contempor¨¢neo; no hay, como antes, una clara lucha entre el Bien y el Mal. Y es por eso que he tenido que regresar para marca claramente los l¨ªmites entre ambos", afirma una psic¨®pata que se dice el diablo en el filme que nos ocupa. M¨¢s all¨¢ de diagn¨®sticos comunes, lo cierto es que el lightismo hedonista imperante a dado carta de naturaleza a ficciones que resucitan lo sobrenatural como gancho.Lo curioso de Mr. Frost es que se trata de un filme europeo y no de un serial americano. Ello se aprecia en una factura general correcta en un reparto que re¨²ne algunos de los s¨®lidos actores de siempre, aunque el peso mayor lo lleve Jeff Goldblum, cuyo rostro tan peculiar ha servido para menesteres tan dis¨ªmiles como La mosca o El sue?o del mono loco. Se aprecia igualmente en la operaci¨®n de huir por igual de la pr¨¦dica religiosa y de los efectos especiales terror¨ªficos. De hecho, como corresponde a su cartesianismo asumido, Mr. Frost es antes un filme policiaco-psicol¨®gico que un producto fant¨¢stico.
Mr
FrostDirecci¨®n: Philip Setbon. Gui¨®n: Brad Lynch y P. Setbon. Producci¨®n: Francia-Reino Unido, 1990. Int¨¦rpretes: Jeff Goldblum, Alan Bates, Kathy Baker, Roland Giraud, Jean-Pierre Cassel, Elan el G¨¦lin. Estreno en Madrid: cines Lumi¨¨re (versi¨®n original).
El filme se coloca en el eje de una premisa mayor, la de la cordura o no del personaje principal y en torno a ella se establece el conflicto moral que anidar¨¢ en la psiquiatra que lo trata: ?es o no es Lucifer? En caso afirmativo, ?hay que matarlo para preservar al g¨¦nero humano del horror que Frost le causa, y con ello dar perversamente la raz¨®n al peculiar paciente, o, en cambio, hay que considerar, a la luz igualmente de la raz¨®n, que los da?os que ¨¦ste dice cometer se deben a simples casualidades? En esta operaci¨®n de mostrar o esconder, de dar pistas al espectador sobre la personalidad real del personaje del t¨ªtulo radica todo el atractivo de un filme de tan impecable factura como rutinario y aburrido.
La tensi¨®n del conflicto que sacude a sus personajes est¨¢ pr¨¢cticamente ausente del filme, tal vez porque su realizado, el antiguo guionista de historietas Philip Setbon, conf¨ªa en exceso en las cualidades de un gui¨®n vagamente inspirado en una historia real y con di¨¢logos y situaciones a veces ingeniosos, pero, en todo caso, insuficiente para lograr la adhesi¨®n del respetable. Le faltan a sus personajes ese gramo de maldad, de locura que son precisos para llevar a buen t¨¦rmino un flilme de estas caracter¨ªsticas.
Babelia
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