Drogodependencias
El art¨ªculo de Szerman y Delgado sobre el tratamiento de las drogo dependencias (EL PA?S, 10-12-90), en contestaci¨®n al m¨ªo del 24 de octubre lleva a cabo una manipulaci¨®n tan reiterada y llamativa de mis opiniones que me obliga a exponer los siguientes puntos:1. En mi art¨ªculo no se propone el Disulfiram como ¨²nico tratamiento del alcoholismo (ser¨ªa absurdo), ni se dice que los antagonistas de los opi¨¢ceos deban administrarse de cualquier modo (pero s¨ª que no requieren tecnolog¨ªa cara ni personal superespecializado), ni que el ¨²nico objetivo terap¨¦utico en las drogadicciones sea la abstinencia (aunque ¨¦se es, muchas veces, el principal).
2. En ning¨²n punto se pone en duda la necesidad del abordaje hol¨ªstico de las drogadicciones ni se discute la complejidad de su tratamiento, sino la vaga complicaci¨®n en la que se refugia con frecuencia la ignorancia.
3. El prop¨®sito principal de mi art¨ªculo -que Szerman y Delgado olvidan comentar- es la llamada de atenci¨®n sobre dos hechos evidentes hoy en Espa?a y en otros pa¨ªses europeos, que son: la infrautilizaci¨®n de t¨¦cnicas de tratamiento sencillas y econ¨®micas que, aplicadas con inter¨¦s y dedicaci¨®n a los pacientes, ser¨ªan m¨¢s adecuadas que las hoy usadas en una proporci¨®n nada despreciable de ellos, y la necesidad imperiosa de que los profesionales eval¨²en cient¨ªficamente sus indicaciones para adaptarlas a las necesidades cl¨ªnicas y p¨²blicas actuales, incluidas las generadas por la difusi¨®n del sida entre adictos inyectores.
4. Sin embargo, cuando Szerman y Delgado no trastocan mis opiniones, no encuentro discrepancias de fondo que justifiquen el tono de r¨¦plica de su art¨ªculo. Ignoro las razones que han llevado a estos autores a plantearlo as¨ª, en lugar de hacerlo como original (su art¨ªculo contiene alguna idea que, bien expresada, compartir¨ªan muchos profesionales), pero adelant¨® mi deseo de evitar lo que por aqu¨ª apunta: un seudodebate entre profesionales capaz de confundir a los lectores y de distraer la atenci¨®n de la necesidad de actuar sobre los dos puntos arriba expuestos. Destacar hechos como ¨¦stos, de los que dependen la salud y las condiciones de vida de cientos de pacientes, de sus familiares y de la propia sociedad, es una responsabilidad social de los expertos a la cual, seg¨²n creo, deben subordinarse otros intereses.
Finalmente, si nos vi¨¦ramos obligados a trabajar con la vaguedad de ideas, las lagunas bibliogr¨¢ficas y la incapacidad de proponer soluciones pr¨¢cticas que rezuma el art¨ªculo de Szerman y Delgado, habr¨ªa que admitir no s¨®lo los riesgos de cualquier optimismo sino tambi¨¦n la inoportunidad de todo aquello que no sea un convencido pesimismo, en lo que al tratamiento de las drogadicciones se refiere.-
. M¨¦dico adjunto del servicio de psiquiatr¨ªa del hospital Puerta de Hierro.
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