El caso alban¨¦s
EL EQUIPO dirigente de Tirana est¨¢ realizando una evoluci¨®n sui g¨¦neris hacia la democracia, con el doble prop¨®sito de adaptarse a los cambios provocados por el hundimiento del comunismo y de conservar a la vez el poder en manos del mismo partido que ha ejercido una brutal dictadura durante m¨¢s de 40 a?os. Sobre este proceso complejo influyen en primer lugar los acontecimientos internacionales: deseosa de romper un aislamiento cada vez m¨¢s costoso, Albania ha proclamado su deseo de participar en la Conferencia sobre Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa (CSCE); pero ello implica asumir en su r¨¦gimen interior un m¨ªnimo respeto de los derechos humanos. Por otra parte, la presi¨®n interior a favor de la democracia es cada vez m¨¢s fuerte: en el pasado mes de diciembre tuvieron lugar manifestaciones de decenas de miles de personas en varias ciudades, lo que llev¨® a Alia a negociar con los estudiantes -punta de lanza del movimiento- y a asumir algunas de sus demandas.En la actualidad, el Partido Democr¨¢tico ha sido legalizado y tiene permiso de publicar un peri¨®dico. El partido democristiano ha empezado a actuar, pero no est¨¢ legalizado. Las elecciones est¨¢n convocadas para el 10 de febrero, y el Gobierno las presenta como "libres y pluralistas". Sin embargo, frente a partidos de oposici¨®n que acaban de nacer, el partido comunista, con el aparato de propaganda y coacci¨®n en sus manos, tendr¨ªa todas las bazas para obtener -con mayor o menor limpieza electoral- la mayor¨ªa y seguir gobernando. Por eso la reivindicaci¨®n b¨¢sica de la oposici¨®n es ahora el aplazamiento hasta abril de las elecciones. Otro tema candente es el de los presos pol¨ªticos. La reciente puesta en libertad de algunos detenidos no resuelve la cuesti¨®n. Hay en Albania miles de presos pol¨ªticos y una medida efectiva de liberaci¨®n es condici¨®n previa para que la democratizaci¨®n pueda tomarse en serio.
No se trata de ignorar la situaci¨®n objetiva y de pensar que, de golpe, puede triunfar una democracia perfecta que elimine los residuos del pasado. Pero un dato b¨¢sico del momento actual es la desconfianza del pueblo hacia el Gobierno, a despecho de los pasos dados hacia una apertura democr¨¢tica. Lo demuestra la emigraci¨®n masiva, en las ¨²ltimas semanas, de miles de albaneses -de origen griego- hacia Grecia. El Gobierno de este pa¨ªs se esfuerza por convencerles de que deben esperar en Albania los cambios que est¨¢n en marcha. Pero tal argumento es poco convincente, ante lo padecido durante d¨¦cadas de opresi¨®n comunista.
Es evidente que la transici¨®n s¨®lo puede ser gradual, sobre todo en un pa¨ªs sin ra¨ªces democr¨¢ticas como Albania. Pero existe el peligro de que el gradualismo se convierta en par¨¢lisis del avance hacia una democracia real. Si se ignora la demanda de la oposici¨®n de un aplazamiento que permita realizar las elecciones con un m¨ªnimo de juego limpio, las reacciones populares tomar¨¢n otros cauces. La apertura no puede convertirse en un barniz que facilite la permanencia en el poder de Alia y su equipo, a lo sumo con una oposici¨®n maniatada en el nuevo Parlamento.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.