El gran Berl¨ªn pierde ante la 'aldea' de Bonn
La antigua capital est¨¢ cada vez m¨¢s lejos de ser sede del Gobierno alem¨¢n
La posibilidad de hacerse con la sede del Gobierno de la nueva Alemania se aleja cada vez m¨¢s de Berl¨ªn. A la espera de que el Bundestag (Parlamento) se decida sobre el asunto, tal y como lo establece el tratado de uni¨®n entre los dos Estados alemanes, Bonn, la peque?a capital federal, ha tomado la iniciativa presentando un minucioso estudio que dictamina que el precio de trasladar el Gobierno a la antigua capital del Reich supera los 60.000 millones de marcos (cerca de cuatro billones de pesetas), y supondr¨ªa unas p¨¦rdidas de 30.000 millones de marcos para la regi¨®n de Bonn.
Si la oposici¨®n actual de la mayor¨ªa de los l¨¢nder de la antigua Alemania Occidental al traslado del Gobierno no fuera suficiente, el ministro de Educaci¨®n, el liberal Rainer Ortleb, diputado por Mecklemburgo-Antepomerania y uno de los pocos miembros del Gobierno originarios de la antigua Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, se ha apresurado a contarle al peri¨®dico conservador Frankfurter Allgemeine que los diputados de los nuevos l?nder votar¨¢n mayoritariamente por Bonn como capital.S¨®lo en la oposici¨®n socialdem¨®crata se oyen algunas vocen en favor de Berl¨ªn. El todav¨ªa presidente del SPD, Hans Jochen Vogel, considera que el "Gobierno y el Parlamento deben estar donde se notan los problemas de la gente", mientras que el hombre que tomar¨¢ las riendas de la socialdemocracia a finales de marzo, Bj?rn Engholm, no se ha pronunciado todav¨ªa m¨¢s que en el sentido de que no deben dividirse las funciones entre las dos ciudades, una opci¨®n que se ha apuntado en diversas ocasiones.
En la antigua capital prusiana, en el viejo centro situado en la parte oriental de la ciudad, donde supuestamente se trasladar¨ªa el Gobierno, las ilusiones se desvanecen cada vez m¨¢s. "Esto es la delegaci¨®n de la canciller¨ªa federal en Berl¨ªn", asegura con un algo de malicia el solitario polic¨ªa que monta guardia en la puerta del Ministerrat, la antigua sede del Gobierno antes de la II Guerra Mundial, un austero edificio del siglo pasado, que no encaja con el esplendor barroco y neocl¨¢sico de la vieja capital prusiana. "?Y qui¨¦nes trabajan aqu¨ª?", inquiere el periodista. "Son gente de Bonn", responde impert¨¦rrito, "funcionarios que vienen los lunes y vuelven al Rin los jueves".
La m¨¢s absoluta soledad rodeada de nieve envuelve al guardi¨¢n. Ni una se?al de vida dentro del edificio ni en los alrededores. El polic¨ªa, por supuesto, est¨¢ convencido de que el Gobierno federal no se trasladar¨¢ a este lugar. "Aqu¨ª no funciona nada, todav¨ªa", y acto seguido se queja de la m¨ªsera paga que recibe, "una tercera parte de lo que cobran mis colegas en el lado occidental de la ciudad".
Seg¨²n el estudio encargado por Bonn a la empresa Schweizer Prognos, las inversiones para la renovaci¨®n y construcci¨®n de oficinas se situar¨ªan en 29.000 millones de marcos, otros 12.000 millones para la renovaci¨®n y construcci¨®n de viviendas destinadas a los cerca de 100.000 funcionarios que habr¨ªa que trasladar, adem¨¢s de 5.000 para infraestructuras y otras partidas m¨¢s, as¨ª como la indemnizaci¨®n y el pago de los gastos a todo el personal que ser¨ªa forzado a mover su residencia y perder en la mayor¨ªa de sus casos las inversiones hechas en viviendas en la zona de Bonn, c¨®moda, con excelente infraestructura, exenta de problemas sociales graves.
Parad¨®jicamente, a partir del pr¨®ximo 1 de junio, cerca de 700.000 antiguos empleados p¨²blicos de la desaparecida RDA perder¨¢n definitivamenbte su empleo y se sumar¨¢n a la inmensa lista de parados.
Desgraciadamente para ellos, el antiguo Estado comunista no contemplaba la figura del funcionario, por lo que no tienen ning¨²n derecho adquirido. El propio ministro de Econom¨ªa, J¨¹rgen Mollemann, pidi¨® "comprensi¨®n" a los empresarios que sean posibles empleadores para con estos malditos, ya que en su mayor parte arrastran la lacra de ser considerados antiguos comunistas o informadores de la Stasi y, adem¨¢s, no poseen ninguna habilidad laboral que los pudiera hacer reciclables.
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