Dos mundos
Cuando esta noche, en el campo de feria se haga la ciudad de la luz, los sevillanos estrenar¨¢n, un a?o m¨¢s, su accidental domicilio. Siempre se estrena algo en la caseta las lonas, la cornucopia, las cortinas, los farolillos, los carteles, la marca del fino o de la manzanilla, el cuadro flamenco, los consocios..., y sobre todo se estrena el esp¨ªritu con que cada uno va a vivir este a?o la feria. Cuando cada uno cuente la feria seg¨²n le ha ido, advertir¨¢ que la de este a?o no tuvo nada que ver con la del a?o anterior. La magia de la feria estriba precisamente en la improvisaci¨®n, en la sorpresa que te depara cada d¨ªa. Aquel encuentro deseado para el amor, para la presunci¨®n social, cuando no para el ejercicio del tr¨¢fico de influencias, y que nunca llega a producirse. O el encuentro no deseado, mesquivable, que se te mete de rond¨®n en la caseta, y que no consigues eludir. Todas las pasiones, las buenas y las malas, igual que en la ciudad permanente, se dan cita en la ciudad ef¨ªmera. Sin duda, acentuadas, espoleadas por el alcohol y el baile. Sin embargo, no se llega nunca a perder las formas. El sevillano sabe beber y es dificil advertir en la feria la presencia de un borracho. Ese es un mundo, el del ferial, el de Los Remedios. El otro, se alberga en el barrio de El Arenal, y su coraz¨®n est¨¢ en la plaza de toros de la Real Maestranza. Cada vez aparecen m¨¢s distanciados, no s¨®lo cronol¨®gicamente, sino tambi¨¦n vivencialmente. Cuando comience la feria, ya se habr¨¢n celebrado nueve corridas de toros. Vivir el mundo de los toros y el mundo de la feria cada vez es m¨¢s dif¨ªcil. El famoso paseo de caballos, que hace 30 a?os cobraba animaci¨®n al mediod¨ªa, hoy alcanza su esplendor a las cuatro de la tarde. La cercan¨ªa de el Prado de San Sebasti¨¢n a la Maestranza, permit¨ªa agotar el disfrute de la fiesta hasta casi el toque de los clarines. Hoy, ya no es posible. Adem¨¢s, la relaci¨®n poblaci¨®n y aforo de la plaza, se ha alterado sustancialmente. Encontrar hoy una entrada para los toros resulta una tarea de titanes. La reventa multiplica por cuatro, o por cinco el precio de taquilla. Y parece, que este es asunto que la autoridad no est¨¢ dispuesta a erradicar.
Adem¨¢s a los toros en Sevilla se va de forma distinta a otras plazas. No se puede ir con prisa. No cabe imaginar llegar a la Maestranza en metro, que no lo hay, pues lo apuntill¨® hace a?os el grupo municipal socialista. A los toros en Sevilla se va con unci¨®n, pues el sevillano tiene muy claro que a los toros no va uno a divertirse sino a emocionarse. Este mundo trasciende de lo que ocurre en la plaza, y todas; las tabernas de El Arenal se convierten en ¨¢gora de los juicios dogm¨¢ticos, de las exaltaciones y de las descalificaclones. El d¨ªa en que hubiera consenso en las tabernas de El Arenal, entonariamos el requiem del mundo de los toros. De igual forma que si el mundo del ferial dejara de sorprendernos; cada d¨ªa, le habr¨ªamos apuntillado, como al metro.
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