El conflicto ser¨¢ m¨¢s largo
Tres d¨ªas despu¨¦s de lanzar su primer ataque, las fuerzas de la coalici¨®n multinacional prosiguen sus operaciones de castigo contra objetivos militares iraqu¨ªes, tal y como estaba previsto. Es cierto que el optimismo extendido tras el regreso de las primeras oleadas de aviones parece disiparse con la luz de cada nuevo d¨ªa, justo cuando los aliados, m¨¢s expuestos, sufren mayores da?os, y la perspectiva de que el conflicto se prolongue cobra mayor fuerza. No obstante, las posibilidades de Sadam Husein son, con cada hora que pasa, m¨¢s reducidas. En primer lugar, los aliados han conseguido de forma clara la superioridad a¨¦rea y, con libertad en el aire, ninguna defensa puede resistir mucho. El peor enemigo de un avi¨®n es otro avi¨®n y, por tanto, la mejor defensa antia¨¦rea no son ni las bater¨ªas de ca?ones ni los misiles tierra-aire, de los que,adem¨¢s, con cada nuevo bombardeo le quedan menos a Sadam, sino el control de los cielos, eso que los militares denominan "superioridad a¨¦rea". Y eso es algo que Irak no tiene. Es verdad que informaciones en las que se afirma que la aviaci¨®n iraqu¨ª cuenta todav¨ªa con la mayor¨ªa de sus aparatos pueden resultar a primera vista desconcertantes, pero dejar fuera de combate no significa destruir f¨ªsicamente, sino inutilizar e impedir la ejecuci¨®n de operaciones, cualquiera que sea el medio utilizado para ello.A pesar de la imagen de libertad de movimientos e independencia que ofrecen los aviones, los cazabombarderos est¨¢n, en realidad, ¨ªntimamente ligados a la tierra: no s¨®lo se comunican y responden a alguien en el suelo, sino que, tarde o temprano, tienen que tomar tierra. Y, para eso, antes han debido despegar. De ah¨ª que una gran parte de los ataques que han conducido las fuerzas multinacionales estuviesen encaminados a mantener cerrados las bases a¨¦reas iraqu¨ªes y sus instalaciones de apoyo, radares y centros de comunicaciones. Es verdad que siempre podr¨¢n despegar algunos aparatos, pero en cantidad insignificante. De hecho, los informes de batallas en el aire son muy escasos.
El sacrificio de Israel
Ahora bien, aunque con cada salida de los aviones aliados las fuerzas de Sadam quedan nuevamente mermadas, ha sido de momento imposible eliminar todos los lanzadores m¨®viles de misiles. Y tal como cab¨ªa esperar, Sadam orden¨® su utilizaci¨®n contra Israel. Pero de momento, mientras Tel Aviv se sacrifique en aras de su no intervenci¨®n, ni siquiera esos ataques pueden resultar decisivos.
Las operaciones a¨¦reas continuar¨¢n durante unos d¨ªas y a Sadam s¨®lo le ir¨¢n quedando sus tropas de tierra, resguardadas en las trincheras. Pero no pasar¨¢ mucho tiempo antes de que la aviaci¨®n las debilite o haga imposible su sostenimiento. Golpes, por ejemplo, contra los dep¨®sitos de v¨ªveres de las tropas en suelo kuwait¨ª, que dejen hambrientos y sedientos a los soldados, pueden ser decisivos. Quiz¨¢ para entonces la moral sea tan baja que la rendici¨®n sea su ¨²nica opci¨®n deseable.
El resultado de la, hasta ahora, ¨²nica operaci¨®n de envergadura contra fuerzas terrestres, el bombardeo sistem¨¢tico por los B-52 de las cinco divisiones de ¨¦lite de la Guardia Republicana desplegadas al sur de Basora, ser¨¢ un buen indicador al respecto. Eso s¨ª, si ese esperado colapso de las defensas terrestres no llegara a producirse, entonces comenzar¨ªa la lucha m¨¢s dura y sangrienta.
Rafael L. Bardaj¨ª es director del Grupo de Estudios Estrat¨¦gicos.
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