El se?uelo sirio
LAS VISITAS coincidentes a Oriente Pr¨®ximo de los responsables de Exteriores de la URSS y EE UU es quiz¨¢ la expresi¨®n m¨¢s cabal de las novedades que est¨¢n surgiendo en la zona despu¨¦s de la guerra contra Irak. Los viajes de Baker y Besm¨¦rtnij han sido, sobre todo, una acci¨®n mancomunada para sacar adelante un plan que permita desbloquear el problema palestino y las relaciones ¨¢rabe-Israel¨ªes. El recuerdo de la ¨¦poca de Camp David en que la URSS, fracasada su pol¨ªtica de alianzas con El Cairo, era marginada de Oriente Pr¨®ximo y el notable giro sovi¨¦tico de aproximaci¨®n a Tel Aviv explican la distancia recorrida. Mosc¨², despu¨¦s de los reveses sufridos en sus relaciones amistosas con IOS presuntos reg¨ªmenes progresistas -Siria, Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP), Libia e Irak-, adopta un nuevo enfoque ante los problemas de la regi¨®n y reconoce el papel decisivo que hoy tiene Washington, reforzando su cooperaci¨®n.El nuevo talante: de Besm¨¦rtnij en su visita irael¨ª se reflej¨®, sobre todo, en las cosas que no dijo: no mencion¨® a la OLP; no habl¨® de los asentamientos isra,el¨ªes en los territorios ocupados; utiliz¨® un lenguaje flexible al referirse a la proyectada conferencia de paz., evitando el adjetivo de internacional, rechazado por Shamir., La URSS ha aceptado la idea b¨¢sica de Baker de preparar un marco regional para promover las negociaciones en una doble v¨ªa: por un lado, Israel cori. los palestinos; por otro, Israel con los pa¨ªses ¨¢rabes con los que -salvo Egipto- a¨²n mantiene un estado de guerra. Con tal fin, Balker consigui¨® de la mayor parte de los a¨ªses ¨¢rabes las m¨¢ximas concesiones en los aspectos formales de la reuni¨®n: se deja de hablar de conferenc¨ªa iniernacional; el papel de la ONU se diluye; EE UU parece aceptar, incluso, una conferencia-ceremonia que inaugurar¨ªa las negociaciones bilaterales. El plan es dejar al Gobierno de Israel, sin objeciones posibles y, obligarle a sentarse a negociar los problemas esenciales.
Sirla ha sido la oveja negra en esta t¨¢ctica: amenaz¨® con rechazar la conferencia si la ONU no desempe?aba el papel decisivo que le corresponde. No deja de ser curioso que Siria, cuya conducta internacional nunca ha sido particularmente ejemplar basta recordar su papel de apoyo al terrorismo-, aparezca ahora defendiendo a la ONU en la soluci¨®n de los problemas de Oriente Pr¨®ximo. Pero ese se?uelo no debe enga?arnos. En la actitud sirla pesa, sobre todo, el deseo de obtener cartas para la negociaci¨®n del problema del Gol¨¢n, que es el Iema decisivo para ella.
En todo caso, las objeciones de Siria no pueden disimular que el fondo de la cuesti¨®n consiste en la reiterada negativa de Israel a aceptar su retirada de los territorios ocupados. En v¨ªsperas de la llegada de Baker, Shamir ha reafirmado su intransigencia en ese tema, que es sustancial y no de forma. Intolerancia que, de mantenerse, tirar¨ªa por tierra todos los esfuerzos de Baker. Sea uno u otro el car¨¢cter de la conferencia -e incluso de la representaci¨®n palestina-, el momento decisivo de la negociaci¨®n ser¨¢ la aplicaci¨®n de la resoluci¨®n 242 del Consejo de Seguridad; es decir, que Israel acepte cambiar paz por territorio, retir¨¢ndose de los espacios ocupados.
Al margen de las t¨¢cticass, que se empleen para iniciar la negociaci¨®n, ese punto decisivo es insoslayable. Quiz¨¢ el Gobierno de Shamir piensa en una conferencia dedicada a los terr¨ªas del agua, del medio ambiente en la zona, del desanne, dejando el problema palestino como est¨¢. Ser¨ªa algo inimaginable. Lo sensato, por el contrario, es asumir que la seguridad de la sociedad israel¨ª no se puede basar en la ocupaci¨®n de territorios extranjeros y en la opresi¨®n de otro pueblo, salvo que se opte por el. suicidio. Por ello es tan necesaria en estos momentos una presi¨®n inequ¨ªvoca de EE UU -el ¨²nico que tiene argumentos para hacerlo- capaz de convencer a Israel de que adopte una actitud constructiva.
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