Viaje al centro de la muerte

Construida como una rara indagaci¨®n casi policiaca m¨¢s all¨¢ de las fronteras de la vida, L¨ªnea mortal es un curioso filme que tiene como m¨¢xima virtud su sentido de la oportunidad y una rara habilidad para realizar dos pel¨ªculas en una: extra?a mezcla de cine fant¨¢stico que da paso a una desconcertante defensa de valores de corte religioso,En el primero de estos dos segmentos, el de cine fant¨¢stico, un grupo de cinco Inquietos estudiantes de medicina -cuatro chicos y una Julia Roberts espl¨¦ndida- deciden convertirse en cobayas para un experimento: una cada vez m¨¢s peligrosa inmersi¨®n en la muerte fisica, de la que el resto de los participantes deber¨¢n arrancar al que, por turnos, se someta a la prueba. Lo de menos es la verosimilitud de la propuesta, y lo que en verdad importa es la materializaci¨®n de ese peculiar viaje en la pantalla.

En este punto emerge lo mejor del filme:,una ag¨®nica fotografia de Jan de Bont que otorga a la pel¨ªcula un aire irreal, g¨®tico, y un montaje seco, bien resuelto, que obliga a seguir el curso del relato como si de un filme negro se tratase.

Por desgracia, lo que hasta bastante m¨¢s all¨¢ de la mitad del filme es un gui¨®n perfectamente coherente se transforma en el tercio final en otra pel¨ªcula. La respuesta que se pretend¨ªa dar desde las ciencias f¨ªsicas a lo que, en palabras de uno de los protagonistas, ni la filosofia ni la religi¨®n han sabido abordar satisfactoriamente -la vida despu¨¦s de la vida-, se convierte en una edulcorada postura a favor del oscurantismo.

Expiaci¨®n, arrepentimiento, conversi¨®n son los t¨¦rminos que definen un Final en el que la nefasta regla de oro del happy end esteriliza una propuesta que es bastante m¨¢s imaginativa que la mayor¨ªa del cine fant¨¢stico que se cultiva en la actualidad.