El libro de un jesuita desvela los esp¨ªas del Vaticano
El jesuita norteamericano Robert Graham, considerado una autoridad en espionaje vaticano, est¨¢ a punto de publicar un libro explosivo sobre las tramas que, dentro y fuera del Vaticano, han llevado a cabo esp¨ªas internacionales para intentar adue?arse de sus secretos. Seg¨²n la revista 30 Giorni, todav¨ªa recientemente han sido expulsados de la Santa Sede dos sacerdotes sospechosos y un empleado que escuchaba las conversaciones telef¨®nicas del Papa.
La revista 30 Giorni, una respetable publicaci¨®n, muy cercana al Papa y sobre todo al prefecto del ex Santo Oficio, el cardenal Joseph Ratzinger, y la ¨²nica que ha podido examinar parte del manuscrito de Graham, acaba de hacer una sabrosa anticipaci¨®n que confirma lo que tantos hab¨ªan sospechado siempre. Es decir, que en torno a la c¨²pula de San Pedro han revoloteado siempre los servicios de espionaje y contraespionaje, eclesi¨¢sticos o seglares, para intentar captar los mensajes secretos que, bajo c¨®digo cifrado, salen y llegan cada d¨ªa a la poderosa Secretar¨ªa de Estado del Papa.Uno de los ejemplos de superesp¨ªa, presentado por Graham con rigurosa documentaci¨®n, es el de Alessandro Kurtna. Nacido en Estonia, Kurtna obtuvo de su Gobierno una beca para investigar en los archivos secretos del Vaticano, consiguiendo al tiempo algunas relaciones con personajes importantes de la Santa Sede, interesados en los problemas del Este comunista. Simult¨¢neamente, hac¨ªa viajes a Polonia y Ucrania, frecuentando diversos ambientes eclesi¨¢sticos. Su condici¨®n de religioso-esp¨ªa se descubri¨® gracias a que el entonces sustituto de la Secretar¨ªa de Estado con P¨ªo XII, y futuro Pablo VI, Giovanni Battista, Montini ten¨ªa tambi¨¦n sus investigadores secretos.
Emisiones clandestinas
En un documento llegado el 11 de noviembre de 1941 a manos de Montini -y que el libro publicar¨¢-, se informaba que una persona que formaba parte del Servicio de Informaci¨®n Militar (SIM) le hab¨ªa dicho a un empleado del Ministerio de Asuntos Exteriores que Radio Vaticana emit¨ªa clandestinamente noticias para el contraespionaje. La noticia era falsa, pero lo que hab¨ªa ecurrido era que en la l¨ªnea de la radio del Vaticano, donde funcionaba un grupo de escucha del SIM, exist¨ªa una antena por la que se emit¨ªan mensajes en la misma frecuencia de la emisora. El SIM descubri¨® que se trataba de un esp¨ªa alem¨¢n; confisc¨® su radio y continu¨® enviando mensajes falsos en ruso a la Uni¨®n Sovi¨¦tica.Un d¨ªa, Mosc¨², que ignoraba aquel cambio, le dijo a su agente de Roma que se-? pusiera en contacto con Alessandro Kurtna, advirti¨¦ndole: "No te maravilles si le encuentras vestido de sacerdote". Los servicios secretos italianos, que descubrieron a Kurtna, se dieron cuenta con sorpresa de que figuraba en el libro de pagos de Kappler, el todopoderoso jefe de la polic¨ªa nazi en Roma.
Graham ha ense?ado a 30 Giorni un informe del 24 de marzo de 1942, bajo las siglas KA-4442 y firmado por Kappler, en el cual puede leerse: "Geheim!" (secreto), y cuyo objeto es "ostpolitik del Vaticano" (apertura vaticana hacia el Este). Seg¨²n el jesuita, aquel informe estaba hecho con las informaciones que pasaba Kurtna, y en ¨¦l se habla de c¨®mo llegaban hasta el Vaticano las informaciones sobre el Este, donde la invasi¨®n alemana hab¨ªa desencadenado una lucha feroz. Tambi¨¦n recoge algunas cartas secretas enviadas al Vaticano por algunos jesuitas de Estonia, Lituania y Polonia.
En realidad, el problema de los esp¨ªas dentro del Vaticano ha existido siempre. Ha habido en todas las ¨¦pocas eclesi¨¢sticos y seglares que, por dinero, han vendido al enemigo documentos y claves de c¨®digos cifrados usados entre el Vaticano y las diversas nunciaturas del mundo. Este corresponsal recuerda que un d¨ªa le cont¨® el entonces sustituto de la Secretar¨ªa de Estado del Vaticano, Giovanni Benelli, que al llegar al puesto que antes hab¨ªa sido ocupado por Pablo VI se vio obligado a despedir o a castigar con el env¨ªo a nunciaturas del Tercer Mundo a religiosos que "vend¨ªan documentos" por buenos fajos de d¨®lares. Y una ma?ana descubri¨® con estupor que hasta uno de sus secretarios privados, buen conocedor de sus dificiles relaciones con el r¨¦gimen de Franco, tras haber sido expulsado de la Nunciatura de Madrid, cenaba a escondidas con personajes de la embajada espa?ola franquista en Roma.
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