El horror en estado puro
Si hay una pel¨ªcula no recomendable en la historia reciente del cine espa?ol es esta dur¨ªsima, atroz, terrible desde cualquier ¨¢ngulo que se la mire y (en algunas escenas de sorprendente fuerza dram¨¢tica y visual) notable Tras el cristal, que realiz¨® hace tres a?os el joven mallorqu¨ªn Agust¨ª Villaronga.La pel¨ªcula se exhibi¨® fuera de concurso en el festival de Berl¨ªn de hace tres a?os y all¨ª conmocion¨® (tiene mucho que ver con el inagotable pozo negro del nazismo) a un p¨²blico cinematogr¨¢fico muy experto y acostumbrado a los platos fuertes, que se sinti¨® involucrado en las atm¨®sferas viciadas que la pel¨ªcula construye. Y el plato fuerte de Tras el cristal les result¨® a muchos berlineses indigerible. Alegor¨ªas de pretensi¨®n m¨®rbida y seudoer¨®tica sobre el abismo nazi, como por ejemplo Portero de noche, son en realidad biberones comparadas con la torcida y en ocasiones genialoide imaginaci¨®n negra de Villaronga.
La pel¨ªcula, para quien se atreva a verla, para quien tenga el est¨®mago duro de roer y ame el lado m¨¢s oscuro del cine, ese lado que se inclina m¨¢s al horror que al terror, encontrar¨¢ en esta incatalogable obra alicientes. Por ejemplo, toda la tremenda escena (ocurre hacia la mitad del metraje) de la persecuci¨®n del muchacho protagonista a Marisa Paredes, dise?ada con tiral¨ªneas a la manera tensa y gradual de Alfred Hitchcock, tiene una construcci¨®n tan inquietante como perfecta y se cierra con un desenlace que, aunque es esperado, resulta en la pantalla por completo inesperado: se intuye lo que va a ocurrir, pero no hay manera de prever c¨®mo demonios va a ocurrir. La singularidad de la mirada de Villaronga genera estos imprevisibles giros formales y emocionales de Tras el cristal, obra nada recomendable para quienes quieran dormir bien esta noche y apta (por sus rasgos de gran calidad, que compensan sus baches) para insomnes. (TVE-1, 0.15).
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