Sirenas y explosiones
A media tarde de ayer todos los ciudadanos israel¨ªes se sent¨ªan aliviados. Tras una ma?ana en que la capital permaneci¨® casi desierta, pasado el mediod¨ªa los ciudadanos eran m¨¢s y m¨¢s visibles en las soleadas calles.A las 2.40 de la madrugada de hoy, hora local (1.40, hora peninsular espa?ola), el suspiro se convirti¨® en grito. Despu¨¦s del ruido de las sirenas y de los misiles haciendo explosi¨®n, s¨®lo recibieron la orden de ponerse las m¨¢scaras antig¨¢s y permanecer en sus casas. Las calles permanec¨ªan desiertas.
El d¨ªa hab¨ªa sido diferente. A pesar de las instrucciones de las autoridades de defensa civil, que recomendaban permanecer en las casas cerca de las habitaciones preparadas para el caso de ataque con armas qu¨ªmicas, y con la m¨¢scara de gas a mano, los habitantes de Tel Aviv hab¨ªan demostrado haber dejado de creer en la amenaza de Sadam Husein de atacar su ciudad con armas qu¨ªmicas.
La satisfacci¨®n era ayer discreta pero evidente en los medios gubernamentales israel¨ªes ante la continuaci¨®n del ataque a¨¦reo norteamericano contra Irak, ya que hab¨ªa corrido el rumor de que tras la primera oleada de bombas se suspender¨ªan las operaciones b¨¦licas para dar tiempo a Husein a valorar la situaci¨®n y decidir su retirada.Temores fundados
Sin embargo, tanto las autoridades militares como los comentaristas repitieron que el peligro, aunque menor que la noche anterior, no hab¨ªa desaparecido. El primer ministro Shamir, que fue informado de la ofensiva aliada con antelaci¨®n a trav¨¦s de su embajador en Washington, envi¨® un telegrama de felicitaci¨®n a Bush en el que le manifest¨®: "Nuestro coraz¨®n estuvo con usted y con sus pilotos".
Isaac Rabin, ex ministro de Defensa afirm¨® que la incursi¨®n norteamericana ser¨¢ estudiada en todas las academ¨ªas militares. El ministro de Justicia, Dan Meridor, dijo ayer: "Si Sadam conserva aunque s¨®lo sea una parte de su poder¨ªo militar y se mantiene en el poder, nadie podr¨¢ dormir tranquilo".
La noticia de que 1.200 nuevos emigrantes llegaron ayer a Israel tambi¨¦n contribuy¨® a despejar la atm¨®sfera. Ayer, cuatro de ellos, procedentes de la URSS paseaban por la ciudad sin m¨¢scaras de gas, y repet¨ªan sonrientes: "Amerikanski, bravo, bravo".
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