Neil Jordan aporta con 'El milagro' momentos del primer buen cine
Despu¨¦s de la primera y lamentable jornada de la Berlinale, el tedio era el ¨²nico protagonista, adem¨¢s del fr¨ªo polar y de las desproporcionadas medidas de seguridad, de un festival que siempre se ha caracterizado por su alegr¨ªa y su plena libertad. Ayer, no obstante, las caras del millar de periodistas encerrados en el Congresshalle se alegraron tras El milagro, pel¨ªcula dirigida por Neil Jordan, con la que este cineasta irland¨¦s se reincorpora, despu¨¦s de muchos a?os de ausencia, al cine de su pa¨ªs. La pel¨ªcula est¨¢ lejos de ser la mejor de Jordan, pero en ella hay rasgos del talento que despleg¨® en En compa?¨ªa de lobos y Mona Lisa, sus dos obras maestras.
Por otro lado, la actriz espa?ola Laura del Sol est¨¢ aqu¨ª. Ha vuelto a la pantalla en el filme chileno Amelia L¨®pez 0'Neill, que se present¨® anoche, fuera del alcance de esta cr¨®nica.Angel se titulaba el primer filme irland¨¦s de Jordan. Se trataba de una obra peculiar, que no concuerda con el estilo desarrollado por este cineasta durante los a?os siguientes, ya dentro del cine londinense. Ahora, despu¨¦s de un largo par¨¦ntesis, Jordan ha reanudado su obra irlandesa con El milagro, pel¨ªcula que s¨ª se parece mucho a la primera.
La pel¨ªcula discurre en unos escenarios naturales muy bellos de Dubl¨ªn y sus alrededores; y tiene algo de eleg¨ªa negra, de mezcla muy original y vigorosa entre lirismo y ruptura, ya que se trata de una doble historia de amor, en la que uno de los lados se escora hacia el poema y el otro hacia el humor surreal.
Jordan se ve obligado a hacer jugos malabares para que la pel¨ªcula no se le duplique en partes irreconciliables. Pero ahi interviene la distinci¨®n del cineasta (cuyas im¨¢genes son reconocibles a primera mirada), que es capaz de unificar con su estilo cosas que en manos de otro hubieran resultado sin duda dispersas.
El milagro es delicada y dur¨ªsima. Est¨¢ plagada de im¨¢genes on¨ªricas, que interfieren la parte estrictamente argumental y dan a la secuencia un sabor arr¨ªtmico, pero una vez que uno se ha acostumbrado al valv¨¦n y lo acepta, entra en el juego y logra extraer escenas primorosas, como primorosos son algunos de los tipos que, con evidente riesgo, pone en pie.
El riesgo consiste en que Jordan roza continuamente el tab¨² (el incesto) sin incurrir nunca en ning¨²n detalle facil¨®n. Algunos personajes, sobre todo la muchacha del circo, son muy convincentes y est¨¢n construidos por un maestro. Siendo la pel¨ªcula un retorno de Jordan a su estilo irland¨¦s, estos personajes recuerdan vivamente su filme brit¨¢nico Mona Lisa. La etapa brit¨¢nica del cineasta no ha pasado en vano.
Fuera de las salas, las cosas parecen transcurrir, contra los siniestros pron¨®sticos iniciales, un poco m¨¢s distendidas. Los f¨¦rreos controles del d¨ªa inaugural, la sensaci¨®n de que los periodistas acreditados en la Berlinale est¨¢bamos trabajando bajo casi violenta vigilancia de servicios de seguridad extremados y casi disparatados, han dejado paso a un cierto relajamiento: a la impresi¨®n de que la Berlinale se ha dado cuenta de que resultaba contraproducente su forma de interpretar la comprensible seguridad que requiere un acontecimiento de esta especie, y han rectificado. Los periodistas seguimos encerrados en el gueto del Congresshalle, pero al menos no nos vemos obligados a someternos a continuos, humillantes, tediosos, severos e in¨²tiles controles, tan s¨®lo para pasar de una planta a otra del aislado edificio. Seguimos en un gueto, pero al menos ¨¦ste ha dejado de ser un campo de concentraci¨®n.
La famosa actriz norteamericana Julia Roberts, esperada ayer, parece que ha cancelado el viaje. No se espera la llegada de Kevin Costner y su equipo de Hablando con lobos, y queda la esperanza de que Sean Connery, Michele Pfeiffer, Francis Ford Coppola, Andy Garc¨ªa, Al Pacino y Robert Mitchum se arriesguen a volar desde EE. UU.
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