Bailando con... los B-52

Kevin Costner, autor de uno de los escasos westerns en los que los indios (o al menos parte de ellos) no son los malos de la pel¨ªcula, pasa por militar en el bando de las palomas de Hollywood, en contraposici¨®n con gente ultraderechista como Clint Eastwood, Charlton Heston, Sylvester Stallone, Bob Hope o ese actor que rod¨® en Washington m¨¢s que en Hollywood, Ronald Reagan.Pero la guerra del Golfo ha situado las cosas en su sitio. Mientras Eastwood -que no hace mucho dirigi¨® Bird, biograf¨ªa del m¨²sico de jazz Charlie Parker, respetuosa con el personaje y con los ciudadanos negros de hace unos a?os- se pon¨ªa un sost¨¦n estampado con barras y estrellas y comentaba: "?Qu¨¦ bonito es tener un par de tetas patri¨®ticas!", Kevin Costner participaba en la grabaci¨®n de un disco en apoyo de los soldados de Estados Unidos que bombardeaban Irak.

Kevin Costner colaboraba en la empresa con otras palomas, como Sally Field, Michelle Pfeiffer, Richard Gere o Paul Williams. Aduc¨ªan no estar a favor de la guerra, pero s¨ª querer dar aliento a los soldados "que nos defienden".

Seg¨²n esa ¨®ptica, ser¨ªa l¨ªcito ver ciertas escenas de Bailando con Lobos como parte de las guerras justas.- por ejemplo, Kevin Costner armado de tecnolog¨ªa punta, o sea de rifle Winchester, cazando ecol¨®gicamente b¨²falos para los sioux u organizando con armas de fuego la defensa de la tribu contra los feroces paunis, que parecen mismamente iraqu¨ªes.