La singular guerra peruana
Los senderistas, embarcados en una ofensiva sin tregua
La ofensiva de la organizaci¨®n insurgente mao¨ªsta Sendero Luminoso durante la semana pasada mostr¨® gran parte del mosaico de acciones que hacen singular, curiosa y a la vez brutal la guerra interna que Per¨² sufre -sin fin avizorable ni alivio en perspectiva- a lo largo de 11 a?os. En la noche del pasado viernes 26 un coche bomba explosion¨® junto al edificio que alberga la sede del Instituto Libertad y Democracia (ILD), que dirige Hernando de Soto.
De Soto hab¨ªa sido elegido por el presidente Alberto Fujimori como encargado de la representaci¨®n de Per¨² en la negociaci¨®n con EE UU de un convenio global para luchar contra el narcotr¨¢fico.El ataque, seg¨²n De Soto, acaeci¨® el mismo d¨ªa que Washington manifest¨® su acuerdo total con la versi¨®n final presentada por el ILD. De Soto es tambi¨¦n internacionalmente conocido por su libro El otro sendero, que reivindica al llamado sector informal como una suerte de capitalismo popular. Pero s¨®lo despu¨¦s de 10 a?os de protagonismo pol¨ªtico paralelo, un Sendero comunic¨® con el otro a trav¨¦s del lenguaje, hoy familiar a todos, del estallido y la destrucci¨®n.
Casi al mismo tiempo, otra explosi¨®n en el mismo distrito de Miraflores produjo da?os de mediana cuant¨ªa en el Instituto San Ignacio de Loyola; uno de sus propietarios es el actual ministro de Econom¨ªa, Carlos Bolo?a Pehr. Bolo?a no s¨®lo est¨¢ a cargo de la lucha contra la inflaci¨®n mediante pol¨ªticas de dur¨ªsimo ajuste fiscal, sino que es ahora el factor principal en el Gobierno de una sucesi¨®n de medidas que est¨¢n liberalizando la econom¨ªa peruana a lo que es probablemente el ritmo m¨¢s veloz de Latinoam¨¦rica. Antes de ser nombrado ministro, Bolo?a trabaj¨® con Hemando de Soto en el ILD.
El d¨ªa anterior, petarderos senderistas efectuaron m¨¢s de 50 ataques contra sucursales bancarias de Lima y extramuros. Las acciones fueron ejecutadas todas en el lapso de 25 minutos y los da?os, sumados, resultaron cuantiosos. La obvia coincidencia entre estos ataques y la promulgaci¨®n por el Gobierno de una nueva ley que liberaliza la actividad bancaria fue advertida de inmediato en este pa¨ªs, entrenado para descifrar el sentido de las explosiones de una organizaci¨®n que no difunde comunicados ni reivindica sus acciones de inmediato.
Pero no debe suponerse que ¨¦sta sea s¨®lo una ofensiva senderista contra el liberalismo econ¨®mico, el capitalismo financiero y el mercado libre. Dos d¨ªas antes, el alcalde de la provincia de La Uni¨®n, en el departamento sure?o de Arequipa, Mano Ram¨ªrez Cahuana, dirigente del marxista Partido Unificado Mariateguista (PUM), fue asesinado por una columna senderista que tom¨® por algunas horas, provocando grandes destrozos, la capital provincial de Chuquibamba, en las sierras de Arequipa.
La descripci¨®n de toda esta violencia -mayor a¨²n sin cabe en provincias que en Lima -apenas proporciona una idea vaga de la extensi¨®n y la complejidad-de la guerra interna de Per¨². Una ilustraci¨®n aproximada de la tensi¨®n la da el porcentaje del territorio nacional declarado en estado de emergencia (el 48% de las provincias y el 53% de los distritos) y de la poblaci¨®n que vive bajo ese r¨¦gimen (el 57%). Y una ilustraci¨®n parcial de la complejidad la dan las alianzas coyunturales entre grupos que en otros momentos se matan entre s¨ª; como ha sucedido con las alianzas electorales para juntas directivas en algunos sindicatos importantes, entre senderistas y miembros de la Uni¨®n Democr¨¢tica Popular (UDP), un grupo de la izquierda legal que, siendo m¨¢s radical que el PUM, proviene de la misma rama.
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