Toda una f¨¢brica de zombies

La publicidad y los t¨ªtulos de cr¨¦dito insisten en que Despertares est¨¢ basada en una historia real. Sin embargo, para cualquiera que haya le¨ªdo el libro del doctor Oliver Sacks, la afirmaci¨®n es tan enga?osa, rid¨ªcula y carente de sentido como las candidaturas al Oscar -pel¨ªcula, gui¨®n adaptado, actor principal- que ha obligado este tercer y penoso largometraje de Penny Marshall, directora de las muy olvidables Jumpin Jack Flash y Big.La experiencia de Leonard L. y los otros enfermos de encefalitis let¨¢rgica que en 1969 fueron tratados con L-DOPA -un f¨¢rmaco entonces en fase experimental- ha sido tergiversada en la pel¨ªcula hasta extremos repugnantes y casi irreconocibles: el siniestro ambiente del Mount Carmel Hospital -que el propio Leonard describ¨ªa como "un zoo humano"- se ha difuminado al m¨¢ximo. Los aspectos fundamentales de la evoluci¨®n cl¨ªnica de los pacientes -sobre todo aquellos que pod¨ªan herir la sensibilidad del espectador- han sido silenciados y sustituidos por una sobredosis de sacarina, conservadurismo y trivialidad.

T¨®picos

Todas las aristas m¨¢s cr¨ªticas hacia la instituci¨®n m¨¦dica y la sociedad en general se han limado cuidadosamente, y por ¨²ltimo, las cuestiones m¨¢s apasionantes y sobrecogedoras planteadas en el libro -algunas de las cuales inspiraron la obra de teatro de Harold Pinter titulada Una especie de Alaska- se han visto ignoradas a favor de una serie de t¨®picos, chistes f¨¢ciles y an¨¦cdotas insustanciales cuyo ¨²nico prop¨®sito es el lucimiento (?) de sus int¨¦rpretes principales.Los tics interpretativos de Robin Williams -que interpreta al doctor Sayer- nada tienen que envidiar a los patol¨®gicos de Robert de Niro -Leonard Lowe- y acaban reduciendo al personaje a la caricatura; muy a menudo, ambos est¨¢n pasados de rosca y totalmente dejados de la mano de Dios en cuanto a direcci¨®n de actores.

La realizaci¨®n tambi¨¦n est¨¢ plagada de tics de su experiencia televisiva. La planificaci¨®n de las secuencias es inexistente o absolutamente rutinaria: la directora se limita a filmar a los actores desde todos los ¨¢ngulos, pero las im¨¢genes nunca alcanzan la sugerencia o la emoci¨®n que provocan las p¨¢ginas del doctor Sacks, un excelente escritor, adem¨¢s de neur¨®logo, que sabe dotar a las historias cl¨ªnicas de calidad e inter¨¦s.