Tras las huellas de Magallanes
Un equipo de televisi¨®n ha grabado una serie siguiendo la ruta de los conquistadores
Un grupo de sevillanos, a bordo de un barco de 19 metros de eslora, ha recorrido 26 pa¨ªses de los cinco continentes para filmar 100 horas de grabaci¨®n para un programa de Canal Sur, El testamento de Ad¨¢n. Lo que en principio era una aventura, seguir la huella de los Ilustres navegantes Fernando de Magallanes, Juan Sebasti¨¢n Elcano, Francisco Pizarro y Crist¨®bal Col¨®n, ha acabado convirti¨¦ndose en un documento divulgativo con tintes estremecedores interpretado por personajes ajenos a la ficci¨®n: piratas, n¨¢ufragos y hasta un devastador tif¨®n.
Jos¨¦ Manuel N¨²?ez, productor y director de la serie, y su equipo televisivo se encontraron por azar con las im¨¢genes de su rescate de siete n¨¢ufragos filipinos que navegaban a la deriva aferrados a unos tableros de madera en el mar de Sul¨² (Filipinas); secuencias de piratas surcadores de aquellos mares, o temas del tif¨®n Ruping, el m¨¢s devastador de la zona en la ¨²ltima d¨¦cada. Aseguran que s¨®lo pretend¨ªan contribuir a aclarar la diatriba sobre el V Centenario, pero desconoc¨ªan el c¨²mulo de errores y, adversidades que el destino cobr¨® a Magallanes y a sus contempar¨¢neos como cuota de entrada en la historia. La experiencia ser¨¢ plasmada en la serie de 16 cap¨ªtulos El testimonio de Ad¨¢n, financiada por Canal Sur y que se emitir¨¢ el pr¨®ximo a?o.De los 16 cap¨ªtulos de la serie, seis est¨¢n dedicados a la circunnavegaci¨®n de la Tierra en 1519 por Magallanes y Elcano (La tierra es una bola); cuatro a la conquista de M¨¦xico por Hern¨¢n Cort¨¦s en 1519 (Los dioses blancos conquistan M¨¦xico); cuatro, a la anexi¨®n a la Corona espa?ola del Incario (Per¨²), lograda en 1536 por Pizarro (El Dorado Big¨², forja de civilizaciones), y, dos, al primer viaje de Col¨®n (?Tierra, tierra!) de 1492.
Esp¨ªritu aventurero
Jos¨¦ Manuel N¨²?ez de la Fuente, director de Provitel, productora de la serie, so?¨® durante tres a?os con convertirse en Pizarro, Cort¨¦s, Magallanes o Crist¨®bal Col¨®n, en su opini¨®n "los leg¨ªtimos herederos de Ad¨¢n durante varios siglos". El 500? aniversario del Descubrimiento le sirvi¨® de excusa: en agosto de 1989, Canal Sur destin¨® 60 millones de pesetas a su esp¨ªritu aventurero.El 4 de febrero del pasado a?o, nueve personas -un c¨¢mara de televisi¨®n, un t¨¦cnico de sonido, un encargado de producci¨®n, un ayudante de realizaci¨®n, un directo realizador y cuatro tripulantes- partieron de Sevilla tras la estela de los famosos navegantes a bordo del Antaviana, un velero gemelo de los Fortuna construidos por Javier Visiers. En el horizonte, de diez meses a un a?o de traves¨ªa a lo largo de 26 pa¨ªses de los cinco continentes y una profec¨ªa: "Los psic¨®logos, al saber que los componentes del equipo televisivo nunca hab¨ªamos navegado, nos dijeron que no soportar¨ªamos mas de 15 d¨ªas". La profec¨ªa se cumpli¨®, pero s¨®lo a medias.
Los primeros 30 d¨ªas, hasta llegar a R¨ªo de Janeiro, coincidieron con fuertes oleajes y las primeras tempestades de caracteres. La convivencia se resquebraja m¨¢s si cabe con el racionamiento de agua (un litro por persona y d¨ªa) y el term¨®metro a 36 grados. A 50 millas del estrecho de Magallanes, frente a las costas de la Patagonia, el velero embarranc¨®. El Antav¨ªana clav¨® su proa en un banco de arena cuando navegaba a ocho nudos por hora, y, tras vacilar como una peonza, un golpe de viento empuj¨® la quilla y el velero pudo enderezar su rumbo. Sin embargo, la comunicaci¨®n con Espa?a -a trav¨¦s de Rafael del Castillo, un radioaficionado canario- qued¨® interrumpida durante varios d¨ªas. El 19 de abril la expedici¨®n lleg¨® a Punta Arenas, en territorio chileno. Mientras el Antaviana permanec¨ªa amarrado a puerto para su reparaci¨®n, dos tripulantes, un t¨¦cnico de sonido y un integrante del equipo de producci¨®n, decidieron depedirse de la aventura.
Amarrados al c¨¢mara
Cubierta una de las bajas, el velero sigui¨® su ruta: isla de Pascua, en el oc¨¦ano Pac¨ªfico, Tahit¨ª y las islas Samoa. En este ¨²ltimo punto el Antaviana enfil¨® rumbo a la Polinesia, camino de Filipinas, Borneo y las islas Molucas. La tripulaci¨®n tuvo que sortear tres ponderantes imprevistos: el tif¨®n Rupling -el m¨¢s devastador de la ¨²ltima d¨¦cada en aquellos mares-, el rescate de siete na¨²fragos y las acometidas de los piratas que surcan la zona. Tres caramelos golosos para la ya entonces maltrecha Betacam, la c¨¢mara de v¨ªdeo empleada en la filmaci¨®n. Durante el tif¨®n, que alcanz¨® los 240 kil¨®metros por hora, los cuatro supervivientes del equipo televisivo se amarraron en cubierta al c¨¢mara para que ¨¦ste pudiera tomar las tempestivas im¨¢genes. Los n¨¢ufragos tambi¨¦n fueron objeto de numerosos primeros planos durante el rescate. Indones¨ªa fue la ¨²ltima estaci¨®n para el equipo de televisi¨®n. Desde all¨ª se dirigieron en avi¨®n hacia Sevilla para comenzar el montaje de la serie, mientras los navegantes dirig¨ªan el velero hacia la capital hispalense, adonde llegar¨¢n dentro de un par de meses, seg¨²n sus c¨¢lculos.
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