La dif¨ªcil muerte de Enver Hoxha
Dogmas internos e intereses externos amenazan la transici¨®n albanesa
La catedral era el orgullo de Shkodra, capital de la regi¨®n de Albania con mayor¨ªa cat¨®lica. En 1967, habiendo decidido el omnipotente Enver Hoxha eliminar a Dios en el "primer pa¨ªs ateo del mundo", el r¨¦gimen arranc¨® cruces, detuvo y ejecut¨® a sacerdotes, dio una mano de pintura pl¨¢stica a los frescos interiores, cambi¨® reclinatorios por gradas e hizo de la catedral un polideportivo muy pr¨¢ctico para la educaci¨®n f¨ªsica del "hombre nuevo".Hoxha muri¨® en 1985, cumpli¨¦ndose la esperanza de los cat¨®licos de que fuera una mera hip¨¦rbole la inmortalidad que le atribu¨ªan los trovadores del r¨¦gimen. Le sucedi¨® su estrecho colaborador Ramiz Alia, que jur¨® mantener inamovible el curso por el "luminoso sendero" del comunismo total en verista.
Pero tras la muerte de Hoxha lleg¨® la de la ideolog¨ªa que ¨¦l hab¨ªa aplicado tan implacablemente. Alia no acept¨® este hecho hasta que los estudiantes de Tirana salieron a la calle en diciembre y se declararon en huelga de hambre. Alia supo entonces que el cambio era inevitable y s¨®lo posponible a tiros. Aprovech¨® la presi¨®n callejera para debilitar a la facci¨®n dura del partido, liderada por la viuda de Hoxha, Nemxhije.
Alia accedi¨® a legalizar los partidos democr¨¢ticos y convocar elecciones. Pero, el 20 de febrero, estudiantes y ciudadanos de Tirana volv¨ªan a las calles y derribaban la inmensa estatua de Hoxha que presid¨ªa la plaza central de la capital.
Las im¨¢genes televisadas de la ca¨ªda de la imagen del l¨ªder adorado por dogma de Estado tuvieron un efecto traum¨¢tico. Los guardianes del legado de Enver lanzaron su ofensiva contra la oposici¨®n democr¨¢tica y contra
Alia, al que ven responsable de la crisis del r¨¦gimen. El Partido Democr¨¢tico, principal grupo opositor, cay¨® en el cl¨¢sico error de la ¨¦lite intelectual al ignorar en su programa al campesinado, a¨²n el 65% de la poblaci¨®n de Albania. Las elecciones del d¨ªa 31 demostraron que el campo vot¨® en bloque al poder comunista, ya por costumbre, temor a represalias o miedo al programa de la oposici¨®n, que ignoraba sus intereses.
Desde su origen, el Partido del Trabajo (PTA) ha sido un partido campesino. De su primera estrategia antifeudal, pronto pas¨® al terror antiurbano, basado en la teor¨ªa maoista del cerco del campo a las ciudades.
No pudo, sin embargo, evitar que surgiera una juventud albanesa -la mitad de la poblaci¨®n tiene menos de 26 a?os- con vocaci¨®n democr¨¢tica e informaci¨®n exterior que el aparato ya no puede impedir. Esta realidad urbana, m¨¢s la econ¨®mica, desde 1970 en continuo deterioro hasta caer en la miseria tercermundista, hacen imposible el retorno al r¨¦gimen enverista.
El PTA est¨¢ condenado ya a una escisi¨®n entre el sector duro enverista y quienes ya buscan acomodo en una l¨ªnea social dem¨®crata. Tambi¨¦n el PD, que aglutina a¨²n toda la rabia anticomunista de las ciudades, ha entrado en una fase de redefinici¨®n. Surgir¨¢n nuevos partidos. Aquellos que buscan una modernizaci¨®n del pa¨ªs se separar¨¢n de algunos demagogos f¨¢cilmente manipulables por intereses externos.
Washington ha hecho saber a Tirana que s¨®lo ayudar¨¢ al pa¨ªs si impide la influencia de la Comunidad Europea. EE UU sue?a con hacer de Albania su cabeza de puente en los Balcanes y con una base militar en el puerto de Vlora, dado el futuro incierto de sus bases en Grecia, Italia y Espa?a. Mosc¨² no ha abandonado su inter¨¦s por las playas adri¨¢ticas. Pronto se ver¨¢ si se impone la transici¨®n pac¨ªfica, dif¨ªcil por los agravios y odios acumulados, o la desestabilizaci¨®n de la ortodoxia del PTA o de quienes son instrumento de presi¨®n exterior.
Mientras, la catedral de Shkodra recupera la normalidad, los cat¨®licos celebran sus misas sobre el parqu¨¦ de la cancha de baloncesto.
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