Constancia unica
lggy PopIggy Pop es ¨²nico. Los puristas le miran como si fuese una antigualla oxidada; el resto de la gente admira su fuerza y su curr¨ªculo. Pocos artistas con un historial tan amplio y jugoso como el suyo han logrado mantenerse impasibles a las presiones externas. Respetado y envidiado por algunos, imitado por muchos, el cantante norteamericano no es modelo de evoluci¨®n, pero s¨ª de constancia. La anarqu¨ªa, que marc¨® el comienzo de una carrera inimitable, a¨²n forma parte de su cat¨¢logo de virtudes: el Iggy de los noventa selecciona cuidadosamente su repertorio, dirige con mimo a la oscura banda que le acompa?a y, finalmente, se revuelca en brasas ardientes olvidando por completo las limitaciones de sus 43 a?os.Jim Ostemberg, Iggy Pop, siempre ha tenido apodo y condiciones de reptil. De f¨ªsico aparentemente fr¨¢gil, La Iguana se destap¨® en la abarrotada Sala Universal con un cuerpo fibroso y unas ideas muy claras, de lo que debe ser un directo efectivo. Raw power, Igot a right, Lustfor life y China girl no pueden ser el comienzo de un mal recital de rock. Despu¨¦s vendr¨ªan Candy Candy, No fun, Search and destroy y un m¨¢s que aceptable I wanna be your dog. Para entonces, Iggy ya ten¨ªa los pantalones bajados y, caminando como un p¨¢lido ping¨¹ino, se paseaba ante los brazos de unas gentes ansiosas por acariciar escamas. Con su agresiva puesta en escena recupera en buena medida esplendores pasados, y convierte a sus m¨²sicos en objetos de importancia visual secundaria. En la presentaci¨®n en Madrid de su ¨²ltimo disco, titulado Brick by brick, le acompa?a una banda de sonido plomizo.
Iggy Pop (voz y guitarra), Whitey Kirst (guitarra), Larry Mullins (bater¨ªa), Craig Pike (bajo)
Precio: 2.800 pesetas. Aforo: 3.000 personas. Sala Universal Sur. Madrid, 20 de febrero.
El t¨®pico del animal esc¨¦nico se hace realidad. Su cuerpo sigue siendo un l¨¢tigo bien engrasado, y sus contorsiones golpean ahora con la misma violencia y precisi¨®n que en el final de los sesenta. El p¨²blico devolvi¨® cada golpe y se volc¨® con el int¨¦rprete de Fun house y TV eye.
Estrella madura
Iggy Pop, prototipo del punki creativo, y modelo para una generaci¨®n de m¨²sicos, ya no es un innovador. Tampoco vive los mejores momentos de su carrera. Pero sigue siendo ¨²nico. Amigo ¨ªntimo de David Bowie y de Lou Reed, ha tomado del primero las inflexiones de voz y del segundo la incombustibilidad. Ha dejado de ser un artista visionario para convertirse en una estrella madura, de voz limitada y sobrados recursos esc¨¦nicos. El precursor est¨¦tico y sonoro deja paso a su maduro Mr. Hyde, para as¨ª transformar, en los 90 minutos de una actuaci¨®n, a un perdedor nato en un claro ganador.Detroit ardi¨® en los sesenta, y las llamas se extendieron por un mundo que estaba gestando el punki; el pir¨®mano se llamaba Iggy Pop. Ahora, el mundo se aburre en la monoton¨ªa pop, y la gente mira hacia atr¨¢s buscando calor. La Iguana olvida su condici¨®n de animal de sangre fr¨ªa, retoma su antorcha y prende fuego al aburrimiento.
Babelia
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