?Que se querelle!
Si alguna vez tiene usted la mala fortuna de ser insultado, agredido, injuriado y toda la retah¨ªla que le pueda caer por parte de cualquiera que, un d¨ªa de atasco circulatorio, le coja con los cables cambiados, o por su rival pol¨ªtico, social, econ¨®mico, o por un medio de difusi¨®n o comunicaci¨®n, etc¨¦tera; s¨ª usted quiere una satisfacci¨®n por medio de los tribunales, le queda lo peor: denunciar el hecho, pagar abogados y procuradores, enfrentarse a un juicio largo, demostrar lo que afirma, y que no le pase nada en los pr¨®ximos dos a?os que, como m¨ªnimo, tardar¨¢ en resolverse el asunto.Pero si el supuestamente ofendido -ofendida en este caso- es una juez -o un juez, que tambi¨¦n los hay- del juzgado de guardia de su pueblo, villa o ciudad, ?que Dios te coja confesado!, porque ni la presunci¨®n de inocencia, ni fianza, ni periodo de prueba, ni mire usted quel yo no quer¨ªa (al fin y al cabo, es un desacato, no un atraco). iNada! Directa e incondicionalmenlie a la prisi¨®n provincial.
Esto es lo ocurrido en el caso del doctor S¨¢enz de Santamar¨ªa; esto ocurri¨® con, aquel pobre novio extreme?o que pelaba la pava con su costilla y que, ante la humillaci¨®n sufrida, no pudo soportarlo con dignidad y se suicid¨®. Esto es, por desgracia, un c¨¢ncer instalado en nuestra justicia, en nuestra democracia.
En una sociedad fuertemente judicializada, en parte por culpa de los propios pol¨ªticos, cuando no son capaces de dirimir sus diferencias fuera de los tribunales, est¨¢ clara una cosa: los derechos de los ciudadanos est¨¢n escritos con min¨²scula, mientras los de la judicatura lo est¨¢n con may¨²scula.
Esa potestad que tiene un juez de poner de patitas en la c¨¢rcel a alguien, cuando ¨¦l es juez y parte, no cabe en una sociedad democr¨¢tica en la que la libertad de expresi¨®n y la presunci¨®n de inocencia son Derechos (con may¨²scula) constitucionales.
La juez que encarcel¨® al ginec¨®logo malague?o no deber¨ªa gozar de potestad e impunidad para hacer lo que ha hecho. Si quiere una satisfacci¨®n ante la supuesta ofensa o, alarma social, ?que se querelle! Como todo el mundo.-
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