Los kurdos y el derecho
LOS MEDIOS de comunicaci¨®n, y muy especialmente las televisiones, ofrecen diariamente los pormenores de la tragedia del pueblo kurdo: escenas dantescas en las que toda una colectividad se lanza a sendas y monta?as para buscar una problem¨¢tica salvaci¨®n en los pa¨ªses vecinos de Turqu¨ªa e Ir¨¢n. Es el ¨¦xodo terrible de un pueblo que huye de las tropas de Sadam Husein. Cientos de ancianos y ni?os mueren de hambre, fr¨ªo y enfermedad. La ayuda humanitaria internacional se esfuerza por aportar cierto alivio a esa situaci¨®n, pero se queda muy lejos de las necesidades de quienes abandonan masivamente su tierra y sus hogares para escapar de la represi¨®n de un tirano implacable que ya en otras ocasiones emple¨®, incluso, armas qu¨ªmicas. ?C¨®mo extra?arse ahora de que, presos del p¨¢nico, los kurdos se escapen de sus aldeas?La comunidad internacional tiene ante esta situaci¨®n una responsabilidad que no puede limitarse a los habituales auxilios de mantas y alimentos. Incluso si funcionasen bien los campos de refugiados en Turqu¨ªa e Ir¨¢n -y estamos muy lejos de que sea as¨ª-, permanecer¨ªa la tragedia intolerable de millones de personas condenadas a vivir como prisioneros, sin hogar ni patria. No puede ser ¨¦sa la soluci¨®n para los kurdos. La Comunidad Europea propuso en su reuni¨®n anterior de Luxemburgo la creaci¨®n de un enclave proteg¨ªdo por las Naciones Unidas, idea innovadora que plantea problemas jur¨ªdicos, pero que ser¨ªa absurdo descartar. Estados Unidos se ha opuesto a ella con el argumento de que no quiere interferirse en una guerra civil que se prolonga desde hace m¨¢s de 10 a?os. Pero ?es v¨¢lido tal argumento? Si, efectivamente, el problema kurdo dura desde hace tanto tiempo, ?ello no significa que la comunidad internacional debe preocuparse de buscar soluciones para intentar superarlo?
La nueva iniciativa de la CE, adoptada el 15 de abril, de que Sadam sea procesado por cr¨ªmenes contra la humanidad a causa del genocidio del pueblo kurdo merece ser apoyada. Sin embargo, no se entiende el olvido en que parece haber ca¨ªdo la idea del enclave. La prioridad hoy es atender al estado angustioso de los kurdos. La participaci¨®n de la comunidad internacional en la reciente guerra y victoria frente a Irak eleva sus responsabilidades. No concuerda el enorme esfuerzo hecho para expulsar a Sadam de Kuwait con una actitud contemplativa ante su actual ataque contra los kurdos. Cuando Sadam se ve obligado a aceptar las condiciones que le impone la ONU, la l¨®gica y la moral exigen que se tomen medidas eficaces para salvar a la poblaci¨®n kurda. No es verdad, por otra parte, que defender los derechos de esa poblaci¨®n lleve a desmembrar Irak. La demanda hoy de los kurdos es la autonom¨ªa. Y la comunidad internacional debe estar en condiciones de imponer a Sadam que negocie con los l¨ªderes kurdos unas condiciones que garanticen una vida en paz. ?se ser¨ªa probablemente el mejor camino para hacer realidad el enclave pedido por la CE. Por otra parte, ya que Sadam Husein ha anunciado un r¨¦gimen pluralista, s¨®lo si aceptase otorgar a los kurdos un estatuto de autonom¨ªa -por supuesto, con un control de las Naciones Unidas- se podr¨ªa creer en la sinceridad de sus promesas de cambio en las formas de gobierno.
Es cierto que una toma de posici¨®n pol¨ªtica de la ONU en defensa de los kurdos implica una novedad importante en relaci¨®n con unas tradiciones que siempre han considerado a los Estados como sujetos exclusivos del derecho internacional. Seg¨²n esa tradici¨®n, los pueblos sin Estado -como el kurdo- quedar¨ªan sin ninguna posibilidad de protecci¨®n internacional. Pero el Consejo de Seguridad ha dado ya un paso decisivo al decir que la acci¨®n de Sadam. contra los kurdos crea "un peligro para la paz". Es una de las pocas ocasiones en que un acto de pol¨ªtica interior ha merecido una condena tan rotunda de la organizaci¨®n multinacional.
La evoluci¨®n actual de la vida internacional va dejando en desuso, cada vez de manera m¨¢s clara, la vieja concepci¨®n de la soberan¨ªa absoluta de los Estados, un concepto superado por la propia realidad de un mundo cada vez m¨¢s interrelacionado. La defensa de los derechos humanos ha adquirido rango supranacional; ya existen ¨®rganos que pueden sancionar a un Estado cuando viola esos derechos en su pol¨ªtica interior. En esta etapa hist¨®rica es imposible limitar el problema kurdo al env¨ªo de ayudas humanitarias. Es imprescindible abordarlo con esp¨ªritu innovador, buscando formas que garanticen el respeto de los derechos humanos m¨¢s elementales.
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