Nuevos presagios de que ser¨¢ dif¨ªcil una transici¨®n pac¨ªfica en Albania
Los acontecimientos en Albania est¨¢n siguiendo el curso pronosticado por los expertos m¨¢s pesimistas, que muy pronto calificaron de casi imposible una transici¨®n pac¨ªfica en este peque?o pa¨ªs adri¨¢tico sometido durante cuatro d¨¦cadas a un implacable r¨¦gimen comunista. El presidente Ramiz Alia ha mantenido durante meses un precario equilibrio entre las demandas de democratizaci¨®n de gran parte de la poblaci¨®n y la resistencia al cambio de una de las nomenclaturas m¨¢s compactas de Europa oriental y del aparato policial.En las ¨²ltimas semanas, sin embargo, Alia ha comenzado a tambalearse ante la prueba clave de la desenverizaci¨®n. El derribo de la inmensa estatua del fundador y l¨ªder indiscutido del r¨¦gimen durante m¨¢s de 40 a?os, Enver Hoxha, por parte de decenas de miles de manifestantes en Tirana fue la pasada semana el detonante de la nueva crisis que, seg¨²n coinciden los dirigentes del poder y de la oposici¨®n, pone al pa¨ªs al borde de la guerra civil. Se ha producido un n¨²mero indeterminado de muertos y heridos.
Los frentes se endurecen y como demuestran las manifestaciones a favor de Hoxha organizadas por el partido comunista (PTA), el aparato del r¨¦gimen est¨¢ decidido a defenderse porque teme, con raz¨®n, que si la represi¨®n ha sido implacable, tambi¨¦n lo sean las represalias.
Una tradici¨®n de venganza
La venganza sangrienta, una antiqu¨ªsima tradici¨®n albanesa que se mantiene viva, amenaza con imponerse. Son miles los clanes y familias que han sufrido de una u otra forma la represi¨®n y sus responsables no pueden ocultarse en este peque?o pa¨ªs tras el anonimato del aparato comunista, como sucedi¨® en estados m¨¢s grandes y desarrollados. Se dan en Albania todos los elementos para el temido ba?o de sangre.Como ya sucedi¨® el a?o pasado, han sido los estudiantes de la universidad de Tirana quienes han puesto en marcha esta nueva ofensiva para la democratizaci¨®n real. La huelga de hambre para pedir que la universidad deje de llevar el nombre de Enver Hoxha fue el detonante de nuevas manifestaciones y logr¨® su objetivo.
El r¨¦gimen podr¨ªa haber digerido esta concesi¨®n pero la celebraci¨®n de esta conquista se convirti¨® pronto en una manifestaci¨®n contra Hoxha y su legado. Objeto de culto pararreligioso durante d¨¦cadas, Enver Hoxha ha sido el padre espiritual y pol¨ªtico de los dirigentes albaneses. La ca¨ªda de su estatua en Tirana y los insultos contra su persona ha tenido un efecto traum¨¢tico en los cuadros del partido.
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