La unificaci¨®n del aborto en Alemania
La interrupci¨®n del embarazo abre grietas en la coalici¨®n entre liberales y democristianos
El tratado de uni¨®n entre los dos Estados alemanes, pese a su meticulosidad y extensi¨®n, dej¨® fuera un asunto que ahora se est¨¢ convirtiendo en una de las mayores causas de tensi¨®n dentro de la coalici¨®n que Gobierna en Bonn: el aborto. Libre durante los tres primeros meses en la antigua RDA, y permitido en el Oeste tan s¨®lo en los tres supuestos habituales siempre que los poderes locales lo autoricen, el pasado 3 de octubre se decidi¨® mantener esta forzada divisi¨®n territorial hasta que, antes de finales de 1992, el Parlamento promulgue una nueva ley para todo el pa¨ªs.
Dentro de las muchas sorpresas de la unificaci¨®n, la del aborto no deja de ser parad¨®jica. Mientras que en la Alemania comunista fue legalizado durante los tres primeros meses de embarazo, sin m¨¢s reglamentaciones, en la antigua Alemania Occidental el problema es una asignatura pendiente que nunca lleg¨® a resolverse de manera clara.En 1975, cuando gobernaba en Bonn la coalici¨®n socio-liberal (SPD y FDP), el Bundestag aprob¨® la despenalizaci¨®n adoptando una ley de plazos. La derecha contratac¨® y llev¨® el asunto hasta el Tribunal Constitucional de Karlsruhe. Los jueces se ampararon en el cl¨¢sico argumento de la defensa de la vida que establece la Ley Fundamental y declararon inconstitucional la ley.
El aborto sigui¨® pues penalizado y se adopt¨® finalmente una ley bastante similar a la espa?ola en la que se autoriza la interrupci¨®n del embarazo en los tres casos cl¨¢sicos -peligro para a vida de la madre, violaci¨®n y malformaci¨®n del feto- con el a?adido de que un consejo formado por m¨¦dicos y autoridades locales decide si la mujer en cuesti¨®n puede o no abortar.
La realidad resultante ha sido que en las grandes ciudades y en las zonas dominadas por la Izquierda las mujeres han podido abortar sin mayores dificultades, mientras en las zonas conservadoras o profundamente cat¨®licas ha sido casi imposible.
La ruta de Holanda
Hasta ahora, las alemanas occidentales emprend¨ªan la ruta de la vecina Holanda, donde el aborto es libre. Pero incluso all¨ª llegaba el celo de las autoridades. Intermitentemente, las mujeres que volv¨ªan de los Pa¨ªses Bajos eran retenidas en la frontera y sometidas a un examen ginecol¨®gico, que en algunos casos llevaba a su procesamiento.Desde el pasado tres de octubre, fecha de la unificaci¨®n, ya no es necesario salir del pa¨ªs. Basta con cruzar el Elba y abortar legalmente y a cargo de la seguridad social. Una situaci¨®n un tanto curiosa. Pero a los altos cargos del Gobierno que negociaron el tratado de unificaci¨®n, en su mayor¨ªa democristianos (CDU), no les fue posible convencer a sus correligionarios orientales de que adoptaran la ley de Bonn. Mientras que en la antigua RFA la CDU es un b¨¢sicamente cat¨®lica, creada por un renano, en la vieja Prusia y aleda?os, los democristianos son protestantes.
El problema del art¨ªculo 218 -pues ¨¦ste es el n¨²mero del p¨¢rrafo del C¨®digo Penal que penaliza el aborto- ha quedado colgando como una espada de Damocles sobre la coalici¨®n de democristianos, liberales y socialcristianos b¨¢varos que gobierna en Bonn. Mientras que la CSU de Baviera, el reducto m¨¢s conservador y clerical de Alemania, pretende incluso endurecer los t¨¦rminos de la actual ley, los liberales se han declarado ya abiertamente por volver a la ley de plazos que el Tribunal Constitucional desarbol¨® en 1975.
En la izquierda, tanto el SPD Como los comunistas renovados del PDS o Los Verdes, est¨¢n por la despenalizaci¨®n, pero incluso en el seno de la CDU son cada vez mas las voces que claman en este sentido. La presidenta del Bundestag, Rita S¨¹ssmuth, encabeza la corriente m¨¢s decidida por la legalizaci¨®n de la interrupci¨®n del embarazo, y junto a ella se han colocado pol¨ªticos de peso como el ministro presidente de Sajonia, Kurt Biedenkopf.
La opini¨®n p¨²blica, tambi¨¦n esta mayoritariamente a favor de la despenalizaci¨®n. Un 55% en Occidente y un 75% en la ex RDA. La poderosa Iglesia cat¨®lica habla del "holocausto" de ni?os. Falta por saber lo que piensa ahora el Tribunal Constitucional de KarsIruhe, cuya composici¨®n ya no es la de 1975.
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